La reina Máxima de los Países Bajos nos ha dado el viaje royal glamouroso que necesitábamos para olvidarnos de la pandemia

Tocados, pamelas, tiaras, vestidos de gala… si no fuera por las mascarillas a juego con la ropa, gracias a la visita de la reina Máxima de los Países Bajos y el rey Guillermo I a Alemania, nos habríamos olvidado de la pandemia: por fin alguien dispuesto a recuperar el glamour royal.

Si quieres ver los mejores looks de la reina Máxima de los Países bajos, pincha en al imagen./gtres

Si quieres ver los mejores looks de la reina Máxima de los Países bajos, pincha en al imagen. / gtres

Silvia Vivas
Silvia Vivas

Bautizos secretos, bodas reales íntimas, entierros de estado con limitación de aforo, agendas cercenadas, visitas oficiales suspendidas… El que quiera mantener intacto su amor por el glamour royal durante la pandemia lo tiene complicado. La sobriedad (a la vista está en los looks que lució nuestra propia reina Letizia en su viaje oficial a Andorra ), la imposibilidad de viajar y las limitaciones de aforo están acabando con nuestra capacidad para recordar que ser reina significa, además de una gran responsabilidad, un fondo de armario y un joyero que es pura fantasía. Hasta que esta semana los reyes de los Países Bajos han visitado Alemania y la reina Máxima ha sacado la artillería pesada. Pamelas, tocados con plumas, vestidos de gala, ¡tiaras!... la madre de Catalina Amalia de Holanda ha ido con todo hasta Berlín… y nos ha hecho tan felices.

La cosa no empezó especialmente bien cuando la reina Máxima y su marido, el rey Guillermo I de los Países Bajos , llegaron al aeropuerto de Berlín en medio de la lluvia con un asistente teniendo problemas con el paraguas y la reina arropando sus hombros con una de esas rebecas que tu abuela te pide que te pongas cuando refresca.

Para cuando la pareja llegó a posar en la puerta de Brandenburgo berlinesa todo mejoró. Entonces pudimos disfrutar bien a gusto, y sin lluvia, del conjunto escogido por la reina: el vestido sin mangas de falda asimétrica y pintado a mano de la firma Natan, elegante, todoterreno e ideal para la agenda de ese día: comida con el presidente Frank-Walter Steinmeier y la primera dama Elke Büdenbender, ceremonia de bienvenida oficial en el Schloss Bellevue, la residencia oficial del presidente alemán, intercambio de obsequios, pasar revista a la Guardia de honor alemana, visitar la embajada holandesa en Berlín…

La reina Máxima de los Países Bajos junto a su marido con el primer modelo que lució en su viaje oficial a Alemania. / gtres

Con la joyería al mínimo (apenas dos pulseras de brillantes y unos pendientes de perlas con piedras verdes alrededor), unos guantes (pelín cursis) y un bonete que imitaba el diseño del vestido, la reina Máxima dio una de las lecciones de saber estar de la visita a Alemania… y no había hecho más que empezar.

Después vendrían otros modelos y momentos estelares, como la cena de gala de esa misma noche, en la que la reina lució un vestido de escote asimétrico bordado con líneas doradas y motivos florales de Jan Taminiau y unos taconazos dorados anchos, pero vertiginosos. Y, por fin, una tiara. Concretamente la tiara Stuart con sus 900 brillantes.

La reina Máxima de los Países Bajos luciendo la tiara Stuart (incompleta pero igual de espectacular). / gtres

La lástima fue que en esta ocasión la tiara no lucía el diamante Stuart, un raro y gigantesco diamante azul que es el más caro de todo el joyero de los Orange y el más impresionante.

La reina Máxima sí echó mano de él para dejarnos boquiabiertos en 2018 en una cena de gala en el palacio de Buckingham. El diamante se quita o se pone de la tiara a voluntad (de hecho ha tenido varias vidas como gargantilla y broche), pero en esta ocasión no lo pudimos disfrutar. Como consuelo la reina posaba con dos impresionantes pendientes y pulseras y gargantilla a juego. Todo muy bling bling (por fin).

Como todo no va a ser fantasía la reina Máxima, a pesar de ser criticada en su país por lo costoso de su vestuario, se ha dado al reciclaje el resto del viaje. Para reunirse con Angela Merkel pudimos verla con el mismo modelo y tocado de flores que lució en las carreras de Ascot de 2019.

La reina Máxima de los Países Bajos con su marido, su gargantilla de aguamarinas y su Valentino de hace 10 años. / gtres

Y para acudir a un concierto de gala llevó el mismo vestido azul de Valentino con volantes que ya usara en la fiesta posterior a la boda de la princesa Charlène de Mónaco . Porque sí, cuando eres reina sabes llevar tocados de Ascot, acudir a eventos con prodigiosas pamelas XXL como la que ha lucido en su último día de visita oficial a Alemania... y te siguen valiendo los vestidos de hace 10 años. Genio y figura.

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