Quién es Sabine Getty, la invitada millonaria más elegante en la boda de Felipe de Grecia y Nina Fohr que ha robado el protagonismo a Marie-Chantal y a Tatiana de Grecia

Sabine Getty, diseñadora de joyas de origen libanés y apellido ilustre y millonario, es amiga de los Casiraghi con Beatrice Borromeo a la cabeza , los Brandolini , la instagramer millonaria famosa por sus juegos de mesa Alice Naylor-Leyland y las princesas Beatriz y Eugenia de York y una de las «influencers» más importantes del momento, a pesar de su discreción. La última vez que hemos podido disfrutar de su aura de celebrity ha sido en la boda de Felipe de Grecia con Nina Flohr , la boda royal del año en la que Sabine Getty eclipsó con su elegancia a las mismísimas Marie-Chantal Miller y a Tatiana de Grecia , la otra campeona de el combo de glamour y discreción de la familia del depuesto rey Constantino II de Grecia . ¿Pero quién es esta mujer delagada que llamó la tención de los medios con un vestido amarillo y una mini dama de honor en sus brazos?

Nacida en Ginebra, Suiza, el 14 de agosto de 1984, y educada en el exclusivo internado Beau Soleil del país helvético, Sabine Getty es una de las «socialités» con más presencia en el panorama de la jet internacional. Su influencia ha ido creciendo día a día, pero siempre de forma discreta. A pesar de su origen, pasó apenas cinco años en Líbano. Su padre, Gharbel Ghanem, es un importante financiero libanés y su madre, Karine Rati, una reputada diseñadora de interiores egipcia. Su familia era muy tradicional y Sabine arrastró la fama de ser la hija problemática durante su adolescencia. La razón: su única pasión parecía ser la moda y no se casaba, porque lo que quería era encontrar su camino en el teatro y en la ópera.

Su vida transcurría entre Los Angeles, París y Nueva York. Su padre era severo y rígido y, durante mucho tiempo, Sabine tuvo miedo de enfrentarse a él. Sin embargo, ni la actuación, ni la ópera la llevaron a ningún sitio. Como ella ha reconocido más tarde, no tenía ningún talento en particular y tampoco era especialmente guapa. Sus intentos de carrera artística sí le enseñaron, sin embargo, una lección: todos estamos en el medio, no somos ni muy buenos, ni muy malos, y a partir de ahí hay que trabajar. Ella retuvo bien esta enseñanza y así nació su verdadera vocación, que la llevó al éxito de forma fulgurante.

¿Cuál iba a ser el destino de Sabine? El diseño de joyas. Se graduó en el Instituto Gemológico de América, en Nueva York, en 2012, y empezó a diseñar anillos y gargantillas basándose en lo que ella pensaba que podía gustarle. Sus primeros diseños nacieron del aburrimiento porque no conseguía que nadie le diera trabajo. Y entonces surgió el milagro. Antes de instalarse en Londres, durante unas vacaciones en Los Angeles, le enseñó sus diseños a un comprador de una importante joyería y éste empezó a hacerle encargos de inmediato, aunque Sabine no había fundado todavía su empresa.

Su vocación resultó clara y lanzó una extraordinaria línea de joyería, Sabine G., que un año después empezó a venderse en exclusivas tiendas de Nueva York y Londres, y hoy está disponible también en París, Mónaco, Viena y Beirut. La estilista de Rihanna las vio en Instagram y le hizo también varios encargos. Sus primeras piezas se basaron en diseños medievales llenos de estilo, llamativos, evidentemente caros, elaborados en oro y piedras preciosas y realizados a mano en un taller de Florencia. Su influencia la ha convertido, con el tiempo, en colaboradora de la revista Tatler, la biblia de la Alta Sociedad británica, en la que escribe sobre moda, estilo y sociedad.

Pero Sabine no pudo evitar ser conocida no solo por su profesión de éxito sino también por su matrimonio. Se casó en 2015 con uno de los herederos de la dinastía financiera y petrolífera más importante del mundo, Joseph Getty, nieto del fundador, Sir John Paul Getty. Su padre, Mark, estableció la prestigiosa agencia de fotos que lleva el nombre de la familia y su madre es la artista Domitilla Harding. Joseph es financiero y de carácter estable y familiar. Sabine y él se conocieron en una cena en Nueva York. Sabine no pensó que pudiera ser el elegido, al contrario que él. Tuvieron que pasar seis meses para que ella se convenciera de que, tal y como le había dicho él el primer día, iban a casarse.

La ceremonia se celebró en la basílica de los Doce Apóstoles de Roma, en Italia, donde 33 años atrás se casaron también los padres de Joseph. La novia fue vestida de Alta Costura de Schiaparelli, con una larga capa, bordada a mano con un gran sol de lentejuelas doradas por la casa Lesage, un motivo que se repetía también en el vestido y en los zapatos de Charlotte Dellal. El momento más emocionante de la ceremonia llegó cuando el padre de Joseph, Mark, dio su discurso de bienvenida a Sabine: «No hemos perdido un hijo hoy, hemos ganado una hija», sentenció.

Luego la novia se cambió de vestido y se enfundó un diseño de plumas de avestruz para la fiesta, también de Schiaparelli. Entre los invitados estaban la princesa Beatrice de York, Ginevra Elkann, nieta del presidente de la Fiat Gianni Agnelli, Pierre Casiraghi, hijo de Carolina de Mónaco, la princesa Elisabeth von Thurn und Taxis o Bianca Brandolini d'Adda, ex novia del excéntrico Lapo Elkann. La recepción se celebró en el Castillo de Odescalchi, in Palo Laziale, al borde del mar. Un día antes, la bienvenida fue un baile inspirado en la novela «Las Amistades Peligrosas».

El matrimonio está considerado como uno de los más influyentes de Gran Bretaña, junto a los Duques de Cambridge. Tienen dos hijos, Gene Honor Getty, nacida en 2017, y Jupiter Mark Getty, en 2019. No hay cena ni recepción importante de la sociedad londinense a la que no asistan. En sus vacaciones, navegan en el lujoso yate «art déco» de la familia Getty, el «Talitha»,y recalan en Capri o Porto Cervo. Muchos fines de semana los pasan en Wormsley, la propiedad familiar enclavada en Buckinghamshire, con un reconocido campo de criket y una biblioteca que guarda primeras ediciones de Shakespeare o Chaucer. Un tercer destino muy frecuentado por el matrimonio en verano es la isla de Patmos, en Grecia, que Sabine adora por su tranquilidad, lejos de las muchedumbres de la costa Azul. También suelen recorrer la Toscana, antes de regresar a su apartamento londinense, un lugar colorista y un punto osado que han fotografiado Tatler y Vogue.