La noticia cayó ayer como una bomba en la red social: la Universidad Autónoma de Madrid impartirá el próximo año académico que viene un curso de cinco meses llamado 'Intelligence Influencers: Fashion&Beauty', presidido por Ágatha Ruiz de la Prada y con profesores como a estilista Cristina Rodríguez , el diseñador Modesto Lomba, la experta en marca personal Mónica Gómez-Cuétara, o el estilista Josie. Como vemos, a pesar del rimbombante título en inglés, los teachers son cien por cien made in Spain.
Los dos directores del curso, Manel Torrents, productor de cine, televisión y teatro, experto en comunicación y marketing, y Manuel de Juan, catedrático de Psicología de la UAM, explican que tratarán de conferirle rigor a la práctica de la influencia de moda, además de fortaleza psicológica y conocimientos de gestión financiera a las aspirantes a una profesión tremendamente exigente de la que, no lo olvidemos, viven muy, muy pocas fans de la moda. Por supuesto, la polémica saltó de inmediato: ¿Por qué la universidad, una instancia relacionada con la investigación y la ciencia, entra en el terreno de la influencia de moda? ¿No teme que se socave su reputación?
La discusión, sin embargo, tiene trampa. La moda, por ser una industria millonaria y por dominar fuertemente los deseos y sueños de muchísimas personas, acaba infiltrándose en todas partes, aunque es cierto que parece raro que una institución que se financia con dinero público tenga que acudir a según qué estrategias. En todo caso: ¿quién se acuerda hoy del rechazo que produjeron las primeras exposiciones de moda que entraron en los museos de arte contemporáneo? No dejemos de mencionar, sin embargo, que la moda ha revitalizado la cuenta de resultados de no pocos museos, ya sea a través de la venta de entradas o por el patrocinio de las marcas. Moraleja: mientras existan personas cuya felicidad dependa de producir, comprar, comunicar, llevar o vender moda, habrá quien haga negocio con la promesa de facilitar su entrada en ella.
Pero desviemos el foco de la universidad que vela por el conocimiento y pensemos en los alumnos: ¿de verdad necesitan desembolsar un buen dinero (no ha trascendido el precio, pero otros cursos similares en universidades privadas rondan los 3.000 euros) para aprender lo que la gran mayoría de influencers han adquirido con la práctica, observando a otras influencers? ¿No estamos ante un ejercicio más o menos profesional que se sustenta, sobre todo, en el seguimiento de las tendencias y las redes y en la prueba y el error? ¿Por qué pagar por saberes a los que puedes acceder en tu propia red de networking, preguntando a otras influencers y en una pedagogía colaborativa y libre, que ofrece más posibilidades de hallazgos creativos? ¿Justifica elaborar un plan de negocio hipotético la matrícula del curso? ¿Se puede aprender en cinco meses a obtener imágenes reconocibles al primer instante? ¿Por qué pagar por un criterio que, en las redes, se ofrece gratis y en forma de corazones o likes?
¿De verdad esos profesores van a poder enseñar algo nuevo a jóvenes que, si realmente están en las redes y en la moda como es lo natural, conocen perfectamente cada estrategia, agencia, marca y novedad porque esa información circula ya de hecho por las red? ¿Por qué no figura, sin embargo, ningún contenido relativo a la deontología y la ética personal, una cuestión que sí es esencialmente teórica? La verdad: estos cursos que llevan a un territorio institucional prácticas profesionales basadas en saberes que se construyen en la práctica parecen, más bien, una vía fácil de ingresos. Ningún certificado, ninguna exposición sobre planes de negocio o charla de estilista hará de nadie un influencer profesional. Eso solo lo logran muchas horas observando a las mejores, mucho amor por la moda y la fotografía, la suerte de poder desarrollar un estilo distintivo y centenares de post que, aunque pasen inadvertidos, sirven para que vaya saliendo a relucir lo que significa, para cada quien, la moda.
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20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
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