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Hace tiempo que el glamour de los Oscar se concentra en las fiestas posteriores y no en la propia gala. Y no solo por la larga lista de ausentes a la ceremonia de entrega de los premios otorgados por la Academia del cine americano, sino por la calidad de los looks escogidos para la misma.
Mientras en la alfombra roja oficial parecen propuestas encorsetadas en la que nada ni nadie puede salirse del guión (sobretodo si no quieren ser víctimas de memes o burlas en las redes sociales), el evento organizado por una conocida revista permite a las actrices relajarse y dejarse llevar con apuestas más atrevidas.
Las que han tenido la oportunidad de asistir al teatro optan por cambiar de vestuario de forma radical por uno que suele mejorar a la primera de las opciones (véase el caso de las ganadoras Brie Larson y Alicia Vikander) aunque también están las que continúan en la línea iniciada al comienzo de la noche (como es el caso de Rachel McAdams) o las que directamente llegan hasta el final de ésta con su mismo look.
Pero lo mejor que nos dejan las fiestas 'post Oscar' son, indudablemente, las imágenes de quienes se quedaron fuera del gram evento del cine. Modelos, cantantes y actrices que son capaces de animar cualquier 'red carpet' por muy aburrida que sea. Desde Taylor Swift, entregada a los grandes escotes y amplias aberturas tras los Grammy; hasta una siempre sorprendente Diane Kruger; pasando por jóvenes promesas como Hailee Steinfeld o Lilly Collins, e incluso aplaudidas parejas como la formada por Jessica Biel y Justin Timberlarke. Todos ellos lograron de nuevo levantar una descafeinada noche en la que pocos son los estilismos que pasarán a la historia por ser los más elegantes.