Por qué Letizia y Felipe son los nuevos Obama: así se han convertido los reyes en los embajadores influyentes que todo el mundo quiere tener en su foto

Es muy difícil formular la cualidad estelar, pero sin duda la reconocemos cuando la vemos. En Alemania, destino de su último viaje de Estado, Letizia y Felipe han brillado con la luz de Michelle y Barack Obama.

Hay que admitir que el fulgor de Letizia ha ido 'in crescendo' a lo largo de este año, marcado por su 50 cumpleaños. La reina va de triunfo en triunfo sin apenas mancha en su curriculum reciente, sola o en compañía el rey Felipe VI. En las fotos de su último viaje de Estado a Alemania confirmamos, sin embargo, un brillo estelar, único, solo comparable a la poderosa presencia de Michelle y Barack Obama en sus años en la Casa Blanca. ¿De qué se trata? Tiene nombre de culebrón: Belleza y Poder.

Mucho se confabuló en la pareja Obama para lograr aquella seductora aura que encandilaba en vivo y a través de la cámara. Desde los Kennedy no se veía en la élite global un poder de seducción y una influencia comparable. Cada foto, cada gesto, resultaba memorable. Puede achacársele al diseño de producción orquestado por el equipo de comunicación de la pareja presidencial, pero ahí había algo más. Ese algo más que, desde Alemania, volvemos a localizar en Letizia y Felipe.

Podemos rastrear ese algo más en otra pareja que encandiló, por breve espacio de tiempo, al objetivo global. Meghan Markle y el príncipe Enrique también lograron instantáneas memorables, casi siempre gracias al dominio absoluto del estilismo que demostró la actriz y su estilista, Jessica Mulroney. El aderezo del evidente enamoramiento de la pareja hizo el resto, claro.

En este viaje de Estado a Alemania hemos visto en Letizia un ejemplo perfecto de cómo Meghan Markle quiso utilizar el color: en bloques de tonos vivos y lisos que aportaran una dosis de drama a siluetas particularmente diminutas. Sobre todo al lado de dos hombres tan altos e imponentes como el príncipe Enrique y el rey Felipe. Michelle, mucho más contundente físicamente, sí pudo permitirse todo tipo de estampados: ella no buscaba destacar sino justamente lo contrario.

Otro ingrediente de la fórmula del fulgor de los reyes tiene que ver con cierta relajación general, probablemente más por parte de Letizia y Felipe que por su equipo de colaboradores habituales. Letizia está cómoda en su papel, se ha empoderado y pisa por fin con confianza, por lo que se permite gestos más naturales que son captados inmediatamente por ciertos fotógrafos de las agencias. Incluso logra romper el hieratismo automático del rey, cosa que propulsa su factor Hollywood como un cohete.

Por qué Letizia y Felipe pueden compararse con Michelle y Barack Obama

Felipe y Letizia comienza a darnos fotos con el toque estelar de Meghan Markle y el príncipe Enrique, pero con el inconfundible 'allure' irresistible de los Obama. Sin duda, nos alcanza aquí la erótica del poder, pues si unos fueron el presidente y primera dama más poderosos del globo, los otros son jefes de un Estado europeo. Su poder efectivo es incomparable, pero justo en este viaje a Alemania se visibilizó cómo nunca el importante papel de embajadores que ejercen los reyes.

Barack y Michelle Obama, durante un viaje oficial a Londres en 2011 (Foto: GETTY IMAGES).

El poder de los reyes, a diferencia del de los Obama, es sutil, subterráneo y silencioso. Pero real. Lo hemos visto en acción como nunca en Alemania, donde su presencia subrayó un momento especialmente delicado en la relación entre Berlín y Madrid. Se fragua una pinza hispano-germana para construir infraestructuras relacionadas con la energía que aún no gozan del visto bueno de Francia. Alemania es el segundo socio comercial más importante de España… después de Francia.

Más datos: los reyes españoles no viajaban a Alemania desde 1997. Que lo hagan en este preciso momento, en plena redefinición del mapa energético europeo debido a la guerra de Ucrania, no es casual. Y, de hecho, este sentido de misión, más o menos oculto, debe tener que ver con ese algo más del poder de la imagen de Felipe y Letizia. Sus apariciones no son meros actos propagandísticos de relaciones públicas. Muchos engranajes se mueven al paso de los reyes.

Sin duda, cada aparición de Letizia sirve al propósito evidente de fortalecer la Corona y su conexión con la ciudadanía. Aquí, la inteligencia de su presencia no debe llevarse a máximos, y hasta se permite resbalones como aquel vestido con escote 'cut out' en las abdominales que llevó en un evento para Cruz Roja. Letizia es humana y no pudo evitar la pequeña vanidad de mostrar su duro trabajo en el gimnasio.

En Alemania, sin embargo, todo giró en torno al éxito de la misión diplomática encomendada. Los calculadísimos looks de la reina Letizia, imponentes pero no tanto como para eclipsar por completo a su anfitriona, la primera dama Elke Bündenberge. De hecho, hasta parece haber buscado que los colores de los estilismos de ambas funcionaran junto a los suyos en la inevitable foto. El constante homenaje a Hugo Boss incide en lo mismo: un detalle de reina que necesariamente ha de resultar halagador.

La herramienta a disposición de Letizia para marcar jerarquía, inevitable si pretende poner en valor su misma presencia, son las joyas. Pocas primeras damas, esposas de presidentes o altas funcionarias pueden permitirse un joyero comparable. En Alemania, el despliegue de pieza valiosas de la reina fue de lo más oportuno,con tres momentos realmente magistrales, que hasta nos hicieron olvidar las tiaras (la reina no las lleva en países sin monarquía).

Uno de ellos, inevitablemente, fue la cena de gala ofrecida por el presidente Frank-Walter Steinmeier y su esposa, Elke Büdenbender en el palacio de Bellevue, a la que la reina Letizia llevó su conocido vestido rojo de Stella McCartney, combinado por unos impactantes pendientes formados por por 216 diamantes en cascada y 16 rubíes, de procedencia desconocida (alguna experta royal apunta que puede ser un regalo árabe). Otro apunte en rojo: una pulsera de brillantes y flores, también de rubíes.

Dos apariciones más acertaron a conjuntar sendos looks de Hugo Boss con pendientes de la misma tonalidad. La reina Letizia llevó los pendientes de diamantes y rubíes de Gold And Roses Joyas con el conjunto de cuero de color rojizo. Y combinó sus pendientes de diamantes y zafiros del joyero privado de la reina Sofía con la falda azul de Boss.

El plus de toda esa inteligencia, ese sentido de misión, explica la poderosa influencia que Letiziau Felipe despliegan ahora mismo: probablemente no haya pareja real más atrayente ahora mismo en el panorama diplomático global. Logran que su presencia resulte a la vez admirable y servicial, regia y disponible, seductora pero no abrumadora. Cómo no van a caer bien. Cómo España no va a caer bien.