Por qué Rainiero no se atrevió a casarse de nuevo tras la muerte de Grace Kelly: la tentación se llamaba Ira de Fürstenberg

Fue un escándalo a mediados de los años 80. Solo tres años después del fallecimiento de la princesa Grace, Rainiero de Mónaco, el viudo de Europa, se encaprichó de Ira de Fürstenberg, la estrella más brillante de la jet set.

Fue, hasta su fallecimiento en 2005, el viudo de Europa. Todo el continente y gran parte del mundo lloró la muerte de Grace Kelly, la actriz de Hollywood devenida princesa que resucitó para el glamour y el capital global al decadente Principado de Mónaco. El accidente de coche que se llevó su vida en 1982 desencadenó una verdadera tragedia familiar, y no solo El principe Rainiero, desconsolado, cayó en el desaliento, al igual que Alberto y Carolina, aunque esta tuvo que sobreponerse inmediatamente para ejercer las labores de primera dama. En la gran historia de este pequeño estado, Rainiero jamás consideró rehacer su vida. En la pequeña historia de lo no confirmado, la historia es otra y se llama Ira de Fürstenberg (que luego tuvo un dramático divorcio con Alfonso de Hohenlohe).

Solo habían pasado tres años del fallecimiento de Grace Kelly cuando el príncipe Rainiero, ya con 62 años, comenzó a dejarse ver con una mujer que no entraba en las quinielas de nadie: Ira deFürstenberg. Habitual de los círculos de poder en Europa, por parte de padre forma parte de una de las familias aristocráticas y por parte de madre, de los Agnelli. A los 15 años se casó con el príncipe Alfonso de Hohenlohe, ahijado de Alfonso XIII, creador del Marbella Club y de la jet-set de la Costa del Sol. «Me casé joven porque no quería estudiar«, ha explicado en varias entrevistas. »Alfonso me cortejaba galantemente y en aquella época a las chicas se nos educaba solo para el matrimonio. No lo hice por fugarme, sino porque me enamoré y me pareció adecuado ser madre y llevar una casa». Se separó a los cinco años, se mudó a Estados Unidos y allí se casó con un empresario playboy llamado Francisco Matarazzo Pignateri. Duraron tres años. Tenía 26 y el convencimiento de que no se casaría nunca más.

Como eran un verdadero bellezón, a Ira de Fürstenberg no le faltaron los amantes, entre ellos actores como el sex symbol Alain Delon o el James Bond de la época, Roger Moore. Sin embargo, la amistad entrañable que más ríos de tinta hizo correr en la época fue la que le unió, a mediados de los 80, con Rainiero de Mónaco. Las fotos que demostrarían la relación se tomaron en unas vacaciones que, presuntamente, pasaron juntos.

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Antes, el soberano monegasco dio la campanada al llevar a Ira como acompañante en el Baile de la Rosa que, cada año, Mónaco organiza para recaudar fondos para la Cruz Roja. También la invitó a aparecer junto a la familia real en otros eventos de la agenda oficial monegasca. Nadie daba crédito, y en los círculos próximos a la familia real lo único que se repetía era que Ira de Fürstenberg y Rainiero se conocían desde hacía 23 años. Incluso tenía un antepasado común con Rainiero: Lady Maria Victoria Hamilton, su bisabuela .

El escándalo fue de tal tamaño, que la oficina de prensa de Rainiero se vio obligada a emitir un comunicado oficial desmintiendo rotundamente dichas afirmaciones, que aunque nunca han sido probadas sí fueron comentadas por la mismísima princesa Margarita de Inglaterra: «Ira es una mujer demasiado grande para un país tan pequeño». La propia implicada ha negado siempre los rumores que la convertían en posible princesa de Mónaco, aunque se deshace en halagos hacia el que pudo haber sido su tercer marido: «Rainiero y yo fuimos grandes amigos. Era un hombre extraordinario, generoso, riguroso y siempre simpático». Por aquellas fechas, la alemana había abandonado el cine y probaba suerte como relaciones públicas de firmas del lujo de la moda y la cosmética, graciasa su posición como una de las estrellas de la jet-set europea.

Sin embargo, en 2015, al cumplirse una década del fallecimiento de Rainiero, Alfonso de Hohenlohe reveló al semanario Bunte que Ira había recibido en 1992 una propuesta de matrimonio del soberano monegasco. La actriz no estaba convencida de aceptar, pero Alfonso le aconsejó que lo hiciera.

Por razones desconocidas, la boda nunca llego a celebrarse, y tampoco los canales del palacio Grimaldi se hicieron eco oficial de la relación. A pesar de ello, la actriz se convirtió en el mejor apoyo de la vejez de Rainiero, cuya salud había empeorado considerablemente tras la muerte de Grace, ya que en la década de los 90 fue intervenido dos veces del corazón y en 2000 le extirparon parte de un pulmón. Él la ayudó a promocionar sus creaciones artísticas, la ocupación en la que Ira de Fürstenberg se centró cuando la jet-set comenzó a decaer. El rey Juan Carlos tiene una pieza suya, valorada en 3.000 euros: un frutero de jade que le regaló su amiga entrañable Corinna.