Su opinión cuenta no solo porque sus películas cuenten con una estética extremadamente cuidada, sino porque ella misma es una 'fashionista' de primera fila (facción clásica) y porque representa una de las sagas más premiadas y apreciadas del cine de Hollywood . Solo una mujer con tanta influencia y poder como Sofia Coppola se podía permitir el lujo de poner por escrito, en la revista “W”, cómo la todopoderosa moda ha fagocitado la alfombra roja .
El argumento de Coppola es demoledor: en los 70, la alfombra roja estaba llena de personalidad, estilo distintivo y glamour. Hoy, sin embargo, es monótona, aburrida, como un catálogo de productos de lujo. “Es decepcionante que las actrices tengan que contratar, además de un manager, un estilista de cabecera. No solo tienen que ser buenas en su trabajo, sino que se espera de ellas que sean iconos de la moda”, escribe.
“Desde que la gente ha empezado a preocuparse por las críticas que puedan recibir sus 'outfits', los estilistas están por todas partes y rara vez se trasluce alguna personalidad. Y, por supuesto, gracias a los interminables y anónimos críticos de la redes sociales, donde cualquiera puede comentar lo que llevas puesto, la situación ha empeorado aún más. Editores de moda fracasados se mudaron de Nueva York a Los Angeles y se inventaron la cultura de los estilistas de las celebrities. Giorgio Armani se invento este negocio de vestir a las celebrities que hoy domina todo”.
Sofia Coppola, a pesar de quejarse amargamente del tedio absoluto en que se ha convertido la “red carpet”, encuentra que aún existen algunas estrellas que optan por poner en juego su propio estilo y solo cuentan con los estilistas para ayudar con la logística: Chloë Sevigny, Solange Knowles, Kirsten Dunst, Elle Fanning... Casualmente, algunas de sus actrices fetiche.
“Me encanta cuando ves a una actriz que va vestida de ella misma, incluso cuando su 'look' no es perfecto”, termina su ensayo Coppola. “Pero la mayoría de las veces, las estrellas terminan poniéndose un uniforme genérico del glamour, un 'estilismo tan profesionalmente ejecutado que jamás ninguna mujer podría llegar a imitarlo en ningún evento formal. Ojalá viviéramos en una cultura en la que las actrices que se atreven a aceptar papeles arriesgados en el cine, también quisieran arriesgarse a vestir según su propio criterio. Ojalá el negocio de la moda no se entrometiera en la expresión de estilo personal y nos dieran algo con lo que soñar”.
20 de enero-18 de febrero
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