Victoria Federica ha hablado. Por fin conocemos el tono de su voz, más allá de un nervioso discurso en evento benéfico o algún improperio dirigido a la prensa. Sus declaraciones a la salida de un restaurante sorprendieron hasta a sus amigas. Nadie esperaba que la hija de la infanta Elena hablara tranquilamente con los periodistas para contar lo mínimo: que acudiría a Ginebra a celebrar el cumpleaños de Irene Urdangarin y que estaba feliz por el nuevo trabajo de su hermano Froilán en la Cumbre del Clima.
Se obró la metamorfosis en Victoria Federica , hasta la fecha conocida por sus formas desabridas a la hora de tratar a los profesionales de la información. El runrun sobre su negativa a decir palabra en cada una de sus apariciones sobre la alfombra roja se convirtió en un clamor en los últimos meses. Parecía que la joven no entendía que los periodistas no forman parte de una corte, sino que permiten que pueda firmar sus lucrativos contratos gracias, precisamente, a su cobertura.
El mutismo de Victoria Federica , punteado por algunos desplantes, malos gestos y carreras inexplicables en eventos para prensa, ha provocado un cisma entre los analistas de lo 'royal'. La mayoría criticó la actitud de la primera influencer Borbón, aunque unos lo hicieron con más acritud que otros. Hubo, eso sí, un mínimo común denominador en la valoración de la actitud de Vic: poco profesional.
Entre los más benevolentes, se adujo la juventud de Victoria Federica y su timidez para justificar que se relacionara con los medios de comunicación como si fuera una esfinge. Evidentemente, tiene que pesar también en su comportamiento la voracidad de la crónica rosa a la hora de procesar cada uno de los movimientos de la familia del rey y la desaparición de filtros a la hora de hablar de todo lo 'royal'.
La facción más crítica, sin embargo, cargaba las tintas sobre el supuesto carácter soberbio de la nieta de los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía , su afición a la vida regalada por la publicidad y cierta ceguera acerca de la razón de su éxito: su apellido. Además, se deslizó una teoría que podría justificar el estruendoso silencio de la influencer Marichalar, más allá de su particular carácter: una imposición de Casa Real.
Un dato bastante revelador venía a apuntalar esta teoría, según la cual Zarzuela habría puesto como única condición para el trabajo publicitario de Victoria Federica que no diera declaraciones, ya que estas romperían el férreo control sobre lo que se publica de la familia real. Según el periodista Antonio Rossi, Vicestuvo a punto de participar en un conocido 'talent' de televisión y solo la intervención familiar impidió que así lo hiciera.
Rossi no aclaró quién exactamente habría impedido que Vic se convirtiera en estrella de televisión, al más puro estilo Tamara Falcó : quedó en el aire si habría sido alguien de Casa Real o incluso su madre, pues la infanta Elena es absolutamente alérgica a cámaras y alcachofas. Según sus informaciones, Victoria Federica fue frenada cuando estaba a punto de firmar el contrato que podría haber cambiado absolutamente su carrera y su imagen.
No resulta nada extravagante que Victoria Federica aceptara participar en un programa tipo MasterChef, donde ya han triunfado otras 'royal' como María Zurita o aristócratas como la marquesa de Griñón o Isabelle Junot , marquesa de Cubas. Alguien, quizá con buen criterio da da la inmadurez ante las cámaras de la joven, lo impidió. ¿Cabe pensar que fuera Casa Real? Lo cierto es que no parece que Zarzuela se ocupe en ningún caso de las actividades profesionales de personas ajenas a la familia real.
Desde que en 2014 se anunció la reducción de miembros integrantes de la familia real, ni las infantas ni sus hijos están bajo el paraguas protector de Casa Real. Por ello, tienen libertad total para utilizar a su discreción su propio apellido en las actividades que les convengan. La prueba de que Casa Real no tiene nada que ver con el silencio de Victoria Federica lo prueba sus inesperadas declaraciones, totalmente espontáneas. ¿Acaso hablaría si se lo hubiera prohibido Letizia o el rey?
Todo indica que Victoria Federica va a tener que plegarse a las reglas que tienen que seguir todas las influencers. Puede que hasta la fecha bastara el 'allure' de su apellido para contentar a las marcas, pero desde sus últimos fiascos su caché exige algo más. Veremos si la sobrina de los reyes Felipe y Letizia entiende que, desde ya, ni las marcas ni los periodistas están a su servicio. Por contrato es, más bien, al contrario.
20 de enero-18 de febrero
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