LLEGÓ, SONRIÓ Y VENCIÓ
LLEGÓ, SONRIÓ Y VENCIÓ
Había muchísimas ganas de contemplar a los reyes Felipe VI y Letizia a su llegada a Oviedo, quizá porque esta puede ser la última vez que presidan los Premios Princesa de Asturias. ¿Significará esto que no volveremos a ver a la monarca en la principal alfombra roja de su 'tierrina'? El público que se agolpaba en las inmediaciones del Auditorio Príncipe Felipe ni se lo planteaba.
Está por ver si Letizia decide abandonar los premios, una cita de su agenda oficial que le gusta especialmente, en favor de un mayor protagonismo para la princesa Leonor. Sin duda, sería una pena en lo sentimental y en cuanto al impacto mediático de los premios, con lo que quizá se busque una fórmula intermedia. Sea como fuere, Letizia se bajó de su coche ayer con una sonrisa más que amplia. Estaba, obviamente, feliz.
Con una blusa de color rosa, guiño al Día Internacional Contra el Cáncer de Mama, Letizia sonrió, saludó y triunfó. Entre sus fans, el comentario era unánime: «Tiene el guapo subido». Sin parar de saludar, evidentemente feliz y con una melena apabullantemente perfecta, la reina se sabe en Asturias en territorio amigo. De hecho, se detuvo unos minutos extra con Adrián Barbón, presidente de la Comunidad. Traslució la confianza.
Con un despliegue de seguridad importante, quizá también por el delicado momento que se vive en toda Europa debido a la situación en Gaza, la familia real llegó al Auditorio Príncipe Felipe donde se celebraba el tradicional concierto de los premios repartida en dos coches. Leonor y Sofía, reunidas por primera vez desde el verano, cuando la pequeña viajó a Gales para comenzar sus estudios de Bachillerato, detrás de sus padres.
Leonor lo tiene realmente difícil para lograr el foco de los eventos mientras la reina Letizia siga tan en forma. «Con lo guapa que está de uniforme», decían algunas señoras con mirada crítica. No les faltaba razón: los vestidos a los que recurre habitualmente le favorecen menos que la boina roja y el verde militar. Y, sin duda, pierden al competir con los deslumbrantes looks de su madre.
Otro gallo canta al respecto de la infanta Sofía, cada vez más imponente y acertada en su look de trabajo. Colabora su silueta y, sobre todo, la ligereza que demuestra a la hora de vestir diseño de su tiempo. Demuestra la sensibilidad de la nueva feminidad de la generación Z, tan interesante. Apunta maneras el espíritu independiente y moderno que exudaba su mono azul marino, en las antípodas del vestido de H&M de su hermana.
Entre aclamaciones y aplausos, la reina se deshizo en saludos desde el mismo momento en que salió del coche, hasta que llegó a su butaca en el auditorio. No solo saludos, sino sonrisas constantes, comentarios cómplices con sus hijas y miradas de arrobo, especialmente hacia la infanta Sofía. Claramente, Letizia echa de menos a su hija pequeña.
En los pocos minutos que Letizia y sus hijas se dejaron ver, tanto a la entrada como a la salida del XXI Concierto Premios Princesa de Asturias en el auditorio Príncipe Felipe, la reina se salía de felicidad. No puede dejar más patente la alegría que le produce estar estar en Asturias y, sobre todo, reunirse con sus dos hijas, ambas en momentos trascendentales de sus respectivas vidas.
Ellas, princesa e infanta, sin embargo, fueron la viva imagen de la responsabilidad y el saber estar educado. Correctas en todo momento, no podemos olvidar que estamos ante dos adolescentes a las que, probablemente, les hubiera apetecido otro tipo de plan para un jueves por la tarde. Los reyes Felipe VI y Letizia son conscientes. Recordemos el detalle de invitar a varios amigos cadetes de Leonor a la recepción en el Palacio Real del Día de la Hispanidad.