Pico o muerdo Tamara Falcó e Iñigo Onieva vuelven a los besos en Instagram: «Mi único objetivo es hacerte feliz cada nanosegundo»

Se ha olvidado del drama de Vargas Llosa . Y ha triunfado el amor. Tamara Falcó e Iñigo Onieva han vuelto. Pero han vuelto a lo grande, como hay que volver: en Instagram y desde el Polo Norte. ¿Era necesario marcharse tan lejos para formalizar esa relación que fue, luego no, después nunca y al final, vale venga? Probablemente no, pero a esta pareja que le ha gustado tanto coger un busuness class cuando se ha dado el caso, le pega más contar las cosas desde Ivalo que desde Lepe, por poner un suponer.

«Unos días en Ivalo (Polo Norte) espectaculares», empieza escribiendo Tamara Falcó en su red social. «Vinimos Inigo Onieva y yo para ver las auroras #fail, pero nos vamos felices con unos recuerdos espectaculares de una naturaleza que se mantiene prístina y un confort como si estuvieras en tu propia casa». Se entiende que ese fail con una almohadilla se refiere a que lo que vienen a ser las auroras no las vieron, pero el resto (amor, besos, arrumacos, reencuentros, volver a construir lo suyom, etc, 'check!').

La marquesa de Griñón compartía junto a este breve párrafo una serie de instantáneas que recuperan el espíritu pristino de aquel amor que compartieron un día y que llenaron su cuenta de Instagram de momentos 'espectaculares'. Y que después borró. Y que ahora está dispuesta a reponer, con nuevas escapadas, nuevos momentum, nuevos recueros, y a poder ser ningún fail.

Al mismo tiempo que la hija de Isabel Preysler escribía su párrafo, su novio (antes ex, ahora novio de nuevo), hacía lo propio con otra galería de imágenes y un texto largo, trabajado, reposado y que resume por lo que ha pasado la pareja en los últimos meses. Sobre todo él.

Iñigo ha echado mano de algunos lugares comunes («El amor todo lo gana»), citas célebres (Lo que no nos mata, nos hace más fuertes), y hasta se burla un poco de los sufrido dentro y fuera del metaverso («Mi único objetivo es hacerte feliz cada segundo de tu vida, o mejor dicho, cada «nano segundo»!).

«El amor gana, y es lo que ha prevalecido y lo que nos ha traído hasta aquí tras estos meses tan duros, pero el amor que sentimos el uno por el otro, contra todo pronóstico, nos ha vuelto a unir. Porque como dice el dicho, lo que no nos mata nos hace mas fuertes», empezaba escribiendo el empresario.

«Y así hemos salido de esta pesadilla, absolutamente fortalecidos y llenos de felicidad para retomar nuestro proyecto de vida juntos».

Después de confirmar que hoy están mucho mejor que nunca, Onieva resumía lo vivido después de aquel beso en el Burning Festival que seguramente prefiera olvidar (y que olvidemos). «Lo vivido tras nuestra ruptura, ha sido probablemente el episodio mas duro y desagradable de mi vida.

Sin embargo, me quedo con lo bueno, y es que también ha sido una lección muy valiosa, de la que saco muchísimas lecturas positivas, sobre todo el saber, no lo que quiero en mi vida, que eso lo tenía claro, sino lo que NO QUIERO». Lo dicho, de todo se aprende, y de lo malo más.

«Ha sido un antes y un después, donde lo que saco de conclusión es que lo que mas quiero en el mundo eres tú y estoy completamente enamorado de ti. Eres un ángel que Dios ha puesto en mi camino, que saca lo mejor de mi y me hace querer ser mejor persona en lo personal, profesional y espiritual», explicaba Onieva.

«Ha sido un aprendizaje donde me doy cuenta que no hay nada que se puede anteponer a ti. Mi absoluta prioridad eres tú, tu felicidad y nuestro proyecto conjunto de pareja y de familia. ¡Tú eres mi familia!», finalizaba.

La ruptura de Iñigo y Tamara marcó aquel mes de septiembre de 2021. La forma en la que cada cual llevó adelante su luto fue muy distinto: ella, viajando, asistiendo a encuentros cristianos y volviendo a las alfombras rojas. Él, aislándose en su casa, encerrándose en sí mismo y haciendo el camino de Santiago.

Fueron tiempos convulsos en los que todos (nosotros mismos) sufrieron: ella, por sentirse engañada y él, por haber cometido el error de su vida. Cuatro meses y un milagro navideño después, el amor triunfa y Onieva tiene un objetivo en la vida, un proyecto para llevarlo a cabo y un plan de indemnización por el dolor padecido que no puede fallar (incluye risas, retos, lloros y bilingüismo).

«Mi único objetivo es hacerte feliz cada segundo de tu vida, o mejor dicho, cada «nano segundo»! Lucharé por recompensar el sufrimiento que te he provocado con una vida llena de felicidad y amor. Donde compartir risas, retos, lloros, proyectos, ¡todo!», escribía rotundo.

Me considero el hombre mas afortunado del mundo y no te puedo admirar más! Hace falta mucha valentía para habernos dado una oportunidad, pero I won't let you down! Te quiero mi amor». Y como no hay declaración de intenciones posible sin lugar por los agradecimientos, termina: «Aprovecho y quiero dar las gracias de corazón a todos los que habéis estado apoyándome, dándome cariño y fuerzas durante estos meses».

Para rematar, Iñigo tenía un guiño también con los no tan cercanos: «Familia, amigos, compañeros de trabajo, periodistas, pero también todos aquellos desconocidos que habéis dedicado unos minutos para mandarme unas lineas de cariño al Inbox, he recibido auténticas maravillas. Gracias».