Vuelven las cenas de gala sin mascarillas: por qué el Rey Felipe nunca se sienta de espaldas a la puerta, qué significan las tiaras de la reina Letizia y otros secretos de las cita con más glamour del Palacio Real

Depués de muchos meses de pandemia por fin vuelven las cenas de palacio a la normalidad sin mascarillas.

Los Reyes volveran a las cenas en palacio sin mascarillas y vuelta a la normalidad. / getty images

Elena Castelló
Elena Castelló

Las cenas de gala en el Palacio Real forman parte del protocolo de una visita de Estado. Hoy se se celebrará la primera cena de gala sin mascarillas, y en todo su esplendor, tras dos años de pandemia. Podran la reina Letizia y el rey Felipe VI volver a la normalidad. El ceremonial que acompaña a estos encuentros, la forma más elevada de agasajar a los invitados en las visitas de Estado a España, volverá totalmente a la normalidad. Las cenas volvieron el pasado noviembre, pero todavía con mascarilla. Y el primer invitado, de esta nueva etapa, es el emir de Catar, Tamim bin Hamad Al Thani, que se alojará, junto a la primera de sus tres esposas, Jawaher Bint Hamad Bin Suhaim Al Thani ,, como es la costumbre, en el Palacio Real de El Pardo .

La primera fue para recibir al presidente de Italia, Sergio Matarella. En aquella ocasión, la reina Letizia lució un diseño negro de tirantes anchos y, por segunda vez, la tiara Rusia con el collar de chatones.Es la primera ocasión en que veremos a l os reyes y sus invitados sin mascarilla en un acto de este tipo, desde febrero de 2019. cuando recibieron al presidente del Perú, Martín Vizcarra.

Una cena de gala trata de ofrecer la imagen más cuidada de España. Detrás de su preparación hay un largo y minucioso proceso en el que se mezclan el protocolo, la tradición y la etiqueta. El «dress code» impone frac a los hombres y vestido largo para las mujeres. La reina luce tiara, como deben hacerlo todos los miembros de la realeza en estas ocasiones. Los invitados deben lucir, además, sus condecoraciones.

Los reyes en la cena de gala con el presidente de Italia, Sergio Matarella. / gtres

Es uno de los eventos más importantes de la Casa Real y todos los detalles se cuidan al milímetro, desde la decoración floral hasta la distancia entre los comensales. Se celebran siempre en el Palacio Real. Primero tiene lugar el besamanos en el Salón del Trono, en el que todos los asistentes saludan a los reyes, y, a continuación, pasan al comedor de gala, inaugurado por los reyes Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo en 1879 con motivo de su boda.

El rey Alfonso XII encargó a su arquitecto José Segundo de Lema que uniese tres salas grandes salas de palacio de manera que tanto la estructura como la decoración de las bóvedas permaneciesen casi intactas. Las obras finalizaron en 1885. En este gran salón, también se celebraban bailes.

Cuenta con quince arañas y 10 apliques, de estilo francés. La decoración de las bóvedas es del siglo XVIII. En las paredes, se exhiben tapices de la Colección Real, y la decoración la completan 12 grandes tibores chinos del siglo XVIII y varios jarrones monumentales franceses del siglo XIX. También son francesas las 144 sillas en las que se sientan los Reyes y sus invitados.

El Palacio Real es el más grande de Europa Occidental. Fue mandado construir por Felipe V, el primer Borbón que reinó en España, sobre los muros del Real Alcázar, destruido por un incendio en 1734. Es de estilo barroco y fue inaugurado durante el reinado de Fernando VI. La mesa tiene 35 metros y capacidad para 121 comensales. Para el montaje de la mesa se utilizan tableros y borriquetas de madera de la época de Alfonso XIII.

Su tamaño depende del número de invitados. Se utiliza mantelería de hilo blanco bordada también en el mismo color. Los reyes se sientan en el centro de la mesa, uno frente al otro, bajo la lámpara central, y en unas sillas de respaldo más alto que las del resto de invitados. A la derecha de don Felipe se distribuyen 29 sillas y 30 a la izquierda. Mientras que a ambos lados de doña Letizia se disponen 30. El rey nunca se sienta de espaldas a la ventana y la reina se sitúa de cara a la puerta por donde entra el servicio. Los extremos de la mesa los ocupan el jefe y el secretario general de la Casa del Rey. Cada invitado cuenta con 57 centímetros de espacio.

La mesa se decora con g randes adornos de plata, bandejas, floreros y candelabros de 10 brazos. Los cubiertos se colocan el mismo día de la cena, al igual que la cristalería de Bohemia y la vajilla blanca ambas con filo de oro, con las iniciales Don Juan Carlos y Doña Sofía. La cubertería está compuesta de piezas de plata sobredorada de la época de Alfonso XII, excepto las de pescado, que son de plata de plata, y se incorporaron en la época de Alfonso XIII.

Antes de ponerlas en la mesa y una vez terminada la cena todo se lavan a mano una a una. Las flores se escogen sin aroma y con pétalos que no manchen el mantel. Para que las distancias entre cada plato y entre las copas de cada comensal sean perfectas se utiliza un cordel tensado de extremo a extremo de la mesa y piezas de metacrilato. La simetría debe ser perfecta.

El mantel se plancha al vapor, una vez colocado, para hacer desaparecer los pliegues y la sutura de los manteles, y que parezcan solo uno, aunque, en realidad, son cinco unidos. Se prende a al muletón que cubre los tableros con unos alfileres. Todo se manipula con guantes y, a la hora de adornar la mesa y de colocar los pesados adornos, los operarios deben subirse encima de ella, para lo que se utilizan unos patucos. Lo primero que se coloca, después de los adornos, son los bajoplatos. Lo último, los platillos de pan, las servilletas, y los pimenteros y saleros.

A la hora de sentarse, se utiliza e l sistema llamado de mesa francesa: los anfitriones, los reyes, se sientan en el centro y a su derecha los invitados principales. Así, a la derecha del Rey se suele sentar la esposa del presidente en visita de Estado, y a la derecha de la Reina, el presidente visitante. A la izquierda de doña Letizia, se sitúa el presidente del Gobierno; y a la de Felipe VI, la esposa de este. El resto de invitados recibe a la entrada una tarjeta donde se le señala su ubicación en la mesa.

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