Cómo afecta a los mellizos Jaime y Gabriella de Mónaco la ausencia de su madre la princesa Charlène: solo la han visto dos veces desde que se fue a Sudáfrica y su padre, el príncipe Alberto no sabe cómo llenar ese vacío

La revista alemana Bunte lo tiene claro: Jaime y Gabriella de Mónaco, los herederos del principado de tan solo seis años, sufren por la ausencia de su madre, la princesa Charlène... y la sobreexposición a la que están siendo sometidos por su padre el príncipe Alberto podría no ser la mejor de las soluciones.

No hace falta ser psicólogo infantil para entender que de todas las infancias trágicas y anómalas de los Grimaldi (Carolina de Monaco incluida) el momento actual en el que se encuentran inmersos los mellizos principescos de Mónaco, Gabriella y Jaime, entronca perfectamente con el resto de traumas infantiles monegascos. Su madre, la princesa Charlene, lleva cinco meses ausente del principado sufriendo un percance de salud tras otro en Sudáfrica y los pequeños solo han visitado a su madre en dos ocasiones en todo este tiempo.

La princesa Charlène ha sido definida por sus conocidos como la «guardiana» de sus hijos. / gtres

Del otro lado se encuentra su padre, el príncipe Alberto, que obligado por las circunstancias a convertirse en la figura de referencia única de los niños ha optado porque estos tengan una mayor presencia pública en los actos del Principado. La revista alemana Bunte ha analizado esta mezcla de ausencia, videollamadas y exposición a los medios junto a un psicólogo infantil para enfatizar lo obvio: no hay por dónde cogerlo.

Unos niños tan pequeños como Gabriella y Jacques aún necesitan tener cerca a su madre, además de mantener sus rutinas y sus rituales. Una exposición intermitente a su madre, a través de videollamadas y demás, podría no ser suficiente para cubrir esas necesidades y, de hecho, se corre el riesgo de que la confianza que los niños tienen en su madre se vea afectada.

Retrato de la familia al completo en una de las dos visitas a la princesa Charlène en Sudáfrica / instagram

No olvidemos que durante su ausencia Gabriella, por ejemplo, se ha roto una pierna, algo que su madre conoció a posteriori y en la distancia. Una situación extrema que no es única vivida por los pequeños en estos meses de ausencia materna: por ejemplo, el mismo dia que los medios publicaban que la princesa Charlène había sido ingresada de nuevo, los pequeños estaban ante las cámaras de los fotógrafos en los actos de una visita oficial del príncipe Alberto a Dublín.

Y este es el segundo papel que Charlène no puede cumplir desde la distancia: el de protegerlos de las citas oficiales. El príncipe Alberto, para no separarse de los niños, ha optado por llevarlos con él a todas partes. Desde que Charlène no está en Mónaco los niños han estado presentes en once actos oficiales, lo que ha reforzado la imagen de Alberto como padre responsable y amoroso… pero que podría no ser el mejor de los caminos. No olvidemos que estos actos oficiales son exigentes y en ellos se exige cumplir unas reglas y un protocolo que puede resultar demasiado exigente para dos niños tan pequeños.

Vídeo. Charlène de Mónaco: la vida de la princesa triste

A la vista de los acontecimientos parece que ha quedado claro que tanto Charlène como el príncipe Alberto parecen tener dos formas distintas de enfocar la paternidad y conciliarla con las exigencias del hecho de criar al heredero de un trono. Mientras Charlène ha sido descrita por sus amigos como la «guardiana» de sus hijos, una mujer empeñada en que llevaran una vida lo más normal posible, que se volcó tras su nacimiento en criarlos y que aparecieran ante los medios en dos ocasiones al año. Una crianza que la dejaba «exhausta» pero que dio como fruto que se convirtió en el centro de la vida de los mellizos. Ella misma confesó en una entrevista que cuando estaban solos los dos niños peleaban para poder dormir con ella por las noches.

El príncipe Alberto, por su parte, perdió a su propia madre a los 24 años y siempre ha hablado bien de Grace Kelly y su labor como madre definiéndola como una mujer «más tolerante» que su padre el príncipe Rainiero. Una imagen maternal que choca con la aportada por su propia hermana mayor que relató una infancia de padres ausentes y poblada de nannies. ¿Le concede Alberto a la maternidad la importancia que merece? ¿Está su propia infancia, con sus padres ausentes, detrás de su decisión de que sus hijos permanecieran con él todo el tiempo en vez de llevarlos con su madre? ¿ Pasará factura esta decisión a los niños?