una cita importante
una cita importante
No podemos descartar que la reina Letizia y Olena Zelenska no se conozcan, pues ambas coincidieron dos veces en Londres, en el funeral de Isabel II y en la coronación de Carlos III. Además, las señales de solidaridad y amistad de la monarca para con el pueblo ucraniano han sido constantes, desde aquella blusa con el bordado típico que lució en marzo de 2022, al estallar la guerra, hasta sus visitas a centros de refugiados ucranianos de Cruz Roja. Sin embargo, la primera dama no ha viajado ahora a España, como tampoco lo hizo con ocasión de la Cumbre de Granada de la UE del pasado octubre, a la que sí acudió el presidente Zelensky.
En la presencia o ausencia de Olena Zelenska en la intensa agenda internacional del presidente de Ucrania cabe leer el peso estratégico, militar, político que aquella va a tener. En esta ocasión, el aterrizaje de Volodímir Zelensky en Madrid debía suscribir el suministro de armas por valor de 1.100 millones a Ucrania, fabricadas 'ex profeso' por la industria armamentística española, no cedidas por las Fuerzas Armadas. Con este contexto, la presencia de la primera dama solo podía a imponer una agenda paralela acaso innecesaria.
Cabe, sin embargo, atender a los viajes que hace y no hace Olena Zelenska, cuya agenda internacional parece casi tan movida como la de su esposo, el presidente de Ucrania. Es ella la que sostiene la presencia simbólica e institucional de su país en Cumbres y Conferencias que no tienen que ver con defensa y seguridad, y trabaja para conseguir fondos para la ayuda humanitaria de su población. Por eso ha llamado tanto la atención que rehusara la invitación de Joe Biden, el presidente de Estados Unidos, a presenciar el discurso sobre el Estado de la Unión en el Congreso del pasado 7 de marzo.
Esta invitación nos muestra cómo la presencia de la primera dama ucraniana ha adquirido una relevancia global casi tan importante como la del presidente: su figura no deja de ganar enteros. De ahí que sea tan cuidadosa con los eventos en los que participa. Su negativa a Biden, el mandatario que firma los cheques más generosos para sufragar el esfuerzo bélico de Ucrania, podría haber tenido que ver con la invitación a Yulia Navalnaya, viuda del opositor ruso Alexéi Navalny, sentada además muy cerca de Olena Zelenska.
Otra prueba de la relevancia de su papel tiene que ver con los bulos, orquestados desde la instancias de desinformación rusas, acerca de la primera dama de Ucrania. Por ejemplo, que la fundación que lleva su nombre está relacionada con el tráfico de niños. O que se gastó más de un millón de dólares en joyas en un visita a la joyería Cartier, en Nueva York. También se han difundido fotos falsas, en las que se veía a una supuesta Olena de compras por París o en una playa, tomando el sol.
Letizia y Volodímir Zelensky /
Ni Olena Zelenska ni Volodímir Zelensky han tenido inconveniente en desplazarse para reunirse con ciertos monarcas europeos, juntos o por separado. En agosto de 2023, la pareja presidencial hizo frente común para viajar a Dinamarca y Suecia y conocer a sus respectivas familias reales, a Gustavo y Silvia de Suecia y a Margarita, entonces reina, Federico y Mary.
En diciembre les tocó el turno a los noruegos, con una recepción del rey Harald al presidente de Ucrania, esta vez sin su esposa. Tampoco viajó Olena a Bélgica, donde su marido ha mantenido al menos dos encuentros con el rey Felipe, ni a Países Bajos. La primera reunión entre Volodímir Zelensky y Guillermo de Holanda se produjo el pasado 4 de mayo.
Solo ha habido una Corona europea que ha enviado a un representante a Ucrania, para solidarizarse sobre el terreno con la situación que ahora vive su ciudadanía. Ha sido la británica, correspondiendo a la especial atención que los Zelensky muestran hacia los Windsor, con mensajes y agradecimientos.
El pasado febrero, Volodímir Zelensky y Olena Zelenska fueron recibidos por el rey Carlos III y la reina Camilla en visita oficial. Hace solo algunas semanas, el pasado abril, el presidente y la primera dama ucraniana recibieron a Sofía de Edimburgo en Kiev, en el primer viaje de una royal a tierras ucranianas.
Dado el apoyo, prácticamente unánime, de las Coronas europeas, se entiende que la Casa Real española haya querido subrayar su solidaridad con Ucrania, con ciertas muestras de cortesía que se salen de lo habitual. Una fue el desplazamiento del rey Felipe al aeropuerto, para recibir a pie de pista al presidente Zelensky, algo que solo ha sucedido al aterrizaje de los Biden. La otra tiene que ver con la presencia de la reina Letizia en el almuerzo que se ofreció a la delegación ucraniana en el Palacio Real.
La presencia de Letizia en ese almuerzo atestigua el apoyo no solo del Estado, representado allí por autoridades y el jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, sino en cuanto a la Corona misma y al poder simbólico que pueda representar. Evidentemente, a estas alturas el traje militar del presidente Zelensky remite tanto a la invasión y la guerra como al duelo (hablamos de casi 100.000 muertos ucranianos y rusos), con lo que las reuniones y recepciones pueden llegar a resultar extemporáneas. En este sentido, el traje negro de la reina era de lo más adecuado. No así el de las otras mujeres asistentes al almuerzo, entre ellas la ministra de Defensa y la presidenta del Congreso. Todas, de colores.