Cuentan que una mujer maldijo a Rainiero I, primer soberano Grimaldi, y a toda su descendencia, con la imposibilidad de encontrar la felicidad en el amor. Setecientos años después, parece que la maldición sigue cebándose con una familia que ha tenido que ver cómo el matrimonio de sus progenitores era abruptamente interrumpido por la desgracia. Casualidad o no, parece que los tres hermanos también han sucumbido a la maldición.