Los suegros del actor
Los suegros del actor
«Está cañón, ¿verdad? Te lo pueden contar, pero yo lo vivo y es amor puro. Me ha sorprendido, porque es compasión, es bondad». La que habla de esta manera es Paola García-Baquero, madre de Alejandra Silva. El 'cañón' al que se refiere, no es otro que Richard Gere, el 'bondadoso' y 'compasivo' marido de su hija y por tanto yerno suyo. Ojalá algún día alguien diga algo así de nosotros
Paola, que cuando pronunció estas palabras sobre el actor acompañaba a su hija a recoger un premio (no solo Gere es reconocido con galardones por su carrera), añadía: «Ver a mi hija feliz es muy importante para mí, pero es que, además, Richard la está apoyando en todo. Es de las personas que hacen un mundo mejor». Como dicen en TikTok: «Quédate con quien hable de ti como lo hace Paola de Gere».
No sabemos si lo de ser buena persona le viene a al protagonista de Oficial y Caballero de la meditación (ha llegado a decir que «antes de empezar, era una persona horrible»), o si ha sido la edad y la madurez lo que le ha ido moldeando. Lo que sí podemos asegurar es que, a juzgar por las palabras de Paola, el buen rollo fluye entre suegra y yerno. Algo que no siempre es fácil.
No es casualidad que Richard Gere se haya declarado madridista, que no madrileño (por el momento). De hecho, el actor norteamericano empezó a ser un poco merengue desde que conoció a Alejandra Silva hace más una década. ¿La razón? Ignacio Silva Botas, padre de Alejandra, fue vicepresidente económico del Real Madrid de la mano de Lorenzo Sanz. Por eso, ella ha sido socia abonada al club desde pequeña y una habitual cuando era veinteañera, de las fiestas madridistas. De hecho, llegó a ser novia del futbolista brasileño Roberto Carlos que durante una década militó en el equipo blanco.
Alejandra Silva junto a Roberto Carlos, en una imagen de 2005. /
Ignacio Silva acabó dimitiendo de sus funciones al frente del club en una carta que se hizo pública y en la que argumentaba que el presidente le había ido apartando de la gestión económica, que había recaído en Juan Onieva, con quien no se hablaba desde hacía mesas. « Yo no soy florero en ningún sitio, así que si no colaboro, me marcho. Estoy hasta el gorro», escribió. Silva no volvió a relacionarse con el Real Madrid y se dedicó a sus negocios e inversiones, algunos de ellos relacionados con el mundo inmobiliario y urbanístico.
Lo curioso del caso es que en realidad Gere conoció al que acabaría siendo su futuro suegro mucho antes de conocer a la que acabaría siendo su futura esposa. Fue en septiembre del año 2000 y el encuentro tuvo lugar en Formentera, que no es mal sitio para conocer a alguien. El protagonista de Pretty Woman se encontraba en la isla balear rodando un anuncio de relojes Viceroy.
El presidente entonces de esta empresa (Munreco) era Juan Palacios, antiguo compañero en las filas del Real Madrid de Silva y amigo del empresario. Palacios le pidió ayuda a Silva para encontrar y gestionar localizaciones para rodar el anuncio que finalmente tomó forma en la pequeña isla balear. El proceso duró cinco días y durante ese tiempo Gere se quedó en la casa que el padre de Alejandra Silva tiene en Ibiza. Aunque aún no lo sabían, el tiempo volvería a cruzar sus caminos y Gere acabaría haciendo abuelo a Ignacio.
Como decíamos, el amor merengue de Ignacio Silva pasó a su hija, que pasó a su pareja que posiblemente pase a los dos hijos de ambos y también al que Alejandra tuvo de su relación anterior a Gere. La afición de la pareja es tal que les hemos visto juntos y por separado, compartiendo algunos de los momentos históricos del equipo como el día que el actor se presentó en un entrenamiento, dio unos toques de balón con Sergio Ramos, se puso una camiseta y, al día siguiente, levantó la Undécima en el césped de San Siro. O cuando Alejandra se fotografió junto a Gareth Bale celebrando la Champions número 13 del club.
Pero mientras Ale y Richard se han convertido en figuras mediáticas y cada vez están más presentes en la actualidad informativa (especialmente desde que viven en nuestro país), la familia de Alejandra sigue viviendo con un perfil muy discreto, incluyendo a sus hermanas Patricia y Alejandra. De hecho, hay muy poca información gráfica y sus apariciones públicas son mínimas.
Susana García-Vaquero, tía de Alejandra Silva, junto a algunos de sus compañeros del centro de yoga que regenta. /
La última en romper ese halo de secretismo, aunque de forma tímida, ha sido Susana García-Baquero López-Amado, hermana de Paola. La tía de Alejandra Silva puso en marcha el año pasado un centro de yoga en A Coruña que contó con el apoyo de su sobrina.
«Al vivir en Madrid, esta decisión ha implicado un cambio importante tanto para mí como para mi familia, pero el apoyo de todos ellos, en especial el de mi sobrina Alejandra Gere, me infundieron mucho ánimo. «Sabes que iría al fin del mundo contigo tía, creo en ti, me gusta como eres, lo que haces y sobre todo como eres».