DESMONTANDO A LA FASHIONARIA La metamorfosis de Yolanda Díaz: del sindicato al Congreso, así ha cambiado (radicalmente) su estilo la candidata a la presidencia

Yolanda Díaz cumple mañana 52 años. Así ha cambiado su estilo desde que dejó Galicia hasta su aterrizaje en campaña electoral. No le tiene miedo a nada.

Yolanda Díaz en julio de 2022, durante la presentación de Sumar en Madrid. / GETTY IMAGES

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

La oposición se teme lo peor cuando Yolanda Díaz responde a las preguntas de las sesiones de control en el Congreso con su amenazador: «Le voy a dar un dato…». Un dato, a la postre, demoledor, claro. Nosotras también queremos dar aquí un dato. Díaz jamás fue una despreocupada del estilo, por mucho que la inmortalizaran despeluchada en cualquier manifestación. De hecho, en las reuniones del Partido Comunista destacaba, también, por su elegancia. No la llaman 'la fashionaria' por nada.

Tras casi dos legislaturas en la política nacional, la última como ministra de Trabajo y Economía Social, nadie le disputa a Yolanda Díaz la hegemonía en cuestión de moda. Ninguna socialista sabe utilizar la moda para marcar su branding personal como hace Díaz . Desaparecida Cayetana Álvarez de Toledo, las mujeres a la derecha del Congreso no se atreven a experimentar con el estilo por si las crítican. En Podemos tampoco hay partido: de tanto buscar la neutralidad, sus looks restan.

Yolanda Díaz, fotografiada en Madrid en marzo de este año. / getty images

No es la primera vez que una mujer con estilo destaca entre el oleaje de blazers del congreso. Otra diputada con las ideas de moda clara, Carmen Alborch, también vistió su tiempo a la perfección y sin miedo a las críticas por hacerlo. Tienen en común algo más que la facción política: son mujeres que llevan el estilo de serie, no han tenido que impostarlo o contratarlo vía una estilista. En Yolanda , como en Carmen en su momento, se ha ido sofisticando y liberando con el paso de los años.

A mayor afirmación en el poder, mejor la manga ancha con la moda. El uniforme minimalista de la diputada recién llegada apenas le duró unos meses a Yolanda Díaz. Enseguida comenzamos a ver su afición a las tendencias, su osadía con las lazadas, los estampados, las mangas globo, las blusas decoradas. Para entender su estilo no hay, sin embargo, que observar su ropa. La clave del vestir de Díaz tiene que ver con su rasgo de mayor carácter: su rostro.

Objetivo dulcificar a Yolanda Díaz

Todas las decisiones de estilo de Díaz tienen un propósito: suavizar al máximo sus contundentes facciones, muy marcadas por una mirada más bien afilada (sus ojos prácticamente desaparecen cuando sonríe) y una nariz con personalidad, protagonista, imponente. Su ropa siempre va a ser femenina o muy femenina, y a ser posible que destaque su mayor activo: una silueta irreprochable. Difícil que la ministra ejerza sin tacones. Siempre en un tono jovial, jamás sexy.

Yolanda Díaz a su llegada a Moncloa en 2020, poco después de la formación del gobierno de coalición.

Imposible no advertir el tremendo trabajo de autocontrol que Yolanda Díaz ha desarrollado al respecto de su comunicación no verbal. Nada queda de la severidad de sus primeras intervenciones en el Congreso, redoblada por la dureza de sus propias facciones. Hace tiempo que la sonrisa es su gesto por defecto y ha optado por un irónico tono entre paternalista y pedagógico para sus discursos, con esa postura 'modosita' con las manos entrelazadas para reforzarlo.

La metamorfosis capilar de Yolanda Díaz

Donde sí se advierte muy claramente el remozado del look de Yolanda Díaz y, sobre todo, su intención de maximizar la feminización es en el pelo, otro de sus puntos fuertes. La ministra de Trabajo tiene pelazo, aunque no siempre logra domeñarlo como sería deseable. Es un 'work in progress' que progresa adecuadamente, pues desde que recibió la cartera ministerial ha redoblado la atención al 'frizz' y al flequillo rebelde.

Yolanda Díaz ha transitado de su castaño natural a un rubio que ya no pide permiso a las mechas para existir. Era obvio que llegaría a este punto, pues es el tono que más dulcifica las facciones, pero sus looks suspenden en cuidados de fondo de armario porque casi siempre pide a gritos una mascarilla o un tratamiento hidratante de salón. Por detalles como este imaginamos que no tiene estilista capilar de cabecera, sino peluquera puntual.

Yolanda Díaz, en una manifestación contra la bajada de las pensiones celebrada en 2018. / getty images

La ministra de Trabajo y candidata a la presidencia ha pasado de morena a rubia en una legislatura y, además, ha dejado atrás la media melena para apostar por unas capas mucho más favorecedoras. No se puede decir que Díaz no le saque partido a su cabello, pues se hace de todo. Lo mejor, los híper femeninos recogidos con trenzas intercaladas y las melenas con ondas definidas.

Dejamos el maquillaje para el final por una razón: pese a lo que pudiera parecer, Yolanda Díaz apenas ha variado el maquillaje que llevaba cuando llegó al Congreso, en 2016. Si acaso, conforme han pasado los años ha optado con buen criterio por aligerarlo, sobre todo en los ojos. Sí, aún vemos el ahumado, a veces en azul, y los labios rojos. Un profesional haría maravillas con su (difícil) mirada, pero los labios no los tocaríamos. Rojos sí y siempre.