Stavros Niarchos y Aristóteles Onassis: quiénes fueron los dos navieros de la época dorada de la Jet Set más importantes, despiadados, infieles y vengativos

El secreto de los negocios para Stavros Niarchos era sencillo: comprar barato y vender caro. Nació en Atenas, en 1909, y se graduó en Derecho en su Universidad, pero empezó a trabajar en un negocio de molinos de viento de la familia de su madre y, al cabo de un tiempo, les convenció para que invirtieran en una flota propia. Así nació su imperio naviero. Sin embargo, Niarchos no era el único que sabía cómo debía ser el modelo de negocio de una potente naviera. Aristóteles Onassis (padre de Cristina Onassis, que tiene una historia muy trágica) , nacido en la ciudad turca de Esmirna, tres años antes que Niarchos, había sido capaz de poner en pie una flota propia, en Argentina, donde se había instalado a principios de los años veinte, para comercializar su negocio de tabaco.

En la década que siguió a la II guerra mundial, se encendió una encarnizada rivalidad entre Niarchos y Onassis: sólo uno de los dos podía ser el más importante. Fue Onassis quien jugó la carta que les convirtió en enemigos de por vida: se casó con Tina Livanos, la hija menor del naviero más poderoso de Grecia, Stavros G. Livanos, a la que llevaba 22 años, y a la que Niarchos también deseaba. Niarchos, herido, pidió matrimonio entonces a la hermana mayor de Tina, Eugenia. Se casaron un año después. Los dos duros competidores y ahora enemigos se habían convertido en cuñados, pero no por eso cejaron en su hostilidad.

En la década de los cincuenta, si Onassis construía un barco de 30.000 toneladas, Niarchos ponía en pie uno de 31.000 y, poco después, un petrolero de 48.000, el más grande del mundo en ese momento. Onassis contraatacó creando la compañía aérea Olympic Airways. Estaba celoso de los reportajes sobre Niarchos que aparecían en las revistas de moda. Su rival se convirtió, además, en un importante coleccionista de arte, en los años sesenta, y había comprado la isla de Spetsopoula, donde recibía a miembros de la realeza, jefes de estado y estrellas de cine. Poseía el avión privado y el yate más caros del mundo. Onassis construyó entonces el Christina, y compró Skorpios, su propia isla privada.

El único punto en el que coincidían era la infelicidad de sus matrimonios . La primera en divorciarse fue Tina, cansada de las infidelidades de Onassis con Maria Callas . Habían tenido dos hijos: Alexandros y Christina. Cuatro años después, en 1964, se rompió el matrimonio de Eugenia y Niarchos, cuando éste huyó con Charlotte Ford, la hija de Henry Ford II, el empresario norteamericano del automóvil, y se casó con ella en México. Tuvieron una hija, Elena Anne Ford. Sin embargo, Niarchos regresó poco después con Eugenia.

Pero la tragedia se había puesto en marcha. Poco después de su reconciliación con Niarchos, Eugenia amaneció muerta, en la isla de Spetsopoula, aparentemente por una sobredosis de barbitúricos. Niarchos fue investigado –aunque luego fue absuelto-, porque el cuerpo de su mujer estaba lleno de moratones. Parece que la víspera, el matrimonio había tenido una disputa, porque Eugenia había sorprendido a Niarchos besando a su hermana Lina, la exmujer de Onassis. Las relaciones entre ambas familias eran una mezcla de celos, infidelidad y crueldad.

Tina no regresó nunca con Onassis: se casó con el Duque de Marlborough y, tras divorciarse de éste, con Niarchos, su antiguo pretendiente y rival de su primer marido, Onassis. Tina murió de otra sobredosis en su casa de París, quizá incapaz de soportar la muerte de su hijo Alexandros, en un accidente de avión. Niarchos fue investigado de nuevo por la muerte de Tina, y de nuevo se cerraron las pesquisas. Onassis, murió en 1975, a los 69 años, dejando una estela de amargas disputas por su herencia y un sorpresivo matrimonio con la viuda de América, Jacqueline Kennedy. Niarchos, por su parte, se retiró de la primera línea de los negocios y pasó sus últimos años saliendo con «socialités» europeas y disfrutando de su colección de arte y de sus caballos. Falleció en Zurich en 1996, a los 86 años.