La Infanta Elena y Carolina de Mónaco son dos de las royals más mediáticas y queridas. La hija de los Reyes Eméritos de España y la de Rainiero y Grace Kelly pertenecen a una misma generación de princesas que abanderaron el cambio en Europa y aportaron frescura y modernidad a la institución. Sangre azul, sí, pero también una exquisita formación y una vida más allá de los muros de palacio. Eso sí, sin pasarse, que las leyes tanto en España como en el Principado las relegaron a un segundo escalón en la línea sucesoria por el mero hecho de ser mujeres. Pero no es el único paralelismo en su vida ni mucho menos el más curioso.

Como decíamos, tanto Elena de Borbón como Carolina Grimaldi son las primogénitas de las familias reales de España y Mónaco. Sin embargo, estos dos países comparten el dudoso honor, junto con Liechtenstein, de seguir manteniendo una suerte de Ley Sálica que, si bien no excluye a las mujeres de la herencia al trono, sí que antepone al varón en los derechos dinásticos. En España, saltándose a la torera el artículo que asegura que todos somos iguales ante la ley «sin que pueda prevalecer discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión u opinión», la propia Constitución marca que «la sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos». Por eso, a pesar de que tanto Elena como Carolina son mayores que sus hermanos varones, los que reinan en España y Mónaco son Felipe VI y Alberto II.

La infanta Elena, a pesar de ser la primogénita, ha visto como su hermano pequeño era coronado Rey de España. / gtres

Doña Elena y Carolina también comparten mala suerte en el amor. Tras 2 5 años casada con Jaime de Marichalar, nuestra Infanta y el padre de sus hijos, Froilán y Victoria Federica, anunciaron el famoso «cese temporal de la convivencia». Desde entonces, no se conoce pareja oficial a ninguno de los dos, aunque los rumores siempre están ahí (el último, a principios de este verano, cuando la prensa del corazón aseguró que estaba de nuevo enamorada). La Infanta, eso sí, sigue discreta con todo lo que tenga que ver con su currículo sentimental, en el que figuran nombres como Luis Astolfi (su primer novio y, dicen, gran amor), Alfredo Fernández Durán, Felipe Zulueta, Jorge de Habsburgo e, incluso, Fernando Garrido (su jefe en Mapfre) o el doctor Villamor (traumatólogo del emérito), muchos de ellos romances sin confirmar.

La infanta Elena y Jaime de Marichalar el día de su boda en Sevilla. / Gtres

Las relaciones de Carolina de Mónaco tampoco han tenido final feliz, pero a diferencia de nuestra Infanta Elena, las suyas han sido de todo, menos discretas. Su noviazgo y primer matrimonio con el 'playboy' Philippe Junot siempre estuvo mal visto por los Grimaldi, y terminó en un mediático divorcio al que siguieron años de desenfreno de la entonces joven princesa, que volvió loca a la prensa de sociedad de la época: del tenista Guillermo Vilas a Roberto Rossellini. Después conoció a Steffano Casiraghi, con quien se casó y tuvo a sus tres hijos mayores (Andrea, Carlota y Pierre) sin haber conseguido la nulidad de su primer matrimonio. Parecía que Carolina había encontrado por fin la estabilidad, pero un terrible accidente le arrebató a su gran amor, y la dejó viuda con solo 33 años y tres niños pequeños. Se retiró del mundo, se volvió a enamorar (del actor Vincent Lindon) y volvió a fracasar. Después, conoció a Ernesto de Hannover y tras tres años de noviazgo, se casó embarazada de su hija Alexandra en 1999. 22 años después, la pareja sigue casada, pero completamente rota, aunque a pesar de los escándalos del Príncipe alemán, parece que no se contempla el divorcio.

La Princesa Carolina y Ernesto de Hannover. / Gtres

Los hijos o, más bien, sus polémicas, también unen a la Infanta Elena y la Princesa Carolina, que han visto cómo sus vástagos han copado más titulares de los que les gustaría por sus correrías de juventud. Nada «grave», más allá de alguna que otra fiesta de más, romances polémicos y muy mediáticos, malas relaciones con la prensa… Los de Mónaco, más adultos, han sentado ya la cabeza y llevan una vida tranquila y aparentemente ejemplar. A los Marichalar-Borbón (Froilán tiene 23 años y Victoria Federica, a punto de cumplir 21) aún parece que les quedan unos cuantos escándalos por delante.

La Pricesa Carolina en una imagen de archivo con sus cuatro hijos y su hermana Estefanía. / Gtres

Pero más allá de escándalos, dramas familiares y cuestiones dinásticas, Carolina y Elena están unidas por el estilo. Las dos princesas han hecho de la naturalidad su seña de identidad: sus looks, aunque sofisticados, suelen ser relajados y con un punto boho (aunque ese punto lleve la firma de Chanel en el caso de Carolina), ambas lucen sus canas sin complejos y pueden presumir de ser del selecto club de las royals que no han pasado por el quirófano para hacerse retoques (o, al menos, no se les nota).

La Infanta Elena con sus hijos, Froilán y Victoria Federica. / Gtres