Ernesto Augusto de Hannover / dr

Así es Ernesto Augusto, el hijo del príncipe Ernesto de Hannover (marido de Carolina de Mónaco) que ha conseguido ser un royal silencioso que pasa desapercibido (pero lleva a su propio padre a juicio)

Podríamos pensar que de un padre tan temperamental como el príncipe Ernesto de Hannover saldrían hijos dados a los grandes titulares, pero nada más lejos de la realidad. Su primogénito, Ernesto Augusto de Hannover, no solo es el ideal de príncipe europeo anónimo, es que ha conseguido conservar ese estatus a pesar de la batalla judicial que mantiene con el marido de Carolina de Mónaco.

En 2016 Ernst August von Hannover Jr. (para nosotros Ernesto Augusto de Hannover, el primogénito del Ernesto de Hannover de Carolina de Mónaco y su primera mujer, Chantal Hochuli) era uno de los príncipes europeos a tener en cuenta según el sacrosanto Tatler. Príncipe heredero de la casa Güelfa, nacido en Alemania hace 38 años, si no fuera por los juicios pendientes que tiene con su padre sería, con mucho, el más discreto royal de toda Europa. Pero no ha podido ser. Su gestión del patrimonio familiar y su boda no consentida por su padre con la diseñadora Ekaterina Malysheva le han convertido para siempre en el «hijo malo» a ojos de Ernesto de Hannover que, de hecho, ni siquiera conoce al último nieto que ha aportado esta pareja al árbol genealógico familiar. Pero la mayor muestra de su mala relación es el juicio al que ambos tendrían que haber acudido esta misma semana pero se ha pospuesto hasta el mes de marzo de 2022, un pleito que arrastra la familia desde hace años.

Cómo es Ernesto Augusto de Hannover, el hijo díscolo de Ernesto de Hannover

Nacido en tierras alemanas pero criado en Londres, especialmente desde la separación de sus padres en 1997, la educación del primogénito de Ernesto de Hannover es exquisita y está completamente enfocada al mundo de las finanzas.

De él se sabe que estudió economía en Nueva York y que incluso trabajó como gestor de inversiones tanto en el exótico Bahrein como en la capital de Reino Unido. Pero todo su mundo cambió en 2004, cuando su padre le cedió en vida parte de lo que le correspondía como primogénito y futuro heredero del título de jefe de la casa Hannover: el castillo de Marienburg, cerca de Hannover, así como la gestión de varias propiedades familiares en tierras alemanas. Con aquella cesión llegaron todos los problemas judiciales entre padre e hijo.

Un joven Ernesto Augusto de Hannover sustituyendo a su padre en el entierro de Rainiero de Mónaco. / gtres

Parece que el deseo del padre de que su hijo fuera «fogeándose» en gestionar el rico patrimonio alemán de los Hannover respondía más a que deseaba evitarse unos cuantos quebraderos de cabeza con los altos impuestos alemanes que en que confiara en su criterio y gestión. Quizá por eso Ernesto de Hannover seguía reservándose para sí mismo el paraíso austriaco de Grünau, un conjunto de propiedades en las que pretendía disfrutar del anonimato cuando le quedó claro que lo suyo con Carolina de Mónaco ya no daba para más.

Pero existía otro motivo para que Ernesto Augusto Jr. aceptara el «regalo» de su padre: los problemas de salud y los escándalos de su progenitor que llevaban siendo titular de portada desde hacía años. En el año 2000 tuvo que ser ingresado de urgencia y se perdió una audiencia papal, en 2005 una pancreatitis aguda le impidió acudir al entierro de su suegro Rainiero de Mónaco… En aquella ocasión hasta se barajó la posibilidad de que el príncipe estuviera en coma (y no fue la única vez).

Ernesto de Hannover en su boda civil con Ekaterina Mylesheva. / instagram

Ingresos graves tras juergas ibicencas, su ausencia en la boda de nuestros príncipes de Asturias por el mismo motivo, la hospitalización limeña en la boda de su hijo menor Christian, el reportaje en 2018 de Bunte sobre su ingreso de urgencia por delirium tremens… En 2019 la salud de Ernesto de Hannover sufrió un doble combo aterrador, mientras le operaban de urgencia del páncreas le descubrieron un tumor maligno en el cuello.

Ante la escalada de ingresos médicos en 2012 Ernesto Augusto Jr. forzó a su padre, con ayuda del voto favorable de otros dos miembros del comité, a que este le cediera su cargo al frente de la Fundación Herzog von Cumberland, la misma que gestiona todas las propiedades austriacas que el marido de Carolina de Mónaco había reservado para sí mismo. Esta es la maniobra que Ernesto de Hannover jamás le ha perdonado a su hijo y heredero, un rencor que le ha demostrado de todas las formas posibles: desde repudiando su boda con la mujer que amaba, la diseñadora rusa Ekaterina Malysheva, a negándose a reconocer como Hannover a los hijos de la pareja e incluso prohibiendo que lleven su nombre como marca la tradición. Y, por supuesto, llevando a su hijo ante los tribunales.

Ernesto Augusto de Hannover junto a su mujer Ekaterina, Olympia de Grecia y sus padres, Marie-Chantal y Pablo de Grecia en una fiesta de disfraces / instagram

Mientras tanto, se podría decir que la vida del Hannover Junior transcurre plácida y anónima dividida a partes iguales entre gestionar la fortuna familiar, vender inmuebles para ofender a su padre, aparecer de refilón en alguna imagen glamourosa de Instagram, disfrutar de fiestas de disfraces con amigos royals como Marie-Chantal y Pablo de Grecia, llevarse estupendamente con los Grimaldi al completo y seguir apoyando a su equipo de toda la vida, el Fulham. ¿Seguirá conservando esa placidez tras verse las caras con su padre en los tribunales el año que viene?