La princesa TNT
La princesa TNT
La excéntrica princesa alemana que pasó de ser un icono del estilo punk de los años 80 a una católica conservadora conocida por codearse con figuras de extrema derecha se ha visto en el centro del escándalo que rodea a los regalos sin declarar de varios de los jueces del Tribunal Supremo de Estados Unidos. En concreto, Gloria von Thurn und Taxis obsequió al magistrado Samuel A. Alito y a su esposa con unas entradas valoradas en 900 euros para una fiesta en su castillo y para la inauguración del Festival de Bayreuth, el principal escenario del mundo para la representación de las óperas de Wagner.
Esta revelación ha provocado una oleada de críticas a estos poderosos y vitalicios magistrados, que ya llevan tiempo en el punto de mira después de una serie de revelaciones de que algunos de ellos, sobre todo el juez Clarence Thomas, no informaron de lujosos regalos y viajes de benefactores ricos.
Defendiendo su buena acción, la princesa ha declarado al 'New York Times' que ve al juez como «un héroe», ya que «está a favor de la vida en una época en la que la mayoría sigue la cultura de la muerte. Los cristianos creen en la vida. El zeitgeist [el espíritu del tiempo] es nihilista y cree en la destrucción«. La aristócrata alemana, de 64 años, asegura que el juez Alito y su esposa, Martha-Ann, son sus »amigos« y que, tras las fiestas de su castillo, los tres asistieron juntos al prestigioso festival de música clásica.
«Una nueva estrella irrumpe en el circuito social internacional: tiene veinticinco años, está casada con el mayor terrateniente de Alemania y está que arde. La princesa Gloria von Thurn und Taxis es una versión salvaje de su amiga la princesa de Gales». Así la describía precisamente un artículo del diario neoyorquino en 1985, cuando fue apodada 'la princesa TNT' por su explosiva personalidad.
Pero de ser protagonista de fiestas junto a Mick Jagger o Andy Warhol pasó a estar en el centro de la polémica tanto en Estados Unidos como en Europa como figura central entre los católicos romanos tradicionalistas opuestos al papa Francisco. Su mencionado castillo de 500 habitaciones en Ratisbona ha sido descrito por Stephen Bannon, estrecho estratega y aliado de Trump, como una «escuela de gladiadores» para la formación teológica y mediática de católicos conservadores hostiles al pontífice argentino.
Nacida como la condesa Gloria Schönburg de Glauchau y Waldenburg, tras pasar su infancia en Togo y Somalia, Gloria ha asumido muchos papeles a lo largo de su vida: novia de cuento de hadas, carnaza para los paparazzi, mujer de negocios o regente de su hijo menor de edad tras la muerte de su marido. Sin embargo, a pesar de la implacable franqueza que ha demostrado en numerosas entrevistas, incluso en los temas más espinosos, su última encarnación, como mensajera de Dios sin filtros, ha sido la más polémica.
La aristócrata atribuye su inmersión total en el catolicismo a la muerte de su marido en 1990, que la dejó no solo con tres hijos que criar, sino también con deudas e impuestos de sucesión estimados en aquel momento en más de 350 millones de euros. Para sanear sus cuentas vendió algunos de los negocios de la familia y, en una decisión que no sentó bien a algunos miembros del clan Thurn und Taxis, gran parte de las joyas de la familia.
La princesa Gloria, que sigue hoy en día siendo una figura relevante en la alta sociedad moviéndose con soltura entre Nueva York y Roma o acudiendo a las fiestas de cumpleaños de Hillary Clinton, nunca ha dejado de escandalizar con sus declaraciones. Por ejemplo, con sus comentarios racistas o despectivos hacia los homosexuales en varias entrevistas. Célebre fue el momento en que le dijo a un presentador de la televisión alemana en 2001 que África tenía una alta tasa de enfermos de sida porque «a los negros les gusta mucho copular».
Pero las personas más cercanas a ella insisten en que la desconexión entre su estilo de vida y su sistema de creencias es solo una de sus muchas contradicciones. «Lo extraño de Gloria es que está plagada de paradojas. Por un lado, es conservadora a ultranza, incluso reaccionaria; por otro, es un espíritu totalmente libre que disfruta leyendo a G. K. Chesterton tanto como a William Burroughs», afirmó en una ocasión su hermano Alexander von Schönburg en declaraciones a 'The Guardian'.
La alemana estuvo presente en 2022 en el Congreso Mundial de las Familias que tuvo lugar en México y donde coincidió con Tamara Falcó. Allí aseguró que va a misa cada día, se mostró en contra del aborto y la eutanasia y habló del «comedor para pobres» que ha instalado «en el cuarto más bonito de mi palacio».