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La joyería Grassy forma parte de la identidad de Madrid. Su tienda del número 1 de Gran Vía se alza en el paisaje urbano como el mascarón de proa de un barco y es una de las postales más reconocibles de la ciudad.
Fue casual que Alexandre Grassy, francés nacido en una familia de orfebres milaneses, recalara en Madrid hace un siglo en su camino hacia América y no diera ni un paso más. Llegaban los años 20 cuando abrió su primer taller de relojería y su éxito fue tal que, poco después, se estableció en la parte más noble de la Gran Vía. Las siguientes generaciones hicieron honor a las enseñanzas de Alexandre, que decía que esta profesión no la enseña nadie, sino que hay que "robarla", es decir, aprenderla a base de experimentar. Hoy es la tercera generación la que está al frente, con su nieta Patricia Reznak, arquitecta, como directora artística. Con su incorporación en 2005, ha dado el impulso definitivo a las joyas Grassy, acercando su clasicismo sofisticado y elegante al mundo del arte contemporáneo. La última colección conmemora el 50 aniversario de mayo del 68.
Mujerhoy: ¿Cómo surgió la colección V68? Patricia Reznak: Siempre me fascinó mayo del 68. Yo tenía entonces ocho años, era una burguesita en Madrid, y recuerdo cómo me impactó ver en la prensa las imágenes de las protestas. Ese mismo año hubo más revueltas, se produjo también la Primavera de Praga, cuando los tanques soviéticos entraron en la ciudad, y también lo viví de cerca porque mi padre es checoslovaco. Todos los movimientos que hubo en Europa estaban bajo la misma ideología: libertad e igualdad. En París empezó siendo un movimiento de estudiantes, luego se unieron los sindicatos, los trotskistas, los leninistas, pero al principio fue un movimiento muy libre. Desde Grassy hemos querido rendir tributo a esa libertad e igualdad.
Mujerhoy: ¿Cómo es la colección? Patricia Reznak: El punto de partida son tres fotografías históricas de aquel momento, a partir de las que he aislado un detalle para convertirlo en joya. Hay anillos, colgantes, pines, pendientes y gemelos. He querido hacer una colección alegre, festiva, casi infantil y muy gráfica, con dibujos casi tintinescos de colores planos. Los materiales son oro gris cepillado de aspecto muy neutro y esmalte al fuego. No es el esmalte en frío que se usa generalmente en joyería; este tiene una profundidad de color y una durabilidad totalmente diferentes. Están pintados uno a uno, esto es alta joyería.
Mujerhoy: ¿Para un público concreto? Patricia Reznak: No, la verdad es que no. Es una colección unisex, que va a gustar a todo tipo de personas. Es de aire infantil y las sortijas son como un poco de feria, que es lo que he querido plasmar. Es una colección muy pop y moderna.
Mujerhoy: ¿Han cambiado las consumidoras de joyas? Patricia Reznak: Están cambiando y ya no son los hombres los que vienen a escoger una pieza de regalo sin saber muy bien lo que quieren. Ahora ellas compran para ellas o para regalar a otras mujeres. También ha cambiado la relación de la mujer con las joyas, y ya no es algo que se ponen ocasionalmente, sino que forma parte del día a día. Siempre existe la joya de los grandes momentos, pero se está adaptando y haciéndose algo más cotidiano.
Mujerhoy: ¿Cuál ha sido su aportación a la firma desde su incorporación? Patricia Reznak: He cambiado la imagen, la he actualizado. Una de las grandes aportaciones de Grassy a la oferta joyera de Madrid, aparte de nuestras propias colecciones, que creo que son muy diferentes a toda la oferta que hay, son nuestras colaboraciones con artistas, como Blanca Muñoz, Anthony Caro, Eugenia Ampudia... Y eso es algo muy especial y muy único de nuestra forma de hacer las cosas, porque entendemos la joyería como un oficio de arte.
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