Jennifer Lopez no trabaja con virgos. El signo del zodiaco es la última criba que le impone a los bailarines en sus audiciones. Lo comentaba Heather Morris, actriz de Glee y parte del cuerpo de baile de The Beyoncé Experience Live, en el podcast Just Sayin', de Martindale. «[J.Lo] entró en la habitación y les preguntó: «Si hay algún virgo en la sala, ¿puede levantar la mano?». Cuando lo hicieron, le susurró algo a su asistente, les dio las gracias por presentarse y tuvieron que largarse después de un día entero bailando para ella».
La anécdota ha despertado todo tipo de bromas y teorías delirantes: que la personalidad ordenada y exigente que caracteriza a este signo no encaja con una leo como ella, que el desaire podría estar relacionado con su ex marido –también virgo– Marc Anthony... De lo que ya no hay duda es de la dimensión que ha alcanzado la astrología en nuestra cotidianidad. Incluido el ámbito laboral.
Si, a mediados de los años 70, alrededor de 200 científicos y astrónomos firmaron el manifiesto Objeciones a la Astrología, preocupados por la popularidad de «creencias basadas en la magia y la superstición», en la actualidad esta «pseudociencia» goza de una aceptación social mayor, especialmente entre las nuevas generaciones.
«La espiritualidad es la nueva norma», auguraba hace pocos años la consultora de tendencias WGSN, con un informe que recogía cómo los millennials y la generación Z recurrían a fiestas de Luna llena y terapias alternativas para conocerse a sí mismos y calmar el estrés y la incertidumbre que les genera el futuro. Tampoco la industria de la moda y el entretenimiento ha tardado en capitalizar el horóscopo, la tendencia esotérica, con colecciones, series y libros especialmente rentables, dedicados tanto al Tarot como la brujería.
El germen del boom quizá deberíamos buscarlo en Internet, donde proliferan cuentas como Horóscopo Negro e influencers astrales que, a base de ironía y memes, han sabido conectar con un público más abierto y receptivo, para el que es aceptable culpar a Mercurio retrógrado de una mala semana.
«La pregunta no es si la astrología es real o no, la pregunta es si son reales sus efectos», suele defender Banu Guler, CEO de Co-Star Astrology, una aplicación para móvil que, desde luego, le ha reportado su gran oportunidad financiera. Con más de cinco millones de descargas y un lenguaje cercano y original, su popularidad se debe a que, mediante el uso de tecnología de inteligencia artificial y datos de la NASA, los usuarios pueden conocer sus cartas astrales de forma detallada y comprobar su compatibilidad con amigos, compañeros de piso o incluso futuros ligues.
Con todos estos antecedentes, ¿debería sorprendernos su aplicación en ámbitos profesionales? «La interpretación de una carta natal va más allá de lo que la misma persona puede saber de ella misma de una forma consciente. Nos permite conocer en qué sector podría desplegar todo su potencial, qué situaciones inhibirán su talento y, comparando las de otras personas, evaluar la forma de mejorar su relación», defienden María Eugenia Flabian y Ángeles Shaw de Estrada, de la consultora astrológica argentina Signa.
Con experiencia en Administración de empresas y Derecho, y sin muchos referentes previos, ambas decidieron llevar la astrología psicológico-evolutiva al ámbito de los Recursos Humanos. «Sabemos que muchas empresas tienen astrólogos que las asesoran en sus movimientos, pero no abiertamente, porque especialmente en el mundo corporativo, sigue siendo un tema tabú».
A pesar de los prejuicios o el escepticismo con el que tratan a diario, aseguran que la interpretación de la carta natal les permite trazar con «rapidez y precisión» el perfil de un candidato; una herramienta que aplican tanto en procesos de selección, como en dinámicas de grupo, reorganización de tareas o evaluación de personal, con el fin de incrementar la productividad de una empresa.
Del mismo modo que los astros han dictado el calendario de las cosechas y hasta los soldados han recurrido a ellos para trazar sus estrategias bélicas, el consultor Juan Estadella, en el libro Astrología Empresarial (Ediciones Obelisco), asegura que todos los apartados que conforman la realidad de una sociedad, desde su creación hasta su liquidación, se pueden mejorar con su ayuda.
« Todo lo que nace tiene una carta astral. En el caso de una empresa, es importante buscar la fecha ideal, que no perfecta, para prevenir que tenga éxito y una buena economía y minimizar el riesgo», matiza la consultora astrológica Pilar García Gil que, tras casi tres décadas en un periódico, lo dejó todo para viajar a la India y especializarse en la astrología védica Nadi.
Basada en nueve eventos importantes de la vida, como cuándo comprar o cuándo es mejor vender, le permite elaborar un plan de previsiones de unos cinco años. Como asesora de directivos y empresarios, su método comienza con analizar los componentes y los servicios de la empresa, extrayendo su mapa cosmológico individual o las sinastrías (compatibilidades) entre dos miembros para comprobar sus fortalezas y potenciar sus valores.
Lo que faltaría por resolver es si la astrología es una barrera laboral para algunas personas. «Hay signos que están absolutamente estigmatizados, principalmente los escorpio, por eso es importante entender que uno no solo es el signo de su Sol: los seres humanos somos mucho más complejos y todos los signos del zodiaco tienen su lado oscuro y luminoso», explican desde Signa, una opinión que coincide con la de García Gil: «En tu carta puede haber un elemento que puede ser menos favorable, pero no hay signos mejores o peores, solo aprendizajes».