masterclass de aristocracia La exposición que tienen que ver Leonor y Letizia en el palacio de Liria: la Fundación Casa de Alba abre los armarios de duquesas y emperatrices

Hablamos con Eloy Martínez de la Pera, comisario junto a Lorenzo Caprile de 'La moda en la Casa de Alba', de las claves de la exposición más seductora del otoño. Quién no quiere ver diseños estrella de Eugenia de Montijo, la duquesa Cayetana o Sofía Palazuelo en el Palacio de Liria.

Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba, en la plenitud de su belleza y madurez, fotografiada en el Palacio de Liria en 2000. / GETTY IMAGES

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

La gran cita de moda del otoño ya ha enviado invitaciones para su inauguración, el próximo día 18 de octubre en el Palacio de Liria. Hablamos, claro, de 'La moda en la Casa de Alba', un retrato emocional y textil de la indumentaria que distinguió al ducado de Alba desde la explosión de ingenio y tendencia de la emperatriz Eugenia de Montijo hasta hoy. La mirada, sabia y sensible, es de Lorenzo Caprile y Eloy Martínez de la Pera, sus comisarios.

Preparémonos para un concentrado exquisito de historia de la moda, tal y como hoy la conocemos: con sus diseñadores estrella, sus tendencias globales y sus colecciones. En 'La moda en la Casa de Alba' se exponen cien piezas, 30 de ellas vestidos y uniformes, además de accesorios y retratos de Madrazo, Sorolla, Zuloaga o Winterhalter. Atención, porque estarán los vestidos de novia de la duquesa Cayetana, Eugenia Martínez de Irujo y Sofía Palazuelo.

Hablamos con Eloy Martínez de la Pera, el comisario español de referencia para cualquier proyecto que integre arte y moda, mientras ultima las correcciones del catálogo de la exposición, desde ya objetivo de aficionados y coleccionistas. Martínez de la Pera nos alerta de algo más: se anuncia un 'merchandising' de lo más divertido. Advertimos: todo apunta a un 'sell out' de las piezas mas codiciadas. No conviene dejar 'La moda en la Casa de Alba' para el último momento.

Vestido de cóctel de Manuel Pertegaz, propiedad de Cayetana Fitz-James Stuart. / d.r.

¿Qué vamos a ver en 'La moda en la Casa de Alba'?

La mayor concentración por metro cuadrado de belleza, tanto en el mundo de la pintura como en el mundo de la moda, que yo creo que se ha vistonunca en una exposición de moda. Te diría que tanta belleza incluso abruma, porque además todas las piezas están muy cerca: los cuadros de gran formato, los vestidos… Están casi encima.

Este elemento de barroquismo tiene mucho que ver con Lorenzo [Caprile], incapaz de dejar de añadir piezas bellas a la exposición, a pesar del espacio limitado con el que contábamos. Esa ha sido la causa de nuestras mayores confrontaciones. Pero es que la exposición recoge dos siglos de moda narrada a través de la familia Alba . Moda con mayúscula, es decir, ya como concepto moderno, con autores, tendencias y colecciones.

Y con mujeres que dictan moda, como Eugenia de Montijo.

Sí, partimos desde Charles Frederick Worth y el nacimiento de las revistas de moda, a mediados del siglo XIX y con Eugenia de Montijo como la primera gran 'influencer' universal. Dichas revistas difundían los patrones de los grandes diseñadoras que, así, viajaban a Estados Unidos. La propia madame Lincoln, la mujer de Abraham Lincoln, llevaba reproducciones de los vestidos de Eugenia de Montijo copiados por su costurera.

La influencia de Eugenia de Montijo cruzó el Atlántico . Ella creaba tendencia: llevar mantilla, usar el abanico, lucir volantes en las faldas. Todas, un reflejo de lo que era lo español en la moda. Es algo que se va a poder ver en otro elemento importante en esta primera parte de la exposición que es la importancia del retrato a la hora de reflejar la moda, la dignidad de la indumentaria, de una época. Está en Sorolla, en Madrazo, en Winterhalter...

¿Qué otras mujeres de la casa Alba recogen esa distinción en la moda o e esa conciencia de la indumentaria como influencia, como poder?

Para mí es un personaje fundamental María del Rosario Falcó, la décimo sexta duquesa de Alba. Ella recoge recoge el testigo de la sofisticación de Eugenia de Montijo. Ella encarna la exquisitez, la elegancia. También gracias a su gran intuición acerca de quiénes eran los grandes diseñadores de finales del XIX y principios del XX. Se ve en el retrato que le hizo Federico de Madrazo. Y también en el que le hizo Ignacio Zuloaga a su hija, María del Rosario de Silva y Gurtubay . Ambas fueron mujeres muy elegantes.

Velo de boda de la emperatriz Eugenia de Montijo, / D.R.

¿Y la duquesa Cayetana?

De Cayetana, es cierto que que conocemos sobre todo este elemento de informalidad. Pero cuando ves sus piezas, adviertes otros. Por ejemplo, que apoyó muchísimo a los diseñadores nacionales, de Pedro Rodríguez a Pertegaz . Esto es muy importante. También confió enormemente en una diseñadora fundamental para mí que fue Flora Villarreal, la autora de su vestido de novia.

Con el paso del tiempo, Villarreal se ha visto muy opacada por los Balenciaga del momento, pero fue una grande, de las grandes diseñadoras del siglo XX. Y la duquesa Cayetana fue muy fan de ella y tuvo muchas de sus creaciones en su armario. En la exposición mostramos, además del vestido de novia de la duquesa de Alba, un diseño de noche. Y demostraremos cómo Cayetana apoyó a las grandes 'couturiers' mujer.

Otro elemento importante que trasluce el armario de la duquesa Cayetana es cómo supo utilizar su título para relanzar la vida social de la alta socieda de Madrid a través de la moda. Por eso en la exposición hablamos del desfile de Dior que tuvo lugar en el Palacio de Liria, en 1959. Trajo la colección de alta costura a Madrid y tenemos fotografías de ese momento y de Cayetana con el diseñador de aquella colección, Yves Saint Laurent.

Cayetana tenía un sentir de la moda por un lado esteticista, pero por otro lado fue muy consciente de todo lo que comunica la indumentaria. Como Eugenia de Montijo, ella favorecía mucho todo lo español y le gustaba muchísimo la moda del sur de España. Incluso en ocasiones de gala, incluía algún elemento muy vinculado a lo español. Fue una gran embajadora.

Retrato de María Francisca de Sales Portocarrero, XV duquesa de Alba, obra de Franz Xaver Winterhalter. / D.R.

¿ Qué podemos decir de Eugenia Martínez de Irujo, la mujer de la Casa Alba que hereda el espíritu de Cayetana?

Rescatamos una pieza maravillosa que es su traje de novia, creación de Emanuel Ungaro. Fue muy mediática, por lo que significó esa ceremonia nupcial, sino porque como pieza refleja también parte del carácter de la propia Eugenia. Es decir: es un vestido que tiene muchísima majestad desde la sencillez. Refleja su personalidad cuando ella tiene que formalizar la etiqueta.

Creo que Eugenia no es nada pretenciosa en lo que a alta costura se refiere. Y después yo creo que ella tiene la frescura en sus estilismos muy propia de su alegría de vivir. Es una mujer a la que le gusta disfrutar de la vida y creo que su indumentaria, sus estilismos, la ropa que ella elige, lo expresa. A mí eso me parece maravilloso.

Ahí ha heredado un elemento de su madre que es que es muy importante. Para mí, la verdadera elegancia no es la de los que siguen las modas, sino la de quienes las crean a su medida. Y creo que Eugenia tiene ese poder de crear tendencias para ella misma. Su vestuario refleja esa vivacidad, ese elemento vivaz y disfrutón de la vida que ella misma tiene.

Manto de la Orden de Calatrava de Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, XVII duque de Alba. / d.r.

¿Cómo recoge Sofía Palazuelo, la próxima duquesa de Alba, el legado de moda de estas increíbles mujeres?

Sofía tiene el aura de la elegancia innata de la que hablaba Baudelaire. Es elegante sin hacer ningún esfuerzo. Va a ser una maravillosa duquesa de Alba que continúe la tradición de distinción que requiere el cargo, con mucha serenidad y sofisticación y cero barroquismo. A ella le sobra distinción para ser representante y custodia del legado de la familia, el mismo que ahora la Fundación Casa de Alba comparte con tanta generosidad.

Yo creo que es huelga decir que Sofía Palazuelo, la duquesa de Huéscar, es una mujer elegante, porque trasmite la serenidad de la belleza en la alta costura. Eso está en ella independientemente de que vaya vestida de Jan Taminiau o de otro gran diseñador. Ella es poseedora de la serenidad de lo bello.

¿Qué pieza la representan la exposición?

El traje de boda porque que le hizo Teresa Palazuelo, su tía. Aprovechamos para hacerle un homenaje porque, además, ella fue la maestra de Lorenzo Caprile en el diseño de trajes de novia. Y, de paso, subrayamos a otra mujer como diseñadora de un vestido nupcial. De alguna manera Teresa Palazuelo toma el relevo de Flora Villareal, 70 años después.

¿Cuál es tu pieza favorita?

Cualquiera de las dos firmadas por Flora Villareal. Quiero reivindicar a Flora Villareal y a otras muchas mujeres que tuvieron talleres de alta costura increíbles y con cuyo legado no hemos sido justos. No sabes la ilusión que me haría poder darles el lugar que merecen desde una exposición...

En ella incluiría no solo a Villareal, sino a Henriette Negrin, la mujer de Fortuny, a Carmen Mir, Asunción Bastida… Son diseñadoras que, además, son mucho más generosas en sus creaciones, porque son muy conscientes de que ningún diseño puede esclavizar a quien lo lleva.

Sombreros de copa alta y sombrerera de Lock & Co. Hatters, de Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó. / d.r.

¿A quién le debemos el regalo de abrir los armarios de las mujeres de la Casa de Alba?

A Lorenzo Caprile. Es como esas llaves maestras que que pueden abrir tanto las puertas más sencillas y humildes como las más aristocráticas y ocultas. La gente confía en él y él sabe transmitir confianza. Como diseñador, sabe crear momentos muy especiales, únicos, para las novias.

Ha compartido tantos momentos de felicidad con sus clientas, tantas confidencias, que se sabe que es una persona en la que se puede confiar plenamente. Esa confianza ganada ha sido esencial para la exposición, porque nadie nos ha negado nada de lo que hemos solicitado.

Para mí, Lorenzo Caprile es la persona que más sabe de moda y de historia de la moda en este país. Siempre digo que es el Christian Lacroix español: un verdadero erudito. Pero, además, conoce perfectamente los entresijos de la creación de las grandes familias de la aristocracia española. Es algo que muchas veces no deja ver, porque es increíblemente modesto sobre sus talentos.

¿Cómo fue el diálogo con el actual duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart?

Nos ha dado libertad absoluta pero, además, se siente muy implicado en la exposición, porque estamos hablando de sus abuelos, de sus bisabuelos, de sus tatarabuelos. Y, sobre todo, de su madre. Al final, hay un elemento de emoción. Para él, la exposición es tremendamente emocional y va a ser inolvidable, porque va a ser consciente del legado que custodia en herencia , también en la moda.

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