Quién es Inés Muiños, la íntima y desconocida amiga del rey Juan Carlos (y Marta Gayá) que podría provocar su vuelta a España

No se nos puede olvidar: el rey Juan Carlos perdió a su único hermano, el infante Alfonso, cuando este solo tenía 14 años. Fue un accidente con un arma el que le dejó sin su cómplice y amigo más querido, alguien irremplazable que le abocó a una infancia solitaria . Josep Cusí (Barcelona, 1936) no pertenece al árbol genealógico del rey emérito, pero todo el mundo dice que tiene en él la confianza de un hermano. Inversor, armador de barcos de regatas y aficionado al deporte, ha sido el confidente y compañero de Juan Carlos hasta hoy.

Se conocieron en una de las cacerías que organizaba Franco, a quien Cusí acompañó durante 12 años como instructor de tiro al plato, pero estrecharon lazos en 1972, cuando decidieron navegar juntos. Desde entonces Cusí le ha acompañado a don Juan Carlos a todas partes: viajes privados, cacerías, al médico… Se consideran familia y el rey Juan Carlos es padrino de una de las hijas de Cusí con su segunda mujer, Inés Muiños. La amistad del emérito con esta misteriosa mujer es la que, ahora, podría estar apremiando la vuelta del emérito a España.

Según informaciones de El Cierre Digital, la delicada salud de Josep Cusí estaría apremiando al rey emérito Juan Carlos para acelerar su vuelta a España y así poder estar junto a Inés Muiños, amiga íntima, en estos delicados momentos. Don Juan Carlos no querría estar ausente en estos momentos que, inevitablemente, le devuelven el dolor de no haber podido estar junto a Fernando Falcó, marqués de Cubas, en su fallecimiento. Falcó fue uno de sus más queridos amigos, al que conoció en sus años de estudio en Las Jarillas, el colegio que Franco montó en la finca del marqués de Urquijo para que estudiara el entonces príncipe y siete niños más, de la aristocracia y la alta burguesía de la época.

Aunque pudiera concluirse que Inés Muiños conoció al rey Juan Carlos a raíz de su relación sentimental con Josep Cusí, lo cierto es que ella ya conocía al rey emérito y, de hecho, fue gracias a su amistad con don Juan Carlos que conoció al armador. Así lo confirman fuentes consultadas por El Cierre Digital, donde incluyen a la pareja en la llamada corte de Mallorca que acompañaba en sus aficiones náuticas al rey.

En aquella época, era habitual que confundieran a Josep Cusí e Inés Muiño con Juan Carlos de Borbón y Marta Gayá, y dicen que el rey llegó a decir, en broma, que Cusí era su hermano biológico. Sea como fuere, el monarca fue el padrino de la boda de Josep con Inés y un gran apoyo cuando el armador perdió a uno de sus cinco hijos, fruto de su primer matrimonio.

Inés Muiños es hija de Alfredo Muiños, el que fuera uno de los médicos más reconocidos de la prestigiosa clínica Barraquer de Barcelona, que operó a don Juan y a la infanta Margarita, entre otras muchas personalidades. Aficionado a la náutica, en 1961 se sacó el título de patrón de barco y comenzó a competir con el Argos. La conexión entre la familia Muiños y los Borbón es, como vemos, estrecha y duradera. No es de extrañar que el rey emérito quiera acompañar a su amiga en un trance delicado de salud de Josep Cusí, una persona extremadamente importante para ambos.

La importancia de Josep Cusí en la vida del rey Juan Carlos es indudable: es una de las pocas personas que tiene línea directa con el emérito. Su discreción es de acero, aunque en dos ocasiones accedió a hacer declaraciones a los medios de comunicación para disculpar equivocaciones que pudieron afectar a miembros de la familia real.

Cusí dijo que el viaje a Botsuana del rey Juan Carlos pudo no ser una decisión acertada y en 2018 calificó el rifirrafe entre doña Sofía y Letizia en la catedral de Palma como un malentendido. También confirmó en algún medio de comunicación que Corinna zu Sayn-Wittgenstein había desaparecido «totalmente de nuestro mapa» (del suyo y del del rey). Sobre los últimos escándalos fiscales que cuestionan la fortuna de don Juan Carlos y su exilio forzado en Arabia Saudí, Josep Cusí se ha mantenido en el mismo tono conciliador: «Todo el mundo comete errores».