Sophie de Edumburgo junto a la reina Isabel II. / GTRES

La nuera ideal

La traición de Sophie de Edimburgo a la reina Isabel II que pagó muy caro: así cayó en la trampa de un falso jeque

La mujer del príncipe Eduardo abandonó sus negocios y se dedicó exclusivamente a trabajar para la casa real británica.

No ha habido un solo hijo ni un solo yerno o nuera que no haya dado un disgusto a la reina Isabel II, aunque algunos superaron sus particulares escándalos con mayor fortuna que otros, como es el caso de Eduardo de Inglaterra y su mujer Sophie Rhys Jones, duquesa de Edimburgo. De hecho, ahora son dos de las figuras más valoradas en una familia en la que el príncipe Andrés está condenado al ostracismo y Harry y su mujer, Meghan Markle, viven en un exilio dorado y voluntario.

Nos tenemos que remontar a abril de 2021 para el vergonzante episodio del que fue protagonista la nuera del rey Carlos III, cuando aún no se habían cumplido dos años de su boda, el 19 de junio de 1999, en la capilla de San Jorge. Sophie Rhys-Jones cayó en la trampa de un reportero del periódico más sensacionalista del Reino Unido, News of the World, que se hizo pasar por un jeque árabe para hacer negocios.

La mujer del príncipe Eduardo se dejó llevar y no solo vio posibilidades de hacer dinero sino que dejó mal a la familia real británica. Hizo comentarios muy inapropiados a Mazher Mahmood, entre otros llamando «vieja querida» a Isabel II y también desacreditó a la reina madre. En términos políticos también fue muy torpe, pues calificó al primer ministro Tony Blair y a su mujer Cherie de «horribles, absolutamente horribles».

Cerró su empresa de relaciones públicas

Este desafortunado encuentro lo hizo en calidad de directora de su empresa de relaciones públicas R-JH, que había puesto en marcha en 1997, dos años antes de emparentar con los Windsor y este traspiés supuso que decidiera dejar esta actividad, porque podría interpretarse como tráfico de influencias, no en vano ante el falso jeque esgrimió sus contactos como gran activo profesional.

No fue el único hecho poco edificante en el que estuvo implicado el matrimonio, ya que en esas fechas su marido, Eduardo de Edimburgo, a través de su empresa, Arden Productions, fue sorprendido filmando a su sobrino, el príncipe Guillermo, actual príncipe de Gales, mientras estaba en la universidad. Suponía violar flagrantemente las reglas de privacidad de la familia real y con esta acción traspasó una línea roja que influyó en su decisión de apartarse temporalmente de la vida pública con su mujer y replantearse su futuro.

Los duques de Edimburgo, junto a sus hijos. / gtres

En cuanto al escándalo de Sophie Rhys-Jones, debemos destacar que puso a Buckingham en una posición delicada. Hablaron de «inexactitudes totales» y hacían una sugerencia que sonaba a advertencia con consecuencias legales: «Sugerimos que ningún periodista le dé importancia a esta historia». Sin embargo los titulares hablaban de que el príncipe Eduardo habría estado furioso con su esposa y que la reina Isabel II estaría indignada.

La sexualidad del príncipe Eduardo, objeto de rumores

Sophie Rhys-Jones también sucumbió a lo que podríamos considerar como un chantaje por parte de News of The World, para que esta historia no viera la luz. En esas fechas salió publicada una entrevista pactada con ella en Buckingham hablando sobre la sexualidad de su marido (había sido objeto de numerosos rumores a lo largo de los años) y las dificultades que estaban teniendo para ser padres. Sin embargo, esta estrategia no funcionó porque el contenido de esas grabaciones ya había trascendido y el escándalo no se pudo evitar.

Ahora, sin embargo, la imagen de los Wessex ha mejorado exponencialmente y son considerados como dos de los primeros activos de la casa real británica en tiempos, nuevamente, de escándalos de mayor calado. Hasta tal punto se consideró un éxito la gestión de su crisis, que cuando empezaron a aparecer las primeras fricciones entre los Sussex y los Windsor, la prensa británica publicó que Sophie Rhys-Jones estaba haciendo de consejera de Meghan Markle, sin demasiado éxito, a tenor de los acontecimientos.

Mientras los condes de Wessex y sus dos hijos, Louise y Jacob, son tratados con consideración por parte de los medios de comunicación británicos, los Sussex se han convertido en el enemigo número uno, los tabloides británicos, a los que han osado llevar a los tribunales desoyendo los consejos de palacio, que no consideraban apropiado dar este peligroso paso.