La infanta Cristina (que está sufirnedo ahora la venganza de Iñaki Urdangarín) siempre tuvo un perfil discreto y exhibía naturalidad y sencillez en sus maneras y en su día a día. Fue la primera de sus hermanos en dejar la casa familiar e instalarse por su cuenta, algo poco frecuente en la realeza, más propio de una chica de clase media. Pero Cristina era independiente y quería vivir su vida (independencia que ha perdido ahora por seguir al lado de Iñaki Urdangarín) y que no hubiera sufrido si se hubiera quedado con Álvaro Bultó, su primer amor) .
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Tenía 25 años, en la primavera de 1992, cuando se instaló en Barcelona, antes de los Juegos Olímpicos, con su prima Alexia, hija de los reyes de Grecia Constantino y Ana María (aquí el quién es quién de la familia real griega ) y una de sus amigas más fieles a lo largo de los años. Cristina había terminado su carrera de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid, especializándose en Relaciones Internacionales –fue el primer miembro de una familia real española en licenciarse en la Universidad– y quería comenzar a trabajar.
En el otoño de ese año comenzó su actividad en la Fundación Cultural La Caixa. Pero detrás de aquel afán de independencia parece que había también otra razón: estaba enamorada de Fernando León, un atractivo regatista canario, hoy cuatro veces olímpico y medalla de oro en Atlanta, en 1996, al que había conocido como profesor en un curso de vela. Ella se integró en su grupo de amigos para pasar desapercibida y poder moverse por Barcelona con libertad.
Parece que el intermediario de este romance fue Carlos Morales, también canario y regatista, y novio de su prima Alexia, con la que se casaría el 9 de julio de 1999, en Londres, con asistencia de casi toda la realeza europea. Otras fuentes indican que fue el rey Felipe quien los presentó. El rey y Fernando León se prepararon juntos para las olimpiadas de 1992. Por supuesto la relación no fue confirmada.
Los medios se hacían eco, en aquella época, de una supuesta relación de la infanta con el príncipe Felipe, hoy Rey de los Belgas, que entonces viajaba a menudo a España, pero parece que ni siquiera se conocían. Se llegó incluso a relacionarla con Cayetano Martínez de Irujo, hijo de la Duquesa de Alba y jinete, pero aquello era otro rumor sin fundamento.
Quizá la noticia más disparatada fue la que aseguraba que mantenía un noviazgo secreto con el actor catalán Juanjo Puigcorbé, que pertenecía a su grupo de amigos y con el que parece que guarda una buena amistad todavía hoy. Nuevos comentarios con Puigcorbé de protagonista volvieron a salir hace dos años, pero eran solo eso, comentarios. El es concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, desde 2015, independentista, republicano y de izquierdas. Otro de los nombres que surgieron en las revistas en aquel tiempo fue el de otro regatista, José Luis Doreste, pero, de nuevo, se trataba solo de rumores.
Álvaro Bultó. /
El nombre que sí parece que tuvo trascendencia en la vida de la Infanta fue el de otro deportista, Álvaro Bultó. Dicen que fue su primer amor serio. Él pertenecía a una importante familia catalana –su madre era la aristócrata Inés Sagnier Muñoz y su padre, el empresario Francisco Javier Bultó Marqués, cofundador de la fábrica de motos Montesa y Bultaco-. Uno de sus sobrinos era el piloto de motociclismo Sete Gibernau. Álvaro era culto, educado y cosmopolita y se había especializado en deportes de riesgo como la caída libre o la escalada vertical. Parece que la infanta y él se conocieron en Baqueira, en una cena de amigos. Se veían en la finca familiar de los Bultó, en Tarragona, o en el apartamento que la infanta compartía con Alexia en Sarriá, en Barcelona. Practicaban juntos deportes como el rafting.
La relación, sin confirmar tampoco, duró tres años. Les resultaba difícil compaginar sus estilos de vida y encontrar momentos para verse. Él viajaba constantemente y Cristina lo llevaba mal. Álvaro tuvo un final trágico: falleció el 23 de agosto de 2013, practicando un deporte de riesgo que se llama salto BASE con traje de alas («wingfly»), en los Alpes Suizos. Tenía cuarenta años. Era un hombre atractivo y con éxito y le habían atribuido constantes romances con conocidas como las presentadoras Ivonne Reyes y Paloma Lago o la modelo Esther Cañadas. Cristina y Álvaro habían mantenido, sin embargo, una buena amistad tras la ruptura y su muerte fue un golpe para la Infanta.
Otro deportista llegó entonces a la vida de la Infanta: el waterpolista, medalla de plata en las olimpiadas de 1992 y de oro en las de Atlanta, en 1996, Jesús Rollán, portero del equipo de waterpolo. Tenía una brillante trayectoria, pero se retiró tras los Juegos Olímpicos de Atenas, en 2004, por culpa de su adicción a las drogas. Parece que, en su momento, sí gustaba en Zarzuela. Pero fue una historia breve. La infanta estaba muy interesada en él, pero el deportista no le correspondía con la misma intensidad, según cuenta la periodista Paloma Barrientos. A pesar de todo, mantuvieron la amistad. Jesús tuvo otro final trágico: murió en 2006, con solo 37 años, en pleno tratamiento de su adicción. Cayó desde una terraza de la clínica en la que estaba ingresado.
Entonces Cristina se fijó en Iñaki Urdangarín, curiosamente con el mismo perfil que Álvaro Bultó y Fernando León, alto y rubio de ojos azules. Fue a finales de julio de 1996, en las Olimpiadas de Atlanta. Se dice que fue Jesús Rollán quien los presentó, porque Iñaki y él eran íntimos amigos. Iñaki tenía novia, Carmen Camí, pero la aparición de la Infanta terminó con esa relación, aunque parece que él nunca puso fin oficialmente al noviazgo y la joven se enteró por la televisión de su compromiso con la Infanta.
El 3 de mayo de 1997 se celebró la petición de mano de Cristina e Iñaki y la boda tuvo lugar cinco meses después, el 4 de octubre, en la catedral de Barcelona. Iñaki tenía 29 años y Cristina 31. Era la primera de sus hermanos en casarse y aquel enlace se convirtió en símbolo de una nueva realeza, más moderna y enraizada en la vida diaria. Cristina fue siempre la Infanta con más estilo y con una vida más contemporánea.
20 de enero-18 de febrero
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