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Uno de los debuts más esperados de la temporada es el de Riccardo Tisci al frente de Burberry: llega a la marca con la misión de traerla al siglo XXI, después de la intensa modernización llevada a cabo por Christopher Bailey. El objetivo no es fácil, pues Burberry posee una larga y legendaria herencia, tan icónica que hasta forma parte de las señas de identidad inglesas. Sin embargo, Tisci no es tímido y ha decidido comenzar la revolución por todo lo alto: renovando logo y monograma.
El encargado de pensar cómo actualizar la imagen iconográfica de Burberry ha sido otro clásico, inglés, pero del diseño: Peter Saville, diseñador gráfico de lo discos de New Order o Joy Division y creativo de la imagen del sello discográfico Factory Recors. Ahora, el logo de Burberry se comunica a través de una mancha de tinta más intensa y contundente y en un tipo de letra sin adornos. Lo más novedoso es la invención de un monograma, basado en las iniciales del fundador de la marca, Thomas Burberry.
La aparición de un monograma que se puede utilizar profusamente en todo tipo de prendas y complementos no puede ser más oportuno: vuelve la logomanía y poder competir con un monograma identificable, más allá de los clásicos cuadros Burberry, resulta imprescindible. Para que no se pierda la relación, Saville ha utilizado los colores de la marca (beis miel, blanco, rojo coral, negro) y un tipo de letra que comunica alegría y espíritu juguetón: cien por cien millenial.
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