Exiliados en la región de los Urales, en Ekaterimburgo, fueron ejecutados a sangre fría en el sótano de la casa donde se alojaban, conocida como la Casa Ipatiev. Envueltas con sus joyas bajo la ropa, que hicieron de escudo, la Zarina y sus hijas tardaron en morir en una dolorosa agonía. Posteriormente, en la década de los noventa, fueron identificados, canonizados y declarados oficialmente mártires por la Iglesia ortodoxa rusa.
Pero el horror sufrido por la familia imperial no termina con el zar y su familia más cercana. Los bolcheviques asesinaron sistemáticamente a muchos de los grandes duques Romanov. Uno de los sucesos más atroces, aunque casi olvidado, tuvo lugar no lejos de esa misma ciudad de Ekaterimburgo y lo protagonizó la hermana de la zarina Alejandra, Elizabeth de Hesse, conocida como Ella en familia y casada con uno de los tíos del zar. Nacida como princesa Elisabeth Alexandra Louise Alice de Hesse-Darmstadt, en 1864, era la hermana mayor de Alexandra Feodorovna, la última emperatriz rusa, y esposa de Nicolás II.
Ella y Alix fueron muy religiosas desde la infancia y, al convertirse en miembros de la familia imperial, abrazaron el cristianismo ortodoxo y se comprometieron en numerosas obras de caridad. Ella poseía un gran talento musical y una belleza excepcional ya desde niña, tal y como su madre, Alice de Hesse, le cuenta a su abuela, la reina Victoria, en varias cartas, describiendo sus ojos azul oscuro y el cabello 'castaño intenso'. Uno de sus primeros pretendientes fue el Kaiser de Alemania, que intentó rescatarla más tarde cuando estalló la revolución.
Su infancia fue triste y, por esta razón, ambas hermanas desarrollaron una intensa relación con su abuela, la reina Victoria. Su madre, Alice, murió temprano de difteria, igual que su hermano pequeño, y su padre, el duque Luis IV de Hesse-Darmstadt, contrajo un nuevo matrimonio morganático. Ella y Alix fueron criadas desde una edad temprana por su abuela, la reina Victoria, y vivieron en Osborne House, en la Isla de Wight.
Ella viajó a Rusia, en 1884, con veinte años, diez años antes que su hermana Alix, para casarse con el gran duque Sergei Alexandrovich Romanov, tío de Nicolás II y un hombre muy influyente como gobernador general de Moscú. La pareja residía en uno de los palacios del Kremlin. A partir de ese momento, Ella adoptó el nombre de Elizaveta Fiodorovna Romanova. Hicieron una peregrinación a Tierra Santa, y durante mucho tiempo Ella y su esposo presidieron la Sociedad Palestina Ortodoxa Imperial, que organizaba misiones humanitarias. Desde el primer día, Ella se esforzó por aprender el idioma y las costumbres rusas y consiguió popularidad y afecto. Fue ella quien jugó un papel fundamental para que se produjera el matrimonio del Zar con su hermana pequeña.
A pesar de su estilo de vida piadoso, el destino de Ella fue desgraciado. No tuvo hijos, aunque en 1902 le fue otorgada la custodia de los Grandes Duques María Pávlovna y Dmitri Románov, hijos del Gran Duque Pablo Aleksándrovich de Rusia, desterrado por el Zar por casarse sin su permiso en segundas nupcias. Pero lo peor estaba por llegar. En 1905 su marido Sergei, un hombre de hondas convicciones morales y religiosas, fue asesinado en un atentado terrorista. La revolución estaba en ciernes y él era un franco oponente de cualquier constitución o debilitamiento de la autocracia.
Ella, profundamente afligida por la muerte de su esposo, mostró sin embargo una excepcional misericordia, visitando al asesino de su esposo en prisión e incluso solicitando al zar que lo perdonara, petición que fue en vano. Más tarde, se entregó en cuerpo y alma a las labores caritativas y, tras vender sus joyas, fundó el Convento de Marta y María en Moscú, y se convirtió en su abadesa. En el convento se brindaba atención médica, comida y refugio a los pobres. Se convirtió en una respetada y popular institución. Pronto abrió un hospital, una farmacia y un orfanato.
Pero los tiempos estaban virando a la catástrofe y Ella fue arrastrada por la ola de violencia y odio, como gran parte de sus familiares rusos. La última vez que vio a su hermana, la zarina, fue en 2016, en el palacio de verano de Tsarskoye Selo. Ambas discutieron por la influencia de Rasputin en la familia imperial, que Ella consideraba antipatriótica.
En la primavera de 1918, fue arrestada por los bolcheviques y, junto con otros miembros de la familia imperial, deportada a los Urales. El 18 de julio de 1918, el día después de que asesinaran a Nicolás II y su familia, Ella y una hermana laica del convento de Marta y María, así como otros cinco grandes duques y príncipes Romanov, fueron arrojados al pozo de una mina de casi sesenta pies de profundidad, conocida como Bajo Selimskaya, en la ciudad de Alapayevsk, cerca de Ekaterimburgo. Los bolcheviques dispararon a uno de los prisioneros, mientras que a las otras víctimas las arrojaron a la mina con vida y las asesinaron con granadas de mano. Todos murieron de muertes largas y dolorosas. Según la leyenda, los lugareños escucharon oraciones y cánticos provenientes de la mina durante varios días.
La Guerra Civil Rusa ya estaba en su apogeo. En otoño, los bolcheviques se habían retirado y la ciudad fue ocupada por tropas de la Guardia Blanca monárquica. Los soldados recuperaron los cuerpos de los muertos y los enterraron en la iglesia. Cuando los Blancos se vieron obligados a retirarse, se llevaron consigo el ataúd de Ella, que fue finalmente llevado a Jerusalén y enterrado donde había deseado. La madre de Felipe de Edimburgo, la princesa Alicia de Grecia y Dinamarca, reposa junto a ella, en la Iglesia Ortodoxa Rusa de Santa María Magdalena, en el Monte de los Olivos.
En la década de 1980, la Iglesia ortodoxa rusa canonizó a la princesa Elizabeth y a todos los «Mártires de Alapáyevsk » y fundó el Monasterio de Nuevos Mártires de Rusia en el sitio en el que se perpetró la masacre. Varias iglesias y capillas están dedicadas a Ella en toda Rusia. Una hermosa estatua del escultor John Roberts, que la representa como una monja del Convento que fundó en Moscú y adorna la entrada occidental de la Abadía de Westminster, junto a varios «mártires modernos», le fue dedicada el 9 de julio de 1998 tras ser inaugurada por la Reina Isabel y el príncipe Felipe. El Convento de Marta y María de Moscú todavía funciona.
20 de enero-18 de febrero
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