
Imagen histórica de Colmar.
entrevista
Imagen histórica de Colmar.
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La historia de la firma Colmar comienza en 1923, en un pequeño pueblo a las afueras de Milán, Monza. Mario e Irma Colombo acababan de contraer matrimonio y decidieron crear una empresa de confección de sombreros que, por obra del azar y la intuición, empezó también a crear polainas (accesorio masculino imprescindible en la época) con el fieltro sobrante de los sombreros.
La marca amplió después su oferta de forma meteórica con ropa de abrigo, de la mano de grandes atletas como el esquiador Leo Gasperi, precursor del esquí en paralelo, hasta convertirse en un referente en el deporte de montaña.
Un siglo después, Roberta Colombo (Milán, 1993), cuarta generación familiar y Visual Merchandising Manager de la firma, asegura sentir «una gran responsabilidad» por mantener el legado de los Colombo y mucha pasión para continuar creciendo.
«Me he criado inmersa en el espíritu de la compañía y su ADN; y eso me hace tener mucha conexión con el equipo. Es como trabajar con una gran familia», señala. A pesar de conservar las señas de identidad de la marca, el presente y el futuro de Colmar son sinónimo de renovación.
«Nuestra herencia se basa en innovar. Cada año investigamos para encontrar los materiales que mejor funcionan en los deportes de montaña y así ofrecer prendas cada vez más eficientes», asegura.
Gran parte de esa investigación para las colecciones se centra, además, en el medio ambiente, un compromiso muy importante para la casa: «Las prendas de Colmar tienen un diseño minimalista y están hechas para durar muchos años.
Ese es nuestro primer paso. Pero, además, incorporamos materiales ecológicos y cada temporada buscamos nuevas formas de mejorar con los materiales, la producción y otros aspectos», remata. Para Roberta Colombo el futuro de Colmar será cada día más sostenible.