La llamaron la Reina de Mayo, porque estuvo en el trono apenas 35 días de ese mes, posiblemente el reinado más breve de la realeza. María José es la última reina de Italia y un personaje singular, que detestaba a Mussolini y a los nazis y trató por todos los medios de deshacerse de ellos y de proteger a los suyos.
Era la hija menor –y la única– del futuro rey de Bélgica, Alberto I /
María José nació en Ostende, Bélgica, el 4 de agosto de 1906. En el bautismo le impusieron los nombres de Marie-José Charlotte Sophie Amélie Henriette Gabrielle. Era la hija menor –y la única– del futuro rey de Bélgica, Alberto I, y de su esposa, la duquesa Isabel de Baviera, y sobrina de la emperatriz Sissi . De niña fue enviada a un internado en Inglaterra, para protegerla durante la Primera Guerra Mundial, una circunstancia que la marcó de por vida y le hizo entender que un monarca debe estar al servicio de su pueblo.
De una belleza resplandeciente y con una fuerte personalidad, inteligente y amante del arte, en especial de la música, María José llegó a la corte de los Saboya, en 1929, para casarse con el príncipe heredero Umberto de Italia, príncipe del Piamonte, un matrimonio concertado por su madre. Maria José era entonces una de las pocas princesas perteneciente a una familia real reinante y católica y los Saboya buscaban emparentar con la más rancia realeza europea y entroncar con un país impecablemente democrático. La ceremonia se celebró en la Capilla Paulina del Palacio del Quirinal, en Roma, el 8 de enero de 1930. El príncipe le regaló a María José todo el ajuar nupcial y ayudó a crear el traje de novia, un diseño muy pesado en terciopelo blanco con una larga cola que a María José no le gustó. Se dice que el novio insistió en ver a María-José antes de la ceremonia, para comprobar que todo estaba perfecto, un signo de mal augurio. Parece que las mangas no estaban bien cosidas y el príncipe mandó arrancarlas y cubrir los brazos de la novia con largos guantes. Otras versiones cuentan que fue la propia novia quien descosió el encaje, enojada, porque eran demasiado ceñidas.
María-José era una princesa culta, de ideas liberales, mientras que Umberto había recibido una educación estrictamente militar. El matrimonio fue un fracaso desde el inicio. La princesa no entendía porque se inclinaban los Saboya ante Benito Mussolini. María José mostró su rechazo, desde el principio, por el dictador fascista, que acudió a la boda, y dejó claro que no estaba dispuesta a dejarse intimidar. Mussolini había sugerido que Maria José italianizase su nombre y utilizara el de Mari Giuseppina a la hora de firmar el registro de matrimonio. Pero la nueva princesa de Piamonte se negó. A Maria Jose Mussolini le parecía un peligroso bufón. Una actitud muy diferente a la de su suegro, el rey Victor Manuel III, y la de su esposo, que se plegaban cada vez más a sus deseos, incapaces de vislumbrar el peligro que suponían las políticas de Mussolini para ellos y para los italianos. Mussolini empezó a odiar a la nueva princesa y la prensa a publicar calumnias.
La reina tuvo 4 hijos Víctor Manuel de Saboya, María Gabriela de Saboya, María Beatriz de Saboya y María Pía Elena de Saboya. /
En 1934, nació su primera hija, Maria Pia. Después llegaron Victor Manuel, el heredero, Maria Gabriela, que fue novia de Juventud del rey Juan Carlos, y María Beatriz. Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, la princesa empezó a reunirse con destacados intelectuales antifascistas y trató de negociar un tratado de paz con Estados Unidos, a espaldas de los Saboya, con ayuda del futuro papa Pablo VI, para derrocar a Mussolini. También se puso en contacto con los opositores al régimen y con la resistencia, a quien entregó dinero y armas. Su matrimonio se desmoronaba. Corrían rumores sobre la homosexualidad del príncipe. Pero María José nunca aceptó los consejos para que se separara.
María José también intentó ayudar a su familia, tras la invasión nazi de Bélgica. Solicitó una reunión a Hitler para pedirle que respetara a su hermano, el rey Leopoldo III, encarcelado en uno de sus castillos, y no maltratara a su pueblo. Hitler no le hizo ningún caso, pero confesó que había quedado fascinado por ella. La llamó «la verdadera princesa aria» y dijo que sus ojos «eran como el cielo de Alemania». Maria José le detestaba y aseguró más tarde que, de haber tenido una pistola en la mano, le habría disparado. Trataba a los soldados nazis que se encontraba de puercos, para sobresalto de sus damas de honor.
Tras el golpe de Estado que derrocó a Mussolini, en abril de 1945, la familia real, que se había exiliado en Suiza, volvió a Italia. Pero el breve reinado de María José y Umberto, tan solo 35 días, mostró la debilidad de la monarquía, que fue rechazada en referéndum, el 2 junio de 1946. La pareja real partió al exilio, a Portugal, pero poco tiempo después, se separó. María José se marchó a Suiza con los niños. Pero su fé católica impidió divorciarse a los príncipes e incluso asistieron juntos a algunos actos después de separarse. María José falleció en Ginebra, a los 94 años, en 2001. En sus últimos años se dedicó al arte y a la música y creo una fundación para músicos con talento. Nunca regresó a Italia, ni siquiera para ser enterrada.