Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.

?
PEREGRINAS

''El Camino ha sido el viaje de mi vida: fue liberador y sanador''

Estefanía Ruilope Periodista 44 años

La vida de Estefanía Ruilope, periodista y creadora de Mujeres que Comen, se torcía demasiado en plena pandemia, hasta que el año pasado decidió calzarse las botas y hacer sola el Camino de Santiago. No duda en afirmar que ha sido el viaje de su vida

Prado Campos

Compartir

“Cuenta conmigo. Fue lo mejor de mi vida”. Así de rotunda y en menos de un minuto respondió Estefanía Ruilope cuando le preguntamos si quería contarnos su experiencia como peregrina. Esta periodista especializada en estilo de vida, más conocida como Chefi, es la creadora de Mujeres que Comen, un evento ya mítico que reúne periódicamente para cenar a un centenar de mujeres de diferentes ámbitos que no se conocen sin más aspiración que la de pasar un buen rato y compartir experiencias. Unos encuentros que, como no podía ser de otra forma, son el fiel reflejo de esta mujer entusiasta, enérgica, risueña e hipersociable. Del Camino de Santiago habla con esa misma pasión que la caracteriza: “Es lo mejor que se puede hacer en esta vida. Ha sido el viaje de mi vida y he viajado mucho por trabajo. Fue liberador y sanador”

En julio del año pasado se calzó las botas y se fue a Sarria para hacer los 112 kilómetros del Camino Francés que la separaban de Santiago de Compostela. Y fue una catarsis y una renovación. “Decidí hacerlo porque fue el peor año de mi vida: se murió Elena, una de mis mejores amigas, en plena pandemia, no había trabajo… En mayo caí, fui al médico y me dijo que o ponía remedio o estaba a punto de empezar con un principio de depresión. Y eso me hizo venirme arriba. Empecé a ir a terapia y mi psicóloga me dijo que necesitaba cerrar etapas. Siempre había querido hacer el Camino de Santiago, pero nunca me animaba y esta vez parecía lo mismo. Estaba en las Azores en un viaje de trabajo y mi amiga Antonia, harta de que dijera siempre lo mismo, me reservó la primera pensión y me dije: “ya está”. Me compré el billete de tren y me lancé”, relata.

Lo que encontró en los cinco días de ruta, andando una media de 22 a 26 kilómetros, no se lo esperaba. Tenía claro que quería (y necesitaba) hacer el Camino de Santiago sola para homenajear a su amiga Elena y reencontrarse consigo misma, pero, dice entre risas, solo estuvo sola el primer día. Rememora los nervios al salir a las seis de la mañana de la pensión el primer día, el caminar acompañada de su música, buscar las flechas amarillas “que parecía Dorothy en el El Mago de Oz”…. Y así llegaron sus primeros amigos. O su escolta, como recuerda con cariño. “Me hice con una escolta que yo llamaba de pubertos, un grupo de diez chicos de Alicante de 23 años a cada cual más simpático y guapo. Siempre nos encontrábamos”.

Lo que más me gusta del Camino es que a nadie le importa quién eres. Solo importa llegar a destino y pasar un buen rato. Aquí da igual tu vida y tu apellido, y eso me encantó

¿Y lo mejor? Es imposible quedarse con una cosa: hacer el Camino sola, la desconexión absoluta del móvil (“quité las apps para no mirarlo y eso es… sanador”), del ritmo de vida y de las expectativas de la gran ciudad, socializar y hacer amigos a cada paso… “Lo que más me gusta es que todo el mundo te dice buen camino y que a nadie le importa quién eres. Puedes ser conocido o no, tener más dinero o menos o este trabajo o aquel. Aquí no importa. Eres un peregrino más y todo el mundo está al mismo nivel. Solo importa llegar a destino y pasar un buen rato. Aquí da igual tu vida y tu apellido, y eso me encantó. El Camino de Santiago es el camino del buen rollo. Es maravilloso”.

Pero, por encima de todo, lo más especial, recuerda y aún se le caen las lágrimas, fue la entrada en Santiago de Compostela. “Yo hice el Camino por mi amiga Elena, que era gallega. Me hice todo el Camino con ella. Te juro que lo sentí, fue como ir soltando lastre y limpiando a cada paso”, asegura. “El último día vino su marido, su hermano y su familia e hicimos los seis últimos kilómetros juntos. Entraba con todos mis amigos. ¡Lo que lloramos! Fue precioso. Esa entrada a Santiago no se puede explicar”, rememora muy emocionada. Pero, y esa es la magia de esta mujer, al segundo empieza a reír y dice contundente: “Si vas, no te olvides de tumbarte en la Plaza del Obradoiro para que te dé buena suerte”.

MOCHILA, PENSIONES Y SILENCIO

“Tenía claro que yo quería hacer el Camino sola, pero que no me iba a albergues. Tengo 44 años y quería tener una habitación con baño privado. Y lo llevé todo cerrado. Al ir sola iba mucho más tranquila sabiendo que me esperaba una cama”, explica. Esta fue la primera decisión de Chefi. La segunda, hacer la maleta. “El estilismo en el Camino… no se puede”, dice entre risas. “Pero es otra de las cosas que me encantó. Yo llevaba un pantalón desmontable, leggings, camisetas, un forro polar, chubasquero, crema solar… Hay que ir cómoda”, explica. Y añade: “cogí el servicio de mandar la mochila a los destinos y es una de las mejores decisiones que tomé. Funciona súper bien. Todos los días, cuando llegaba a mi albergue, allí estaba mi mochila esperándome. ¡Qué necesidad tengo yo de cargar con 80 kilos a la espalda!”.

avanti
indietro

Y deja varios consejos para aquellas mujeres que se animen a seguir sus pasos: llevar palos de marcha nórdica -”te salvan la vida y ayudan a no cansarte tanto”-, calcetines sin costuras, darse todos los días vaselina en los pies antes de salir, nunca estrenar calzado y, sobre todo, disfrutar de la energía que envuelve esta experiencia. “Es liberador. Recomiendo hacer el Camino de Santiago a todo el mundo y más si tienes un problema. A mí me cambió la vida. Yo viajo por todo el mundo por trabajo y visito lugares y hoteles maravillosos, pero esto te limpia el alma”, asegura. “No sé si es la naturaleza o qué es, porque solo vas siguiendo una flecha amarilla, pero es mágico”.

Aunque parezca mentira este es su segundo Camino. El primero lo hizo desde Sanabria hace años con su madre y su tía tras separarse. Pero este, prosigue, ha sido más especial, al despedirse de Elena y por el hecho de hacerlo sola. “Me he dado cuenta de que todos deberíamos hacer un viaje solo en algún momento de nuestras vidas porque te hace más sociable y porque el silencio es un bien muy preciado. Te vas encontrando contigo misma. Es la mejor experiencia de mi vida. Y voy a repetir y sola”. En su radar: el Camino Inglés de Ferrol a Santiago quizás este año… pero, sin duda, de nuevo con sus cascos sonriendo y bailando entre flechas amarillas.

  • GUÍA PRÁCTICA PARA HACER EL CAMINO DE SANTIAGO

  • 1. Planifica tu ruta con antelación, ya seas de las que quieren dormir en albergues o lleves todo reservado es importante conocer qué camino vas a seguir, cuántas etapas y kilómetros tienes que hacer cada día y los lugares que vas a visitar.

    2. Haz la mochila a lo Marie Kondo, es decir menos es más. Descarta los “y si”. La máxima es ropa todoterreno (pantalones cortos, leggings, camisetas, chubasquero, forro polar) y, sobre todo, un calzado cómodo. En el neceser son buenas aliadas las muestras y los pequeños botes como los que utilizas cuando viajas en avión.

    3. Un botiquín de cabecera. De nuevo, contención. Recuerda que vas a pasar por muchos pueblos. Lo mejor es preparar un botiquín donde no falte lo básico: vaselina, tiritas, las pastillas que tomes regularmente (si las tomas) y un antiséptico eficaz contra bacterias, virus, hongos o esporas con el que evitar cualquier tipo de infección, como Betadine Gel, y que te va a garantizar que cualquier herida se curará más rápidamente y solo será una anécdota más.

    4. PAQ Mochila, la solución. No hace falta cargar día tras día con una pesada mochila a cuestas. Correos cuenta con el servicio PAQ Mochila para que solo nos preocupemos de nuestra ruta. Basta con dejar la mochila cada mañana, antes de las 8:00 en la recepción del alojamiento, y ellos se encargan de que te esté esperando antes de las 14:30 en tu siguiente destino. Más cómodo imposible. Este servicio está disponible en el Camino Francés desde Roncesvalles, el Portugués desde Tui, el Portugués de la Costa desde A Guarda, el Primitivo desde Oviedo, el del Norte desde Irún, el Inglés desde Ferrol, el Sanabrés desde Ourense y Camino a Finisterre y Muxía.