Alberto de Mónaco y Ophélie Winter en una imagen de cuando estuvieron a punto de ser más que amigos. /
Por mucho que le pese a la princesa Charlène de Mónaco su propuesta de matrimonio no fue la primera que gestó Alberto de Mónaco . Con un pasado amoroso tan intenso como el que ha exhibido el príncipe regente de Mónaco (con hijos secretos incluidos), no nos puede extrañar que Alberto tuviera más de una candidata a ocupar el puesto de princesa consorte monegasca que ocupó su propia madre Grace Kelly y alguien en la corte monegasca pensó que Ophéline Winter, joven cantante y modelo de rubia melena, era la apropiada. Afortunadamente para Charlène, Ophèline dijo que no.
Hija de un cantante holandés, Leon Kleerekoper (cuyo nombre artístico era David Alexandre Winter) y de una ex modelo, Catharine Fefeu, Ophélie Winter tenía claro que quería triunfar aunque al principio no estuviera claro en qué. Hoy es uno de los rostros más conocidos de Francia y posee una carrera tan polifacética como desconocida fuera de las fronteras galas. Es cantante, actriz y presentadora de televisión además de una asidua de los programas del corazón y la escritora de unas jugosas memorias en las que habló de cómo Alberto de Mónaco se le declaró cuando apenas era una adolescente.
Vídeo. La maldición que persigue a los Grimaldi
La carrera hacia el estrellato galo de Ophélie comenzó pronto, con 10 años ya grabó su primer disco que pasó sin pena ni gloria, un fracaso que replicaría a los 13 antes decidir, cuatro años después, que su futuro estaba en el mundo del modelaje. Con eso en mente, su melena rubia y sus medidas perfectas empezó a posar para firmas de lencería al tiempo que hacía sus primeros cameos en alguna que otra película.
De esa época datan los dos hechos amorosos más destacables de la biografía juvenil de Ophélie Winter: la propuesta de matrimonio monegasca y su relación con el cantante y músico norteamericano Prince. Fue en uno de los números de Paris Match de 2007 donde Ophélie Winter confesó al mundo haber mantenido una relación con el genio de Minneapolis cuando era menor de edad. El idilio nació cuando la francesa acababa de debutar en el mundo de la moda a los 17 y se alargó durante cinco años. «Me enseñó música, me enseñó todo. Iba y venía entre París y Minneapolis todos los fines de semana. Viajaba en primera clase y él me recogía en una limusina del aeropuerto», explicaba Ophélie Winter en la publicación francesa.
Como buena modelo con una vida social de la jet, de esa misma época data su amistad con Alberto de Mónaco. La sintonía entre la modelo y aspirante a actriz debió de ser tan buena que no se sabe si por iniciativa del propio príncipe de Mónaco o de alguien de su séquito un buen día el fax de Ophélie amaneció con un contrato matrimonial de varios folios que, de ser firmado, la convertiría en la esposa del hijo de Rainiero.
«Recibimos un rollo de faxes del Palacio de Mónaco ofreciéndome, con contrato y todo, casarme con él, vivir allí y ser su esposa», explicó Ophélie Winter en una reciente entrevista televisiva. La madre de la entonces estrella en ciernes se puso como loca de contento ante la posibilidad de emparentar con el lujo Grimaldi, pero su hija rechazó la oferta de pleno: tenía claro que no quería ser princesa, ni casarse con 17 años y mucho menos renunciar a sus fines de semana con el autor de Purple Rain.
.png){kind=small}
