Matrimonios de conveniencia, dramas y una vida de lujos royal: los Hohenlohe, los aristócratas alemanes que dejaron huella en la sociedad española

Su nombre está unido a Marbella, pero también a la casa de Alba, al mundo de las finanzas y al ducado de Medinaceli, uno de los más importantes de España. ¿Cómo llegó a España esta ilustre casa principesca alemana, que data de la Alta Edad Media?

Como suele ser habitual fue mediante un matrimonio. El del príncipe Maximiliano Egon de Hohenlohe-Langenburg ( abuelo de Ana Gamazo y, para que te pongas en contexto: he aquí el dramático matrimonio de Ira de Furstenberg y Alfonso de Hohenlohe) con la aristócrata española María de la Piedad de Iturbe, conocida como Piedita. La pareja tuvo seis hijos y, de entrada, se estableció en el palacio familiar de los Hohenlohe, en Bohemia, en la hoy República Checa. Pero las cosas se complicaron con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Tras la ocupación nazi decidieron instalarse en España, en el palacio familiar de los Iturbe, a las afueras de Madrid.

El matrimonio tenía una relación personal con el rey Alfonso XIII que le permitió salir adelante financieramente. Pero no era suficiente, así que el Príncipe Maximiliano, aconsejado por un amigo, decidió comprar una finca en un pequeño pueblo de pescadores de Málaga. Aquella transacción fue el comienzo de Marbella y de una legendaria manera de divertirse y vivir la noche de la jet set. La primera vez que el príncipe llegó al lo hizo en su «rolls-royce» y se dio cuenta de que era mucho más barato comprar una casa en el Mediterráneo que calentar un palacio todo el invierno en Madrid. Fue así como tomó la decisión. Adquirió una villa llamada Santa Margarita y la extensa finca que la rodeaba. Era el año 1947 dividió la parcela en varias fincas que vendió a compradores ilustres como los Bismarck, los Rothschild o los Thyssen. Una de ellas fue para su segundo hijo, Alfonso, que construyó en ella un hotel de 20 habitaciones independientes para disfrutar de la tranquilidad a orillas del mar.

Así nació el Marbella Club, que se inauguró en 1954. El lugar ofrecía un lujo discreto, con un toque rural, e intimidad. Un remanso de paz para los poderosos. Sus fiestas se hicieron legendarias. Sus huéspedes eran aristócratas europeos y estrellas de Hollywood, como Elizabeth Taylor, Audrey Hepburn o Brigitte Bardot. Poco a poco, Marbella se convirtió en un reconocido enclave para el veraneo de la jet set, a la altura de la Costa Azul. Puerto Banús, construido en los años setenta, abrió el acceso a las grandes fortunas de Oriente Medio, que atracaban allí sus yates. Pero la legendaria Marbella donde descansaban los privilegiados empezó a perder su lustre y acabó convertida en la meca del exceso inmobiliario. Ya no tenía nada que ver con el legado de Alfonso de Hohenlohe, que falleció en 2003, a los 79 años, tras pasar por tres matrimonios, el primero con una jovencísima princesa Ira de Fürstenberg, con la que tuvo dos hijos, Marco y Hubertus. Alfonso fue el único de sus hermanos que no se casó con ninguna joven de la aristocracia o de la alta sociedad española. Tras su divorcio de Ira, se casó con la actriz Jackie Lane, con quien tuvo una hija, y con Marilys Heynes, que falleció tres años antes que él, a pesar de llevarse dos décadas.

Estos son algunos de los Hohenlohe-Langeburg más relevantes

Hubertus de Hohenlohe

Es el segundo hijo del matrimonio de Alfonso Hohenlohe con Ira de Fürstenbeg y el que se ha propuesto devolver su esplendor al Marbella Club. Organiza exclusivas fiestas para atraer a invitados refinados. Su misión, según ha confesado, es preservar el legado paterno y recuperar una Marbella lejos de la vulgaridad de estos últimos años. Hubertus ha sido, además de empresario, fotógrafo, decorador, presentador de televisión y esquiador profesional.

Hubertus Hohenlohe junto a su padre, Alfonso Hohenlohe / GTRES

Beatriz de Hohenlohe

Todos los hijos de Piedita y Maximiliano emparentaron con importantes familias españolas, salvo Alfonso. La princesa María Francisca, la hermana mayor de Alfonso, se casó con Claudio Gamazo, marqués de Soto de Aller, mientras el príncipe Christian lo hacía con Carmen de la Cuadra y de Medina, la princesa Isabel con el empresario catalán Joaquín Beltrán y Caralt, descendiente de la conocida familia Güell, el príncipe Maximiliano con Ana Medina y Fernández de Córdoba, marquesa de Navahermosa, hija mayor de la Duquesa de Medinaceli, y la princesa Beatriz con Gonzalo Fernández de Córdoba y Larios, duque de Arión y marqués de Malpica. Hoy solo sigue con vida Beatriz de Hohenlohe, la hermana menor de Alfonso. Beatriz es fotógrafa y llegó a la carrera inspirada por el fotógrafo Slim Aarons, que había ido a hacerle un reportaje a ella y a su marido y sus hijos en la casa familiar de Malpica. Ha recorrido el mundo con su cámara. Su trabajo se expuso en la UNESCO en 2011.

Victoria Hohenlohe-Langeburg y Medina

Es la actual Duquesa de Medinaceli, con solo 25 años, y es diez veces grande de España. Es nieta del Príncipe Maximiliano Hohenlohe y Ana de Medina y Fernández de Córdoba, la primogénita de la XVIII Duquesa de Medinaceli, la dinastía más importante de España, con un excepcional patrimonio artístico e inmobiliario, como la Casa de Pilatos, de Sevilla, el Hospital Tavera, de Toledo, o el Palacio de Oca, en Pontevedra. El título lo heredó Marco de Hohenlohe-Langeburg y Medina, porque ella falleció antes que su madre, tras convertirse en heredera por la reforma de la ley de sucesión de títulos nobiliarios, de 2006. Marco se convirtió en Duque de Medinaceli en 2013, pero falleció en 2016. Su hija Victoria es la actual Duquesa de Medinaceli, aunque en la familia se abrió una guerra por la herencia de los títulos que pertenecen al Ducado. Su tío abuelo, Ignacio de Medina, sostiene que su abuela Ana no debió ser la heredera y, al ser él el único hermano varón, le corresponde heredar. La disputa ha llegado hasta los tribunales. Están en cuestión 40 títulos, 11 de ellos con grandeza de España. Victoria es la mujer española con más distinciones nobles.

María de Hohenlohe-Langeburg

Es la hija del Principe Christian, el tercer hijo de Piedita y Maximiliano, y Carmen de la Cuadra y Medina, que pertenecía a una familia sin título, pero con dinero. María se casó con el segundo hijo de la Duquesa de Alba, Alfonso Martínez de Irujo. Fue la primera boda de un hijo de la Duquesa. María y Alfonso se casaron en 1977, en Marbella. La novia lució la famosa tiara familiar de los Alba. Pero las relaciones entre la Duquesa y María nunca fueron buenas. El matrimonio se divorcio en 1987, después de tener dos hijos: Luis Martínez de Irujo y Hohenlohe-Langeburg, Duque de Aliaga, casado con la historiadora del arte Adriana Marín Huarte, y Javier Martínez de Irujo y Hohenlohe-Langeburg, marqués de Almenara, casado con la diseñadora Inés Domecq. Todos ellos llevan una vida muy discreta.

Ana Gamazo Hohenlohe

Hija de la princesa María Francisca y del aristócrata Claudio Gamazo, Ana Gamazo Hohenlohe-Langeburg es una figura muy relevante de la vida social española, por su matrimonio con el empresario Juan Abelló, uno de los hombres más ricos de España, que en 2020, ocupó el sexto puesto de la lista Forbes. Ana Gamazo está comprometida con múltiples asociaciones benéficas entre ellas la Fundación Humanitaria AGH o la Sociedad Europea de Trasplantes. También fue vicepresidenta de la Fundación Anti Sida de España. Ana y su marido compraron en 1998 la finca Santa Margarita de Marbella, la residencia original comprada por sus abuelos Piedita y Maximiliano. Fue vendida en los años sesenta, pero ha vuelto a manos de los Hohenlohe.

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