La reciente ruptura de Vicky Martín Berrocal con el empresario portugués Joao Viegas Soares ha situado a la exmujer de Manuel Benítez 'El Cordobés' en el ojo del huracán mediático. Tras haberse mudado hace un par de años al país vecino para iniciar una nueva vida junto a Viegas, el amor se les ha acabado. O mejor dicho, se le ha acabado. A ella.
Según ha asegurado Makoke, madre de Anita Matamoros, íntima amiga de Alba Díaz (hija de Vicky), « los celos de él» habrían hecho que la andaluza «tomara la decisión de dejarlo». Sea como fuere, Vicky ya ha puesto pies en polvorosa y su mudanza a España es todo un hecho tras tres años viviendo en Lisboa. Una precipitada vuelta que hizo saltar las alarmas sobre un posible nuevo romance de la diseñadora, y de ahí que tuviese tanta prisa por volver a nuestro país.
Un inesperado amor que la tendría más ilusionada que la llamada que recibió de Pedro Almodóvar para que vistiera a Penélope Cruz para una sesión de fotografías en la revista W. Sí, Vicky ya puede presumir de ser chica Almodóvar y, además, de haber vestido a una.
«Es difícil de explicar, pero imaginaos lo que sentí al recibir la llamada de alguien al que tanto admiro como es Pedro Almodóvar. Pero ya ni os cuento cuando además me dicen que es para vestir a Penélope y de flamenca. Increíble», aseguraba en su cuenta de Instagram.
Lo que sí hubiese sido muy creíble es su romance con Bertín Osborne. Horas después de que se conociese la noticia de su ruptura con Viegas, un maravilloso rumor nos ponía la miel en los labios al conectar románticamente al cantante, presentador y 'macho man' español con Vicky Martín Berrocal. ¿De dónde surgía esta fantasía que no hubiésemos imaginad o ni en nuestro mejores sueños del papel cuché? Del hecho de que ambos trabajan juntos en El show de Bertín. Aunque para show, el que se ha montado.
«Nada que decir», aseguraba Vicky Martín Berrocal al ser preguntada en Madrid por un posible affaire con Bertín. Una declaración que nos permitía fantasear con una pareja 'made in Spain' 100%. Porque aunque el cantante de canciones tan 'románticas' como «Yo debí enamorarme de tu madre» tiraba por tierra este rumor con un contundente «es absolutamente falso. Vicky es como mi hermana«; nosotros ya nos habíamos imaginado la boda taurina ganadera con cortijo mediante que hubiese copado páginas y páginas de la revista del saludo.
Estos dos apellidos gritan toros, campo, tradición, flamenco, dinero y, cuidado con esto, aristocracia. Bertín es hijo de Enrique Ortiz López Valdemoro «Conde de Donadío» y es el heredero de este título nobiliario al ser él el primogénito. Además, su madre, María Teresa Osborne fue la flamante propietaria de la actual ganadería de Dolores Aguirre entre los años 1971 y 1977.
Por no hablar de que Bertín es dueño de una yeguada desde hace más de 30 años que cuenta con caballos de pelajes únicos en el mundo.
Vicky, sin título nobiliario, también sabe lo que es criarse entre reses, toros y toreros. Su padre, el ganadero José Luis Martín Berrocal, no solo gestionó hasta cuatro ganaderías, sino que llegó a ser empresario de la plaza de toros de Las Ventas y ayudó a apoderar matadores, como fue el caso de Dámaso González, Juan Mora o el que un día fuese su yerno, Manuel Díaz 'El Cordobés'. Con él dice que se lleva a las mil maravillas y seguro que Bertín también hubiese sido santo de su devoción.
Vividores ambos, fue la propia Vicky Martín Berrocal quien le confesó a Bertín Osborne que su padre había sido un mujeriego, algo de lo que el presentador siempre ha presumido.
«Mi padre no se casó con mi madre, tuvo dos mujeres a la vez. No tenía fin y cualquiera sabe lo que tenía por ahí. Él estuvo con una señora que conoció en Madrid y estuvo con ella, con hijos, tampoco se casó con ella, con ninguna. Él hizo su historia y su vida en Huelva con mi madre, a la que nunca abandonó. Yo tengo tres hermanos por parte de padre, nos conocimos el día que me casé, no le quedó más remedio», le dijo mientras Bertín reía la ajetreada vida amorosa del ganadero.
Dos vidas, la de Vicky y Bertín, que tienen mucho más en común de lo que nos pensábamos y que de unirse en algún momento darían lugar a un verdadero símbolo de la España cañí (y olé). De ilusiones se vive.