¿Error de protocolo?
¿Error de protocolo?
Los detalles de la coronación de Carlos III son infinitos. Ya sabemos que la intención del rey fue celebrarla de manera más discreta que su madre, la reina Isabel II, pero lo cierto es que ha costado el triple. También han asistido una cantidad de monarcas inédita, pues en las anteriores ceremonias de coronación no acudió ninguno: era considerado un asunto exclusivamente nacional. Y los reyes Felipe y Letizia han ocupado un lugar privilegiado. El look de la reina, que apostó por el rosa ( uno de sus colores favoritos), no dejó indiferente a nadie.
Los reyes españoles no decepcionaron con su atuendo, irreprochable en ambos casos. El rey Felipe VI lució el uniforme de capitán general de los Ejércitos y el collar de la Orden de la Jarretera, la máxima distinción británica que le impuso la recordada Isabel II. La reina Letizia deslumbró con su diseño rosa de Carolina Herrera y pamela de rafia. A la salida de la embajada española en Londres se les veía espectaculares.
El impacto de la pareja formada por el rey Felipe y la reina Letizia siempre está asegurado por la altura y el porte elegante de él y el estilo de ella. Sin embargo, su visibilidad en la zona de invitados de Westminster Abbey no estaba garantizada, pues depende exclusivamente de la posición que ocupa en las hileras de sillas, como pudimos comprobar en el funeral de Isabel II. Entonces, un tiro de cámara cenital permitió ver perfectamente a la reina, flanqueada por el rey emérito Juan Carlos.
Esta vez no había tanta expectación por comprobar el 'seating' de la coronación en la Abadía de Westminster, aunque sin duda ha traído más cola que en el funeral. Primero, por la delicada situación de algunos miembros de la familia real, cuestionadísimos por la Corona y la ciudadanía. En un principio se dijo que el príncipe Harry se sentaría en la fila diez, relegado a un lugar en el que difícilmente sería captado por las cámaras. No fue así finalmente.
Durante el funeral de Isabel II, las cámaras recogieron perfectamente la disposición de los invitados reales en la abadía de Westminster. /
El príncipe Harry compartió fila, la tercera, con otro miembro caído en desgracia de la familia, el príncipe Andrés, hermano del rey Carlos. Entre medias se sentaron sus primas, Eugenia y Beatriz de York, con sus respectivos esposos. Casualmente, Harry estaba justo detrás de la princesa real Ana, con lo que las cámaras le captaron una y otra vez. Su expresión parecía relajada y sonrió sin cesar la mayor parte de la ceremonia.
No tuvo tanta suerte la reina Letizia, a la que en esta ocasión no favoreció para nada la disposición de royals en las sillas de la zona VIP. Aunque su tocado era lo suficientemente protagonista como para localizarla inmediatamente, hubo otra prominente figura que la ocultó casi por completo. Nos referimos a la reina Máxima. de blanco, sentada justo delante de la monarca española. Letizia desapareció tras su mayor corpulencia y su prominente tocado.
Pero, ¿por qué se sentaron los reyes Felipe y Letizia justo detrás de los reyes de los Países Bajos, Guillermo de Orange y Máxima de Holanda? Recordemos que también ocurrió así en el funeral de la reina Isabel II, cuando ocuparon la segunda fila, al lado de los reyes eméritos Sofía y Juan Carlos y de Harald y Sonia de Noruega y detrás de los reyes de Holanda, Suecia y Dinamarca.
Lo cierto es que esta disposición de los monarcas europeos responde a una cuestión estrictamente protocolaria y nada tiene que ver con la concreta relación que cada Corona mantenga con la familia real británica o las simpatías que el rey Carlos III tenga con unos monarcas u otros. El equipo de protocolo dispone a las casas reinantes en el mismo orden en el que se produjo su proclamación, de ahí que los reyes que llevan más tiempo en el trono y sus familiares invitados se sitúan siempre delante de los recién llegados.
En la coronación de Carlos III, la disposición de VIPs en la abadía de Westminster tenía algo más de complicación, pues en vez de tres zonas diferenciadas de asientos se colocaron solo dos para monarcas y familiares, con lo que los reyes Felipe y Letizia quedaron relegados a la sexta fila y, como decimos, sin que pudiéramos ver a la reina prácticamente durante toda la retransmisión del acto. Tampoco fue ninguna pérdida; las cámaras estuvieron totalmente centradas en Carlos III y Camilla. No hubo distracción alguna.