Marie Astrid de Liechtenstein, la princesa que adora Cáceres y el camino de Santiago, diseña tableros de juegos de mesa y se casa en Italia

El principado de Liechtenstein está generando más noticias sociales en el último mes que en la última década. Tras el entierro de la malograda princesa Marie llegó la boda más real del año, protagonizada por la princesa María Anunciata y sus invitadas de lujo Beatrice Borromeo y Sassa de Osma . Pero no han pasado ni tres semanas y ya hay un nuevo evento que reunirá, al menos, a tres casas reales (la de Liechtenstein, la de Luxemburgo y la de Bélgica): una nueva boda. La protagonista el sábado es la princesa Marie Astrid, hija de Margarita de Luxemburgo y Nicolás de Liechtenstein y hermana de la princesa Anunciata y del príncipe Josef-Emanuel (que también anunció su compromiso este año).

El prometido que va a emparentar con la familia real más rica de Europa es un empresario norteamericano que se llama Ralph Worthington. Y el lugar escogido para celebrar la unión religiosa de la pareja en la localidad de Calpabio… y eso es todo. Con la misma discreción que han llevado todo su noviazgo los futuros marido y mujer ante los ojos de la Iglesia han llevado a cabo sus planes de boda. De lo que estamos seguro es de que cuando empiecen a circular las imágenes de la ceremonia vamos a quedarnos impresionados con el pedigrí de los invitados al evento (esperamos con ilusión una nueva incursión de los Casiraghi y los Hannover).

De los hijos de Margarita de Luxemburgo y Nicolás de Liechtenstein la princesa Marie Astrid es nuestra favorita. ¿El motivo? Adora España. Podemos echarle la culpa del cariño que le tiene a nuestro país a su tía Nora de Liechtenstein la «princesa campesina» que vive en una finca extremeña. Desde muy joven Astrid se acostumbró a combinar sus vacaciones veraniegas en Saint Tropez con las incursiones en la finca de su tía. Su devoción por los paisajes de nuestro país la ha demostrado, además, recorriendo el Camino de Santiago (y obligando a su prometido a recorrerlo con ella).

Pero si hay algo que seduce más a la princesa que un buen paisaje español es… los tableros de backgammon. A pesar de poseer formación en empresariales e incluso formación gastronómica en el mismísimo Le Cordon Bleu, la pasión de la princesa por diseñar tableros para este juego de mesa se ha convertido en su mejor hobby... y en un lucrativo negocio.

En este momento sus tableros artesanales de backgammon se consideran de los mejores del planeta ( su firma se llama AVL) y son cotizadísimos por los fans de este juego de mesa que siempre ha estado relacionado con la nobleza y la aristocracia (no en vano se dice que fue un príncipe quién instauró las reglas del backgammon moderno).

Su padre el príncipe Nicolás fue quién la inició en este juego (de hecho aprendió las reglas en el tablero que le regalaron al príncipe como regalo de bodas) y su suegra la animó a crear estas joyitas artesanales que tantas satisfacciones le están proporcionando. Cuando no está diseñando tableros o paseando por Cáceres la princesa Astrid vive en Londres, trabaja como interiorista e intenta permanecer en el anonimato, excepto en días como el de su gran boda italiana en los que va a ser la protagonista absoluta de una de las uniones royal del año.