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El papel de los ultraprocesados en el consumo excesivo de azúcar, sal y grasas saturadas

La presencia predominante de los alimentos ultraprocesados en nuestra dieta diaria es una realidad que impulsa un aumento en el consumo de componentes poco saludables. Este cambio en los hábitos alimenticios representa un desafío para las costumbres culinarias que privilegian los productos frescos y naturales. Ante este escenario, surge una interrogante esencial: ¿podemos retomar el camino hacia una nutrición equilibrada y beneficiosa para nuestra salud?

Alicia Rivera

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En la actualidad, recibimos constantemente mensajes sobre la importancia de la alimentación saludable a través de diversos canales, medios de comunicación, redes sociales, al acudir al médico… Llevar una dieta equilibrada va mucho más allá del objetivo de cuidar nuestra línea. La verdadera razón por la que hemos de hacerlo es por el bien de nuestra salud. 

Pero, ¿sabemos realmente qué se considera una alimentación saludable? Informaciones contradictorias, conceptos confusos, etiquetados difíciles de interpretar y debates inconclusos se alían para aumentar la falta de conocimiento en torno a esta cuestión tan relevante. 

El consumo excesivo de grasas saturadas, azúcar y sal son a día de hoy los principales enemigos de nuestra salud. Y hay un ámbito en el que los tres confieren: los alimentos ultraprocesados. 

El peligro de los ultraprocesados y el consumo excesivo de sal, azúcar y grasas saturadas

Como parte del compromiso de DKV con la salud y la promoción de una alimentación responsable, el Instituto DKV de la Vida Saludable elaboró junto a Carlos Ríos, el creador del movimiento “Realfooding”,  una trilogía compuesta por tres manifiestos, cada uno de ellos enfocado en los efectos sobre la salud del consumo excesivo de la sal, el azúcar y las grasas saturadas. A este respecto, debemos tener en cuenta cuatro datos impactantes:

• El consumo medio diario de grasas saturadas en España alcanza el 24 %, en contraste con la recomendación de menos de un 10 % de la mayor parte de las instituciones. 

•En el caso del azúcar, el consumo máximo de azúcares libres o añadidos recomendado por la OMS es de 12,5 gramos al día, mientras que el consumo medio de azúcar total en España se sitúa en 76,3 gramos diarios. 

•Entre el 70 y el 75 % del sodio consumido procede de la ingesta de alimentos altamente procesados. 

•Los ultraprocesados contribuyen, de media, aproximadamente al 50 % de la ingesta total energética de todos los países occidentales. En España, su contribución es ligeramente inferior, situándose entre el 24 y el 32 %.

El auge de los alimentos ultraprocesados ha traído consigo un aumento en la ingesta de estos ingredientes dañinos para la salud. Estos son extremadamente baratos, cómodos y muy apetecibles, por lo que son muchas las personas que los incluyen mayoritariamente en su cesta de la compra, desplazando un patrón de alimentación más saludable. 

Cabe resaltar que hasta 37 estudios corroboran que el consumo excesivo de ultraprocesados (y, por ende, de azúcar, sal y grasas saturadas) se vincula con al menos un resultado de salud adverso. Por ejemplo, entre los adultos se incluyen sobrepeso, obesidad, cáncer, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares como la hipertensión; síndrome del intestino irritable, condiciones de depresión, fragilidad y mortalidad por todas las causas. Entre los niños y adolescentes, riesgos cardio-metabólicos y asma.

La dieta mediterránea: clave para nuestra salud

La dieta tradicional mediterránea se erige como la solución para proteger nuestra salud. Este patrón de alimentación saludable, basado en frutas, verduras, cereales integrales, pescado, legumbres, frutos secos o aceite de oliva, podría protegernos de las enfermedades crónicas que se están disparando. 

Desde DKV, conscientes de la importancia de dar soluciones prácticas y sencillas, se decantan por no entrar en debates o batallas que cataloguen los nutrientes como “buenos” o “malos”. En su lugar, abogan por los patrones alimentarios como los observados en la cultura mediterránea tradicional, principalmente basados en la disponibilidad y combinación de alimentos muy poco o nada procesados industrialmente.

Así, la solución más eficaz es basar nuestra alimentación en comida real o en patrones dietéticos que científicamente se ha demostrado que son saludables, como es el caso de una dieta mediterránea tradicional. Para ello, una solución práctica pero efectiva es priorizar el cocinado de los alimentos, pues el hecho de tener que cocinar reduce de forma exponencial nuestra exposición al azúcar, la sal y las grasas saturadas, pues aumenta nuestra conciencia sobre lo que comemos. Claro que para ello es también fundamental que sepamos interpretar el etiquetado de los alimentos. 

Cómo interpretar el etiquetado de los alimentos

Para poder realizar buenas elecciones alimentarias en nuestra compra, tenemos que saber interpretar el etiquetado nutricional de los productos. Lamentablemente, este etiquetado no está diseñado de forma que facilite una mejor comprensión al consumidor, por lo que debemos afinar nuestros sentidos y observar bien qué estamos metiendo en nuestra cesta.

Debemos evitar quedarnos solo con la parte frontal del producto, donde abundan estrategias de marketing con mensajes que pueden dar lugar a confusión. En su lugar, la información que nos interesa reside en la lista de ingredientes y la tabla de valores.

Los ingredientes están ordenados por orden de mayor a menor cantidad y en esta lista podemos saber si se trata de comida real o ultraprocesada. Si lleva más de cinco ingredientes y entre estos están los azúcares añadidos, los aceites vegetales y harinas refinadas, aditivos y sal, se trata de un producto ultraprocesado que conviene evitar. 

Sin embargo, no todos los procesados son malos, ya que existen los buenos procesados. Estos suelen contener entre dos y cinco ingredientes y, aunque puedan llevar azúcares añadidos, aceites o harinas refinadas, su cantidad es reducida (menor o igual al 10 %). Para saber si no se excede en esta cantidad, podemos acudir a la tabla nutricional y allí comprobar qué cantidad de grasas, proteínas, hidratos de carbono y azúcares contiene por 100 gramos de producto.

10 compromisos en pro de una alimentación saludable

Además de los tres manifiestos para concienciar sobre un consumo responsable de la sal, el azúcar y las grasas saturadas junto a Carlos Ríos, el Instituto DKV de la Vida Saludable ha elaborado un decálogo con 10 compromisos en pro de una alimentación saludable, donde cinco pertenecen a la salud pública y cinco al ámbito de la salud individual. 

En el ámbito de la Salud Pública:

• Financiar medidas de promoción de alimentación saludable con los impuestos establecidos sobre las bebidas azucaradas.

• Promover un etiquetado de los alimentos más claro y sencillo, con indicaciones en la parte frontal de los productos sobre si contienen altas cantidades de azúcar o grasas saturadas, y advertencias sobre el riesgo que significa el consumo habitual de productos con altas dosis de azúcar.

• Limitar la publicidad de los productos ultraprocesados dirigidos a menores de edad.

• Favorecer el acceso de alimentos reales y restricción de la venta de ultraprocesados en lugares públicos de interés, como centros sanitarios o educativos. Ejemplos: hospitales, colegios, universidades, etc.

• Lograr que se dediquen tiempo y recursos a la educación en hábitos saludables en la escuela.

 

En el ámbito de la salud individual, DKV se compromete a trabajar para:

• Promover la alimentación a base de alimentos reales, mínimamente procesados, para evitar consumir azúcares añadidos.

• Concienciar sobre las elecciones a la hora de alimentarse sobre la importancia de leer las etiquetas de los alimentos y productos que se compren, sin eliminar la opción de utilizar el azúcar para preparaciones culinarias de consumo ocasional.

• Incentivar el proceso de cocinar y preparar personalmente las comidas.

• Limitar la compra de productos ultraprocesados. Es mejor prevenir y evitar la exposición a estos productos, que suelen tener envases llamativos y, por tanto, pueden provocar antojos.

• Mantener y medir a través de la aplicación “Quiero cuidarme Más” el Índice de Vida Saludable (IVS) personal, incluyendo los demás factores ponderados.

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con DKV. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.