Isabel II, que a sus 95 puede presumir de ser una de las mujeres del mundo que más ha visto y vivido, tiene que echar el freno. Hasta hace poco, eran frecuentes sus fotos montando a caballo, sin embargo, últimamente ha aparecido con bastón en sus actos públicos, algo que ha hecho saltar algunas alarmas. Los médicos acaban de prohibirle beber alcohol, on el objetivo de llegar en plena forma a su Jubileo de Platino, que celebra sus 70 años en el trono el próximo mes de mayo. Con esta restricción, tendrá que dejar de lado una de las grandes tradiciones de la familia real británica, de la que la reina madre era la principal precursora.
En mayor o menor medida, el alcohol se instala en la rutina de los parientes más cercanos de Isabel II. Al menos así era cuando su madre vivía, que según Margaret Rhodes, sobrina y dama de compañía de la reina madre. Isabel Bowes-Lyon tenía un procedimiento con los brebajes que no perdonaba: ginebra y Dubonnet antes de comer, vino durante, un martini antes de la cena y, para terminar, champán. Popularmente se decía que había vivido 101 años conservada en ginebra. Así lo cuenta el historiador Adrian Tinniswood en Behind the Throne: A Domestic History of the Royal Household.
En la primera biografía publicada tras su muerte, en 2009, Reina Isabel, la reina madre. Una biografía oficial, el historiador William Shawcross confesaba que la reina siempre se quejaba a su marido durante su primera embarazo. En 1925, cuando no podía beber alcohol, aseguraba: «La sola visión del vino me sube el ánimo. ¿No es extraordinario? Sería una tragedia si no pudiera beber nunca más».
La princesa Margarita también hacía gala de este tipo tradiciones y solía tomarse un vodka antes de almorzar, pero después del baño relajante que se daba cada día, preparado por sus damas de compañía. A la hora de la comida, compartía con la reina madre la famosa botella de vino que siempre tomaba.
El verano pasado se hizo viral la noticia de que la reina Isabel II acababa de comercializar una bebida con sello real: una ginebra aromatizada con plantas directamente salidas del palacio de Buckingham. Hacía así honor a su tradicional ginebra acompañada de Dubonnet. Pero antes de esta, había otras bebidas alcohólicas a la venta desde palacio: un oporto portugués, un champán brut y un vino tokaji.
La rutina de Isabel II, hasta ahora, era mucho mas escueta, según ha explicado una fuente cercana a la familia a la versión estadounidense de la revista Vanity Fair. La monarca bebía un dry martini cada noche. «No es que suponga un gran problema para ella, no es una gran bebedora, pero parece un poco injusto que a estas alturas de su vida tenga que renunciar a uno de sus pocos placeres», se quejaba la fuente.