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Tras los pasos del Gran Gatsby en la costa francesa

El hotel Brindos, Lac & Château, cerca de Biarritz, combina el ambiente hedonista de los años 30 con la exclusividad de una cabaña flotante sobre un lago mágico

Siguiendo la estela de los reyes y zares, que habían convertido la costa vasca francesa en su lugar donde tomar baños de mar y jugar en el casino de Biarritz, el millonario coleccionista escocés sir Reginald Wright encargó en los años 30 al arquitecto William Marcel construir un château de inmaculado blanco al borde del lago de Brindos, en Anglet, en el suroeste de Francia. Como el Gran Gatsby de Scott Fitzgerald, convirtió su mansión en lugar de encuentro de fiestas y placer en el que bailar, navegar por el lago y tomar el sol.

Al igual que Marcel construyó un edificio singular, con su chimenea y paredes de piedra que recordaban la Edad Media y sus torretas y ventanas ovaladas de estilo morisco, Brindos no es un lago corriente. Según la leyenda, algunas noches bajo la luz de la luna sus nenúfares se convierten en bellas mujeres que bailan sobre el agua.

Hotel histórico con cabañas flotantes

Si quieres intentar verlas, desde hace unos meses puedes esperar despierta desde una de las diez cabañas flotantes del hotel de cinco estrellas Brindos Lac & Château, gestionado por Maisons Millésime. El exjugador de rugby Serge Blanco adquirió en el año 2000 el château con el objetivo de modernizarlo con elegancia y confort, preservando su belleza histórica.

Salón de estilo historicista del hotel Brindos Lac & Château. </p><p> / Aymeric Masson.

El grupo francés de establecimientos excepcionales ha recuperado ahora el brillo de sus años dorados para que puedas elegir entre el lujo decadente del châteu o la exclusividad de dormir en medio de la naturaleza en uno de los lodges privados con terraza, a los que solo podrás acceder en una de las barcas eléctricas que el hotel pone a tu disposición.

Terraza de una de las diez cabañas de Brindos Lac & Château. / Aymeric Masson.

El edificio histórico, redecorado por Marie-Christine Mecoen, cuenta con 29 habitaciones con baño que han conservado gran parte del mobiliario original. Entre los nuevos elementos decorativos, podrás encontrar cortinas y vajillas de Jean-Vier; objetos de bambú dorado de Santano; sofás, cojines y ropa de cama de Maison de Vacances; lámparas en cascada de Spiridon y en forma de ramo de rosas de Mise en Demeure.

La buena vida es más que estar rodeada de belleza. Implica aprovechar todos los placeres mundanos que Brindos Lac & Château ofrece. Desde las piscinas privadas, el haman o las cabinas de tratamiento flotantes sobre el lago, hasta la chocolatería (abierta para huéspedes y visitantes) a cargo del famoso maestro chocolatero de Bayona Cazenave.

Spa del hotel Brindos Lac & Château. / Aymeric Masson.

La chocolatería y el bar escocés del Brindos Lac & Château

Este producto americano llegó a la cercana ciudad francesa en el año 1615 desde España gracias al matrimonio de Luis XIII y Ana de Austria. Desde entonces, Bayona es la capital francesa del chocolate. En la chocolatería de Brindos podrás degustar su famoso chocolate caliente espumoso, así como los bollos, bizcochos, pastas y los gâteaux basque típicos de la zona.

La chocolatería del hotel Brindos Lac & Château. / Gaëlle Le Boulicaut.

La propuesta gastronómica de Brindos Lac & Château, firmada por la chef Flora Mikula, está comprometida con los productos y las tradiciones del País Vasco francés, una zona con famosos productos como el jamón de Bayona o los pimientos de Espelette. También podrás disfrutar de pâtés en croûte o de un completo menú de postres creados por el chef repostero y campeón nacional en postres Mathieu Mandard en el restaurante panorámico con vistas de 180º sobre el lago.

Bar escocés del hotel Brindos Lac & Château. / Gaëlle Le Boulicaut.

El bar de tapas Le Salon y el restaurante de cocina sana La Piscine completan la deliciosa oferta del hotel con su variedad de cocina creativa para compartir y de cocina sana, respectivamente. En un guiño al primer propietario del château, no falta tampoco un auténtico bar escocés.

La terraza junto al lago del hotel Brindos Lac & Château. / Gaëlle Le Boulicaut.

Para terminar el día, disfrutando del atardecer sobre el lago, nada mejor que sentarse en las butacas del Pontón del lago e imaginar, con una copa de vino francés en la mano, que los nenúfares se transforman en mujeres frente a tus ojos.

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