Hace tiempo que Jaime de Marichalar , hace no tanto tiempo poco más que un proscrito en la familia real española, se redimió de los pecados y faltas que cometió durante su matrimonio con la infanta Elena . El escándalo no pudo sersilenciado allá por 2008, pero todo el mundo sabía que a él le gustaba en demasía la fiesta y la noche, mientras que ella era más de la hípica y las mañanas. La relación, de la que nacieron sus dos hijos, Felipe Juan Froilán y Victoria Federica, fracasó oficialmente en 2007 y Marichalar quedó maltrecho, también debido a un ictus sufrido en 2001. Sin embargo, su figura ha ido ganando enteros gracias a un silencio sepulcral y a su talento para la moda, aprovechado en su momento por Elena de Borbón y, ahora, por su hija Victoria Federica.
La crítica y los expertos de moda señalan a Jaime de Marichalar como el verdadero Pigmalión de Vic, a la que quiere colocar como ejecutiva en una gran marca del lujo, a ser posible asentada en Paris. Recordemos que Marichalar es consejero de Loewe y Fendi y copropietario de la firma B-Corner, que diseña ropa de caballero a medida. Ahora mismo, padre e hija son uña y carne. Tanto, que la ha llevado de la mano a los desfiles parisinos de Dior, Louis Vuitton y Loewe, la marca que más suena como destino profesional futuro de la única influener royal hasta la fecha. Froilán, ni está ni se le espera.
La última vez que trascendió una salida de Jaime de Marichalar con su hijo mayor fue justamente hace un año, con motivo del 58 cumpleaños de Jaime de Marichalar. Comieron juntos, pero ni entonces fue posible captar una imagen de padre e hijo. No se les fotografía codo con codo acaso desde 2016, con motivo de una corrida de toros en Illescas a la que asistieron juntos y con algunas de sus juveniles juergas ya argumento en los medios de comunicación.
Durante el último lustro, con cierta acumulación de novias y escándalos en su biografía mediática, Froilán ha ido desapareciendo de la órbita de su padre, con el que siempre tuvo una magnífica relación. La comunicación está asegurada, pues el ex de la infanta Elena ha estado siempre muy pendiente de sus hijos, pero la ausencia de fotografías que confirmen una conexión más estrecha es sorprendente. ¿Qué ha podido provocar este distanciamiento? Las teorías son varias.
Una de las más plausibles tiene que ver, precisamente, con el comportamiento de Froilán , grabado recientemente en estado de ebriedad en una discoteca madrileña, de la que le tuvieron que echar los porteros. Parece que la infanta Elena es mucho más permisiva que Jaime de Marichalar con las andanzas de su hijo, quien ha podido recibir reprimendas paternas tanto ahora como durante sus salidas de tono en plena pandemia. Si Felipe Juan Froilán ha basculado en favor de su madre, se explica que no figure en la agenda de citas paterna.
La relación entre Elena de Borbón y su ex no es fluida, por no decir que es nula. De hecho, la la periodista Carmen Enríquez contó en su libro «Sofía: nuestra reina» que Marichalar jamás fue bien recibido en la familia Borbón. «Doña Sofía no estuvo nunca muy convencida de que Jaime de Marichalar se casara con su hija por amor, sino que siempre creyó que le movieron otros intereses. A lo que hay que añadir que no le gustaba el trato con su hija durante el tiempo que estuvieron unidos en matrimonio», desvelaba Enríquez.
Otro factor que puede pesar en esta ausencia de testimonio gráfico de la buena relación padre-hijo es la rebeldía de este, que contrasta enormemente con la decisión de Victoria Federica de dejarse guiar por su padre. La joven sigue al dedillo sus consejos y le pide permiso para todo, además de cuidar su imagen pública al milímetro, como muestra su decisión de ser entrevistada en una revista de moda para dejar que la conozcan como «una chica normal de 21 años, amante de los toros, de Andalucía y el flamenco, con inquietudes y una profunda creencia en Dios». Froilán, sin embargo, vive su vida sin atender a su reputación ni a sus apellidos, y sin preocuparse en absoluto ni por el estilo ni por la moda, las dos obsesiones de su padre.
La elegancia que Jaime de Marichalar tanto se preocupa por encarnar tiene sin cuidado a Felipe Juan Froilán. Sin embargo, fue el derroche de estilo el que procuró la amistad de Marichalar con Rafael Medina, duque de Feria e hijo mayor de su íntima amiga Naty Abascal. Para Marichalar, Rafael es el epítome de la elegancia y un modelo de hijo. De hecho, se rumoreó que el ex duque de Lugo pudo promover su contratación en la sede madrileña de un banco suizo en el que él mismo trabajó hasta 2013. Sin duda, no puede haber más distancia entre el duque de Feria y Froilán, aunque los últimos acontecimientos en la familia de Naty Abascal permitan dudar de si la elegancia basta y sobra para determinar la calidad de las personas.
20 de enero-18 de febrero
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