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Cuando Carlos III ascendió al trono en septiembre de 2022 también se convirtió en el nuevo propietario, junto a la reina Camilla, de una serie de impresionantes propiedades reales tan emblemáticas como el Palacio de Buckingham o el Castillo de Windsor. También heredó propiedades privadas de su madre, la reina Isabel II, como Balmoral y Sandringham. Esas casas se sumaron a la ya impresionante lista de casas de todos los tamaños del soberano británico, que abarcan desde el Reino Unido hasta Rumanía.
Donde pasa más tiempo es en su residencia oficial londinense, Clarence House. La propiedad, construida en la década de 1820, cuenta con cinco dormitorios y un salón de recepciones, rebosante de retratos familiares y antigüedades. Situada en The Mall, en la ciudad de Westminster, ha sido el hogar de Carlos y Camilla durante los últimos veinte años.
Luego está, por supuesto, el Palacio de Buckingham, sede administrativa de la familia real británica y quizá la más reconocible de todas las casas del monarca. Se construyó originalmente en 1703 y en él se celebran con regularidad importantes actos de Estado. Además, hay una piscina secreta en la propiedad.
Muy icónico es también el Castillo de Windsor, otra propiedad real clave. Edificado alrededor de 1070, ha sido el hogar de hasta 39 monarcas británicos. También es el lugar de descanso final de muchos de ellos, incluida la difunta reina Isabel II. Ahora que su hijo acaba de comprar una finca de 3,5 millones de euros para asegurar precisamente el descanso (en vida) de su esposa, repasamos cuáles son sus otras residencias,
Uno de los lugares de reposo favorito de la pareja ha sido la mansión de Highgrove, en Gloucestershire. Adquirida por el ducado de Cornualles en 1980, Carlos III remodeló a su gusto esta casa de finales del siglo XVIII y ha dedicado mucho tiempo a la construcción de los jardines. Ahora que el ducado está controlado por el príncipe Guillermo, su padre tiene en alquiler la propiedad.
El interior de la finca de Carlos III en Sandringham. /
Otro refugio privado de la realeza británica es la finca de Sandringham. Fue adquirida por Eduardo VII en 1862 como regalo para su futura esposa. Hoy en día se la conoce sobre todo por ser el lugar donde los Windsor se reúnen para celebrar ka Navidad. También fue allí donde el monarca pasó una larga temporada después de que le diagnosticaran cáncer.
The Old Mill, o el viejo molino, es la propiedad más reciente del Carlos, recién adquirida por 3,5 millones de euros. Es la casa contigua a Ray Mill House, el lugar de reposo favorito de la reina Camilla. Al parecer, su esposo temía que se convirtiera en un lugar de celebración de bodas, poniendo así en peligro la privacidad del refugio campestre. «El nuevo acuerdo es una solución pragmática, ya que es tanto una inversión financiera sólida como una forma de mantener la privacidad de su majestad», ha manifestado una fuente de Buckingham.
Sin duda, Carlos y Camilla tienen muchas residencias para elegir donde hospedarse cada vez que viajan a Escocia. La más conocida es el Castillo de Balmoral. Fue comprado en 1852 por el príncipe Alberto como regalo para su amada esposa, la reina Victoria, y la propiedad ha permanecido en la familia real desde entonces. Era el lugar favorito de Isabel II, que pasaba allí todos los veranos, y el rey Carlos ha mantenido la tradición de su difunta madre desde que heredó la propiedad. También acaba de abrir el castillo al público por primera vez en la historia.
Los Windsor frente al Castillo de Balmoral en 1960. /
También en la finca de Balmoral está Birkhall, una histórica casa que perteneció a la reina madre. A su muerte, el rey Carlos heredó la propiedad, a la que tiene mucho cariño. Prueba de ello es que allí pasó su luna de miel tras casarse con Camilla en 2005. «Es un lugar muy especial, sobre todo porque lo hizo mi abuela. Es el jardín de mi infancia, y todo lo que he hecho, en realidad, es mejorarlo un poco», aseguró el monarca en una ocasión.
Si viajamos en dirección a Edimburgo, podremos divisar el Palacio de Holyrood, que es la residencia oficial de Carlos III en Escocia. Todos los veranos pasa allí la llamada Semana de Holyrood, en la que organiza una fiesta de jardín en la propiedad y sirve de base para visitar diversos lugares de la región.
Finalmente, tenemos el Castillo de Mey, anteriormente llamado Castillo de Barrogill, que también era propiedad de la abuela del monarca y según la leyenda, está plagado de fantasmas. Tras heredarlo el rey Carlos, su fundación se hizo cargo de él. En las décadas transcurridas desde entonces, el monarca ha pasado en este castillo el comienzo de todas sus vacaciones de verano, antes de dirigirse a Balmoral.
El rey Carlos visitó la región rumana de Transilvania (Rumanía) por primera vez en 1988 y dijo estar «totalmente abrumado por su belleza única y su extraordinario patrimonio». En 2006, el royal se compró una casa de campo en Viscri que ahora se ha convertido en un centro de formación en artesanía tradicional y técnicas rurales. En este país también posee una casa de huéspedes llamada posada Zalán que cuenta con siete habitaciones.
En las islas Sorlingas, un archipiélago ubicado al oeste de la costa de Cornualles, el soberano británico posee una casa de veraneo, bautizada como Dolphin House, donde a menudo los príncipes de Gales han pasado sus vacaciones junto a sus tres hijos.
También en Irlanda del Norte y Gales tiene propiedades. Royal Hillsborough es su residencia oficial en Irlanda del Norte y se encuentra en el condado de Down. Cuando viaja a Gales se aloja en Llwynywermod, cuyas habitaciones fueron diseñados por Annabel Elliot, la hermana de la reina Camilla.