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No hay verano sin vestido blanco. Si la prenda estrella del otoño y la primavera es el trench y el abrigo durante el invierno, cuando suben las temperaturas, el LWD (el acrónimo de little white dress, el minivestido blanco) es la prenda más fácil a la que recurrir todas las mañanas.
Es versátil y, por su color, admite cualquier tipo de complemento: desde los maxis a los minimalistas, sandalias con tacones de aguja o 'sneakers' e incluso, como se lo hemos visto a la duquesa de Cambridge, combina a la perfección con un tocado o una pamela.
Ahora que las vacaciones están cada ves más cerca y que el calor sofocante no da tregua, es el momento de pensar en renovar los vestidos blancos. Con volantes, de escote asimétrico, de estilo camisero, de encaje, off the shoulder, con los hombros caídos... la posibilidad de lucir un LBD son infinitas.
Y en este 'shopping' te lo demostramos:
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