La relación entre Tamara Falcó e Íñigo Onieva comenzó en verano de 2020 y salió a la luz tan solo unos meses después. Desde entonces, la marquesa de Griñón ha estado aún más en el foco de escrutinio público, soportando rumores de todo tipo sobre su relación con el diseñador de automóviles, incluido algún escándalo. Pero en medio de la vorágine mediática, Falcó siempre había evitado tocar un tema: la posibilidad de que la pareja celebre su boda . Sin embargo, este jueves ha contado en El Hormiguero cómo le gustaría que fuera su enlace ideal.
La hija de Isabel Preysler es colaboradora habitual del mencionado programa de televisión, por lo que cada semana deja estilismos dignos de imitar y alguna que otra confesión interesante. En esta ocasión, ha sido el guionista Juan del Val, marido de Nuria Roca, quien ha abierto el melón de las bodas, consiguiendo que todo el público estuviera pendiente de la reacción de Tamara. «O te casas o no te casas. Hay que hacer una boda como Dios manda, con 500 invitados y música de Georgie Dann», aseveraba el colaborador, después de arremeter contra las personas «que presumen de casarse discretamente».
Lejos de sentirse incómoda, y respondiendo a la curiosidad de Pablo Motos, Falcó confesaba que le gustaría que su boda se acercara a lo que del Val precisamente tanto critica. «No creo que la hiciese gigantesca. Mi padre me contó que en su primera boda seguía saludando a gente al final de la noche. Fueron 1.000 personas y eso si que me parecería una pesadilla». Tamara solo quiere estar rodeada de «la gente que más quieres y con los que te lo pasas fenomenal. Es posible, sí, no lo sé».
Aunque la relación aún puede ser temprana para un enlace –que en el caso de Falcó, por su estatus social y compromisos no podría ser tan discreto como ella pretende–, puede que las campanas de boda estén sonando más fuerte que nunca. Solo queda esperar a que el ingeniero hinque rodilla y ella decida comunicarlo públicamente.
20 de enero-18 de febrero
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