Cada movimiento, cada detalle de la despedida, el funeral y el entierro de la reina Isabel II ha sido previsto hace décadas. Nada es una improvisación, aunque los diarios británicos van informando de los mínimos ajustes que la Casa Real británica realiza a cada paso, tratando de escudriñar lo que ocurre tras la fortaleza de la agenda oficial y los gestos coreografiados. En el caso del ataúd, esa pieza misteriosa que ha viajado de Balmoral a Londres, todo está atado y bien atado.
Hasta el funeral del próximo lunes 19 de septiembre, el ataúd de la reina Isabel II ocupa el centro de atención sobre el que gira toda la programación de la despedida pública y privada a la longeva monarca. Desafortunadamente no podemos verlo en detalle, pues se desplaza cubierto por el estandarte real.
El estandarte real es el emblema de la monarquía que tradicionalmente ondeaba sobre Buckingham, Sandringham o Windsor cuando la reina estaba allí. A lo largo del recorrido del cortejo fúnebre de Isabel II también hemos podido ver sobre el féretro un arreglo floral compuesto por rosas blancas, fresias, crisantemos, romero y brezo blanco de Balmoral, el castillo en el que falleció la reina.
Durante su estancia en la catedral de Saint Giles de Edimburgo , se situó sobre el ataúd la corona de Escocia, la más antigua de Reino Unido y una de las más antiguas de Europa, con 500 años de historia. La imponente joya pesa más de un kilo y medido y está hecha de oro, con 22 gemas, 20 piedras preciosas incrustadas yperlas de agua dulce procedentes de los ríos de la nación.
Una vez instalado el ataúd en la capilla ardiente del palacio de Westminster de Londres, el féretro de la reina permanecerá oculto por el emblema real y, además, se colocará sobre él otras dos insignias reales, el cetro y el orbe, un globo terráqueo rematado por una cruz que simboliza el mundo cristiano.
Desde 1910 y la muerte del rey Eduardo VII, Westminster Hall, la parte más antigua en pie del homónimo palacio, acoge las capillas ardientes de los monarcas. Los féretros cerrados reposan en un catafalco en medio de este salón de 900 años de antigüedad. Militares de la guardia real, de la infantería o del regimiento de caballería de Casa Real velan los restos mortales de la difunta monarca, cabizbajos y de espaldas al ataúd.
Es importante reseñar que el ataúd ya se encuentra sellado, por lo que el rostro de la reina no podrá volver a ser visto. Sabemos algunas particularidades sobre el féretro en el que descansan los restos de la reina, por ejemplo que fue encargado y realizado hace tres décadas y que es muy similar al que se destinó a Felipe de Edimburgo, su esposo, fallecido en abril de 2021.
Ambos ataúdes fueron entregados en 1991 a la empresa funeraria londinense Leverton and Sons, encargados de las exequias reales como antes hicieron con las de Margaret Thatcher o Diana Spencer. De hecho, todos los miembros de la familia real tienen ya sus ataúdes preparados, para que puedan usados en caso de necesidad sin ningún tiempo de espera. Y todos fabricados igual: con roble inglés, muy difícil de obtener hoy en día, y revestidos de plomo.
Tradicionalmente, la casa real británica solía utilizar roble inglés procedente de los bosques de Sandringham para fabricar los ataúdes reales. Sobre el revestimiento de plomo, utilizado también en el féretro de Winston Churchill, también es hoy excepcional, pues la actualización de materiales y procesos aconseja hoy el zinc, más barato y manejable.
Sin embargo, el plomo es imprescindible en enterramientos en los que el féretro se sitúa expuesto y no bajo tierra, pues sella herméticamente y permite que el cuerpo se conserve intacto al menos durante un año, Como contrapartida, su peso requiere que no sean seis sino ocho personas las encargadas de portarlo.
El ataúd de la reina Isabel II lleva, además, unas asas de latón diseñadas específicamente para los ataúdes reales, al igual que ciertas sujeciones situadas estratégicamente en la tapa, para soportar sin incidentes las insignias de la monarquía. La firma que fabricó el ataúd de Isabel II es Henry Smith, cerrada en 2005 y famosa por haber diseñado los féretros de famosos como Freddie Mercury o Jimmy Hendrix.