El auge de la moda lenta o por qué triunfan las firmas que abrazan sus raíces

La industria de la moda pide a gritos un parón. El ritmo de la moda rápida –lo que en inglés se conoce como fast fashion– es tan dañino para el medioambiente que está generando un movimiento de rechazo en redes sociales, que trasciende a la vida diaria. Como contrapartida, la industria del lujo se ve favorecida y reforzada, tanto económicamente como a nivel de prestigio. La moda lenta que abraza a sus raíces y artesanía está en su mejor momento.

Las razones son sencillas: los artículos de lujo siempre han hecho hincapié en la artesanía y el saber hacer. Las firmas que reivindican lo hecho a mano, como Loewe , Chanel o Hermès, han encontrado un filón con el que conseguirlo todo : la clave de su éxito reside en sus orígenes. Resaltar de dónde vienen, contar cuáles son sus raíces y ser consecuentes con ello en todas y cada una de sus nuevas colecciones pasa factura. Y de la buena: las ventas crecen, el prestigio aumenta y diseñadores como J.W. Anderson (Loewe) se ven encumbrados. Aunque el éxito del último se debe también a su estética visionaria

Lyst, la plataforma de búsquedas online, publicaba recientemente un informe en el que Loewe se posicionaba, por primera vez, como la firma más popular del momento. Parte de este posicionamiento se debe al vanguardismo con el que Anderson idea las colecciones. La otra parte, a la historia de la firma, que su diseñador no se empeña en ocultarla, si no todo lo contrario.

Las adeptas de la moda conocen que la historia de Loewe empezó gracias a los artículos de marroquinería. Corría el año 1846, cuando empezó como un pequeño taller de marroquinería en Madrid, que después se convertiría en la firma internacional que es hoy. Los homenajes de J.W. Anderson a sus orígenes son incontables. Desde la reedición de los bolsos más clásicos de la casa, hasta el diseño de nuevos y rompedores modelos.

El homenaje más a lo grande lo hizo en el desfile de la colección para el pasado otoño: calabazas gigantes confeccionadas en piel decoraban el escenario decorado en tonos otoñales planos. Eran obra de la artista Anthea Hamilton, con quien la casa colaboraba, por aquel entonces con una exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de Amberes, Bélgica.

Nacida en París en 1837 como un negocio de diseño de arneses para caballos, la maison sigue en manos de los descendientes del fundador Thierry Hermès. El éxito de sus bolsos más icónicos –el Birkin y el Kelly– se debe a su compromiso con la artesanía y la mirada al futuro sin dejar de lado su historia. La esencia ecuestre siempre está presente en cada nueva pieza que Hermès crea.

La otra gran firma de lujo que abraza a sus raíces es Chanel: desde vanagloriar las creaciones clásicas de Cocó Chanel o Karl Lagerfeld como la camelia, los trajes de tweed, la camiseta de rayas, el bolso 2.55 o el clásico de la casa… hasta las colecciónes Métiers d'Art, que rinden homenaje a los artesanos que tradicionalmente han trabajado con la casa y les dan el impulso necesario para sobrevivir.

Las francesas adoran una estética muy determinada, que oscila entre el minimalismo y el lujo silencioso. Combinan prendas neutras y clásicos de fondo de armario, con alguna más clásica y, por supuesto, accesorios de los que duran toda la vida. Entre los requisitos, es imprescindible que sean de piel y que estén confeccionados de forma artesanal. Teniendo en cuenta estas premisas, no es extraño que la firma de bolsos Polène, con sede en París, se haya convertido en un imprescindible para sus paisanas.

Antoine Mothay, cofundador de la firma, nos ha confesado que al apostar por Ubrique para la confección artesana de sus diseños, «permite a todos nuestros colaboradores dominar el 100% del ADN de Polène y tener un gran espíritu de equipo». Así explica él por qué pasear por las calles de París se convierte en un desfile de bolsos de Polène con tan solo fijarse un poco. El más vendido según el propio Mothay: el Numéro Un, reeditado hasta la saciedad en diferentes tamaños y colores, fruto de su éxito. Como la versión nano burdeos de la imagen.

«Con la conexión personal de la marca con Francia, se ha convertido rápidamente en un elemento básico en los armarios de la mayoría de las chicas francesas», continúa. Diseños atemporales y funcionales son dos requisitos que la clienta experta no deja pasar, así como una calidad de sobresaliente, fruto del mejor savoir-faire con sello español. Tal es su alcance, que sus bolsos incluso son protagonistas de algunos capítulos de Emily in Paris.

Más especializada en un prêt-à-porter con el que sueñas todas las insiders de Instagram, Sézane también debe su éxito a la inspiración que Morgane Sézalory, fundadora y diseñadora de la firma, encuentra en «colecciones de arte como cuadros, piezas atemporales que imagino en los materiales más hermosos: una blusa de seda, un cárdigan de punto, unos jeans con la longitud adecuada y un corte perfecto».

El color y la atemporalidad de sus prendas consiguen una dualidad perfecta, que también tiñe las calles de París. Pero no solo de París: la fiebre por Sèzane es internacional. La última prueba de ello es la colección que la firma ha lanzado este verano en colaboración con Farm Rio. La firma brasileña ha resultado ser la compañera perfecta para conseguir una escandalosa viralidad, sin olvidarse de sus raíces francesas, por supuesto.

Entre los éxitos que también suma este 2023, la firma ha celebrado por todo lo alto sus 10 años de trayectoria: primero, con la línea Les Composantes, dedicada por completo a la decoración. Después, con una línea de marroquinería exquisita que vera la luz este mes de agosto y presume del más delicado savoir-faire.

En Sessùn , la firma fundada por Emma François hace más de veinte años, todo ha vuelto a sus orígenes: Ahora, me he dado cuenta de que me siguen motivando las mismas cosas que cuando empecé –la artesanía, lo hecho con cuidado, la calidad– y eso le da sentido a la vida», confesaba recientemente en una entrevista con Mujerhoy.

Los productos de estas enseñas se miden bajo los mismos estándares de calidad que los de las firmas tradicionales de lujo, pero sus precios las enmarcan dentro de la categoría de 'lujo asequible'. «Cuando lanzamos la firma en 2016, sentimos que había una brecha en el mercado de bolsos de alta calidad a precios justos», comenta Antoine Mothay.