Qué tendría que hacer la infanta Cristina para reconciliarse por fin con la reina Letizia (si se divorcia de Iñaki Urdangarín)

El viaje de la infanta Elena y la infanta Cristina a Abu Dabi para visitar al rey emérito dispara los rumores de una reconciliación en Zarzuela. ¿Estamos ante un reagrupamiento de los Borbones para conseguir de nuevo el favor del rey y, sobre todo, de la reina Letizia?

La reina Letizia, cuando todavía se entendíe bien con la familia real. Pincha en la foto para ver los 7 años de Letizia Ortiz como Reina de España en 10 looks. / gtres

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

Giro de los acontecimientos en Zarzuela. O, al menos, eso se plantean ya los analistas de las relaciones institucionales y personales en la familia del rey, alerta ante de la infanta Elena y la infanta Cristina a Abu Dabi para visitar al rey emérito Juan Carlos y, seguramente, comentar la situación familiar. El anuncio de la interrupción matrimonial entre la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín puede fomentar el deshielo en una familia zarandeada por unos escándalos sentimentales y de corrupción que van quedando atrás.

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A nadie se le escapa que la cuenta atrás par a la reconciliación personal y pública entre padres, hermanos y cuñada ha comenzado, y que tanto la institución como la familia necesitan cerrar una etapa horribilis para enfrentar los retos que presenta lo inmediato. En este proceso inevitable, la figura de Letizia resulta clave.

En las quinielas de los observadores de la monarquía, el casillero de Letizia es el más fácil de rellenar: ya se descarga sobre sus hombros la tarea de abrir las puertas de Zarzuela a la infanta Cristina, al fin perdonada de su decisión de no divorciarse de Iñaki Urdangarín cuando, en 2018 con su condena en el caso Noós, se le rogó que lo hiciera. En este esquema de cosas, al cortar Cristina sus lazos matrimoniales con el ex duque de Palma recuperaría la respetabilidad que exige la exigente y perfeccionista era Letizia, auténtico cerebro en la sombra de todo lo que ocurre en Zarzuela. Queda por ver, eso sí, si realmente Cristina firma los papeles de divorcio, algo que el abogado de Urdangarín, Mario Pascual Vives no admite. «Esto es un impass, un tema que han acordado ellos dos. No es un cese, ni separación ni divorcio, sino un tiempo que ellos se dan, cada uno reflexionará y sentirá», ha desvelado.

Si no abonamos la teoría de una reina fría que impulsa el distanciamiento quirúrgico del rey de su familia, un recurso misógino que menoscaba la autoridad y el juicio de Felipe VI, podemos resituar el papel de Letizia al lugar más lógico: el de una consejera de máxima confianza en lo institucional y, sobre todo, el de una compañera de vida en lo personal. Es aquí donde la posición de Letizia se revela definitiva: está en su mano sopesar lo que conviene al rey en tanto que hijo y hermano, sin perder de vista lo que le interesa como jefe de Estado. Su capacidad para dar marcha atrás en situaciones muy tensas se demostró tras el terrible incidente con la reina emérita Sofía en la catedral de Palma. Sin duda, Letizia remará a favor de suavizar en lo posible la relación familiar. La reciente pérdida de su abuela Menchu es recordatorio de la importancia de aprovechar el tiempo junto a los seres queridos.

Otra cosa es el daño personal que puede haberle causado convertirse en la presunta responsable del distanciamiento público entre el rey Felipe VI y sus hermanas, especialmente de la infanta Cristina. En la auténtica mala de la película. Una manera de descargar culpabilidad en el rival más débil que, si una reconciliación pública está sobre la mesa, puede seguir siendo psicológicamente útil para los miembros postergados de la familia Borbón.

Ese es el verdadero sapo que deberá tragarse una Letizia obligada, lo veremos, a posar cordialmente con familiares que en algún momento se volvieron non gratos. Deberá tragarse el orgullo y, con la profesionalidad que la caracteriza, correr un tupido velo sobre sus verdaderos sentimientos. Puede que en ese momento aún haya quien interprete la nueva situación como un correctivo Borbón a la reina plebeya. Nada más lejos. Será Letizia la que estaría haciéndole un nuevo servicio a la institución y a la familia. Asumiendo un rol inmerecido pero que a todos, familiares e institución, resulta cómodo.

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