Letizia entre la espada y la pared: por qué la reina no puede recibir hoy a las campeonas del Mundial

La reina Letizia y la infanta Sofía se convirtieron en el talismán de la selección española de fútbol femenino el pasado mes de agosto, cuando el equipo nacional ganó el Mundial de Australia y Nueva Zelanda, derrotando a la selección británica en el estadio Accord de Sídney. Casa Real anunció entonces que los reyes recibirían a las campeonas el 19 de septiembre. Pero no va a poder ser.

Aunque no existen reglas escritas al respecto, es tradición de los reyes feliciten a los deportistas de élite, sobre todo aquellos que representan a España en las competiciones internacionales. De hecho, medallistas olímpicos y equipos nacionales de fútbol, baloncesto o balonmano han acudido a Zarzuela para encontrarse con los monarcas, actuales o eméritos, y recibir su felicitación.

Había cierta expectación al respecto del encuentro entre Letizia y las jugadores de la selección nacional de fútbol femenino, dada la entrega y alegría que la monarca y la infanta Sofía mostraron durante la victoria final en la capital de Australia. Su presencia fue celebrada tanto por la prensa nacional como por la internacional, donde se subrayó la espontaneidad y naturalidad de la reina.

Como sabemos, la nota negativa de aquel encuentro la puso Luis Rubiales, el ex presidente de la Real Federación Española de Fútbol. El ex máximo directivo de la selección nacional de fútbol no solo propinó un beso en los labios a Jenni Hermoso, sino que cargo a hombros a algunas de las jugadoras, robó un beso en la mejilla a la goleadora Olga Carmona y realizó gestos obscenos desde el palco.

Esos gestos de Rubiales se produjeron al final del partido y justo al lado de la infanta Sofía y la reina Letizia, cosa que viralizó fotos de la monarca y su hija que jamás hubieran querido protagonizar. El escándalo subsiguiente, además de provocar la dimisión de Rubiales, no va a poder cerrarse hasta que los tribunales se pronuncien acerca de un posible castigo penal al ex presidente de al RFEF.

No es este extremo, sin embargo, el que ha paralizado la recepción de los reyes Felipe y Letizia a las jugadoras de la selección nacional de fútbol femenino. Se trata, más bien, de la situación de parálisis institucional que ahora mismo vive la Real Federación Española de Fútbol, dirigida en funciones por la persona designada por Rubiales antes de dimitir, Pedro Rocha.

Las jugadoras de la selección no admiten que Rocha y otros ejecutivos afines a Luis Rubiales continúen al mando de la RFEF y tampoco están conformes con la entrenadora designada para suceder a Jorge Vilda, el entrenador responsable del triunfo en el Mundial. Se trata de Montse Tomé, mano derecha de Vilda y, según las jugadoras, cómplice del trato que este les dispensó mientras dirigió deportivamente al equipo.

Por estos motivos, las jugadoras de la selección enviaron una carta manifestando su negativa a ser convocadas para las próximos partidos de la Nations League ante Suecia (22 de septiembre) y Suiza (cuatro días después). La firmaron 39 de las 42 convocadas al Mundial, por considerar los cambios en la Federación «insuficientes». No quisieron firmar las campeonas del mundo Athenea del Castillo, Claudia Zornoza (que se retira de la selección) y Sheila García. Ayer, la seleccionadora, Montse Tomé, convocó a casi todas las que participaron y ganaron la final de Sídney con excepción de Jenni Hermoso, lo que ha dado pie a una nueva polémica: las jugadoras seleccionadas deberían empezar a llegar a la convocatoria en Madrid esta misma tarde voluntariamente o podrían llegar a obligarlas por ley.

Además de esta especia de huelga, varios directivos y empleados de la RFEF han anunciado que se querellarán «por coacciones y calumnias» contra las jugadoras de la selección por exigir sus dimisiones. Así las cosas, es lógico que Casa Real dé marcha atrás a la recepción de los reyes Felipe y Letizia a las jugadoras de la selección nacional. De hecho, en este momento las jugadoras han renunciado a la camiseta de España, como parte de su estrategia negociadora.

Con esta suspensión o postergación se confirma que el fútbol femenino es ahora mismo un caramelo envenenado para la agenda de la reina Letizia, necesariamente comprometida con la institución que ahora se pone en cuestión. No podemos imaginar lo que la monarca opina a título personal, pero sí que su obligación como soberana es apoyar las instituciones que, como nos representan a todos, se suponen ejemplares.