viajes de lujo
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Dice el escritor estadounidense Paul Theroux que « viajar solo es glamouroso cuando se mira en retrospectiva». Pero, cuando sigas leyendo este artículo y descubras las salas VIP más imponentes de los mejores aeropuertos del mundo, vas a desear hacer las maletas por el mero placer de hacer escala en alguna de ellas. O en todas.
Hablar de salas VIP es hacerlo de viajes y viajeros exclusivos. Normalmente, solo pueden acceder a ellas aquellos que vuelan en primera clase (como 'poco', en business), son miembros de algún programa de afiliación premium de las aerolíneas o guardan en su cartera alguna tarjeta de metal preciado. La experiencia del cliente en ellas es puro lujo, y eso se paga.
Reservadas, como decimos, a unos cuantos privilegiados por vuelo, además de menús y platos dignos de restaurantes y chefs con estrella, las mejores VIP lounges pueden disponer de servicios premium de todo tipo, desde salas de reuniones para viajeros de negocios a servicios de spa y wellness, gimnasio, salón de belleza, vistas privilegiadas, terrazas de acceso exclusivo, o zonas de descanso y relax con camas y baño privado.
Imposible elegir una sola, cuando en los grandes aeropuertos de Estados Unidos han tratado las VIP Lounges como si auténticos hoteles de lujo se tratara. Es el caso del Clubhouse de Virgin Atlantic en el JFK de Nueva York, todo un derroche de diseño maximalista, viva imagen de su dueño, Richard Branson; la Delta Sky Club del Aeropuerto de Los Ángeles, con una imponente terraza climatizada; o la lujosa Sala VIP Polaris de United en el Aeropuerto O'Hare, de Chicago, con habitaciones privadas para los acomodados viajeros que la visitan.
El lujo más extremo puede que se encuentre hoy en día en los países de Oriente Próximo. Para turistas, claro. Ya sea como destino para visitar alguno de los Emiratos o como escala en viajes de larga duración a la zona de Asia-Pacífico, estas salas VIP son toda una experiencia de exclusividad para el viajero.
La escultural escalera de caracol y las 'Qsuites' privadas de la VIP lounge de Qatar Airways, en Doha, o el imponente jardín interior de su nueva Al Mourjan Business Lounge son una razón de peso para hacer parada en la ciudad con esta aerolínea; al igual que ocurre con la Emirates First Class Lounge de Dubai, con una imponente decoración tradicional y una gastronomía exquisita; o la impresionante Turkish Airlines Lounge Business de Estambul, con un diseño vanguardista y todas las comodidades que necesita un viajero de primera (clase).
Nada mejor que enfrentarse a alguno de los vuelos más largos desde nuestro país, que hacerlo pensando que al llegar, o antes de irte, podrás disfrutar de alguna de las salas VIP más imponentes del mundo. En Singapur, se acaba de inaugurar The Private Room, una oda a la exclusividad a la que solo pueden entrar 78 pasajeros que vuelen en primera clase o en alguna de las opciones de suite de Singapore Airlines, ni siquiera todos los que paguen el altísimo precio de sus pasajes tendrán garantizado el acceso. Y en Hong Kong, la sala VIP de Cathay Pacific es una lección de slow luxury inspirada en el estilo mid-century (con una excelente gastronomía y todas las comodidades.
Unas cuantas horas de vuelo después, y en las antípodas, nos encontramos con la imponente Qantas First Lounge del aeropuerto de Sydney, un viaje al pasado dorado de la aviación a través de su exquisita decoración, y todo un placer para los sentidos: de la carta se encarga el célebre chef australiano Neil Perry, y entre las comodidades que se ofrecen al viajero, hay spa y sala de masajes.
No tienen la exuberancia de las salas VIP asiáticas o de Oriente Próximo, ni el exceso del que hacen gala los norteamericanos cuando se trata de hablar de exclusividad. Los VIP lounge europeos se centran más en el contenido que en el continente, y siguiendo los patrones del lujo silencioso, apuestan por la experiencia premium del viajero a través de sus servicios exquisitos, su gastronomía y su atención al cliente. A excepción de el Gold Bar de British Airways en Heathrow, Londres, recubierta de láminas doradas, eso sí.
Nos quedamos con la Sala VIP Pau Casals del aeropuerto del Prat, en Barcelona, con su maravillosa zona wellness con circuito termal y peluquería, sala de descanso, duchas y zona de ocio; con la Finnair Premium Lounge del Aeropuerto de Helsinki, de diseño nórdico, con buffet siempre a punto y, por supuesto, sauna finlandesa; o la Sala VIP de Lufthansa en el aeropuerto de Frankfurt, que tiene una terminal para ella sola con servicio de aparcamiento, dos habitaciones privadas para dormir, duchas privadas, cava de puros y servicio de limusinas.
20 de enero-18 de febrero
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