El rey Felipe y la reina Letizia no comparten aficiones. /
Un invierno más, el rey Felipe se ha liado los esquíes a la cabeza para deslizarse por las últimas nieves de la temporada. Nada nuevo bajo el sol, en principio, pues es una escapada de la que no suele privarse, también porque le permite compartir tiempo con su pandilla de amigos. Efectivamente: este es un plan solo para ellos. La reina Letizia, y esto tampoco es una sorpresa, se quedó en Zarzuela .
Aunque en otras ocasiones han podido identificarse a los amigos del rey presentes en las pistas, esta semana solo se le ha puesto nombre a Kyril de Bulgaria. Escoltado por varios miembros de su equipo de seguridad, Felipe VI esquió, aceptó selfies y saludó a los que le reconocieron, antes de entregarse a un almuerzo a base de conservas de cerdo, embutidos y pastas artesanales. Reconozcámoslo: un banquete que difícilmente hubiera contado con la aprobación de la reina Letizia .
Detengámonos antes en un detalle que no ha pasado inadvertido a los cronistas reales y que tiene que ver con el destino invernal elegido en esta ocasión por el rey Felipe y sus amigos . Efectivamente: el monarca no acudió a Baqueira Beret, estación favorecida por la familia real desde hace décadas, ni a Sierra Nevada, las otras cumbres favoritas del monarca. De hecho, en esta ocasión Felipe VI acudió a la estación turolense de Valdelinares. ¿Por qué?
«Es muy bonito y hay nieve», adujo el Rey, preguntado por la razón de su primera visita a Valdelinares . Sí, aunque queda la duda de si Felipe VI no estará enviando un mensaje a sus amigos en Baqueira Beret, donde los empresarios de la zona ceden un chalet, La Pleta, para alojar a los miembros de la familia real. Recordemos: en febrero de 2023, Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia trataron de pernoctar allí durante una escapada romántica, con el escándalo subsiguiente.
Es cierto: el monarca estuvo en febrero en Baqueira. Sin embargo, los tiempos en los que la estación catalana tenía el monopolio del ocio deportivo de la familia real han pasado. Tomemos nota de la decisión de Felipe VI al respecto de su afición al esquí: a diferencia de lo que hacen sus homólogos europeos, siempre dispuestos a viajar fuera de su país para disfrutar de aficiones y vacaciones, el rey prefiere quedarse en España. Y repartir, a ser posible, sus visitas por todo el territorio.
Evidentemente, la ausencia de la reina Letizia de las estaciones de esquí españolas se ha normalizado. Es de todos conocido que no disfruta en absoluto de los usos y costumbres de los esquiadores, que incluyen colas en el telesilla y verdaderos banquetes al final de cada jornada deportiva. Sin embargo, sabemos que la Reina sí ha visitado alguna que otra estación de esquí suiza, acompañando al Rey y a sus hijas. ¿Tanta es la diferencia entre la experiencia española y la que se ofrece en la capital del esquí europeo?
El rey Felipe, en una jornada de esquí. /
Sin querer quitarle un ápice de peso al disgusto de Letizia por el esquí, lo cierto es que el ambiente de jovialidad, camaradería e informalidad que se respira en las estaciones puede llegar a disuadir a la Reina a la hora de dejarse ver fuera y dentro de las pistas. De hecho, vemos cómo el rey Felipe suele verse rodeado de personas que le reclaman una foto o una sonrisa, cosa que el reparte con generosidad. Letizia, mucho más menuda, puede verse más incómoda en este tipo de situaciones, sobre todo porque se le acercan con mucha más familiaridad que al Rey.
No perdamos de vista, tampoco, que las escapadas del rey Felipe a la nieve suelen ser exclusivamente masculinas. Parece que se ha ido convirtiendo en una tradición que la pandilla de amigos del monarca se reúna para practicar su deporte favorito y, como cierre de jornada, para darse un homenaje gastronómico. Si la reina Letizia acude al teatro, al ballet o a sus ferias de alimentación ecológica en solitario, ¿por qué habría de extrañar que el Rey hiciera lo mismo con el esquí?
Con todo, cabe preguntarse por qué la reina Letizia no logra incorporarse a las aficiones clásicas de la familia real, el esquí y la vela, mientras que el rey Felipe la acompaña en sus salidas al cine sim problemas. Es fácil: el neuroma de Morton que sufre en sus pies impide específicamente la práctica del esquí. De hecho, la rigidez de las botas que requiere este deporte puede provocar precisamente esta enfermedad en los deportistas. Esta es razón suficiente, aunque puede aducirse alguna otra, de índole más sociológico.
Indudablemente, el matrimonio de Letizia Ortiz con el rey Felipe conllevó un vuelco total en la trayectoria de la entonces periodista, también en términos de lo que se conoce como un desclasamiento. La periodista asturiana, la primogénita en una familia de clase media, ascendió repentinamente de clase social y entró en un mundo de usos y costumbres desconocidos para ella. Entre ellos, claro, la práctica de la vela y el esquí, asociados hace décadas a las familias de economía amplia.
El Rey, de hecho, lo tiene más fácil para 'descender' a las actividades de una clase que no le corresponde: forma parte de su 'campechanía'. De hecho, hasta puede hacerle gracia sentarse en la oscuridad de una sala de cine comercial. Aunque tenga en Zarzuela su propia sala privada.