Teníamos que decirlo ya: Georgina Rodríguez es la emperadora de las botas mosqueteras a nivel global. La novia de Cristiano Ronaldo se ha vuelto a fotografiar en su trasiego de aviones privados luciendo el más difícil todavía: unas botas blancas hasta la rodilla, complicadísimas de combinar. Ella lo consigue con un estilismo magistral: leggings negros, cazadora vaquera y una miniatura de uno de los bolsos más deseados del mundo: el Birkin de Hermès.

Georgina Rodríguez o cómo sacarle partido a las botas mosquetero. / INSTAGRAM

Lo cierto es que llevamos todo el invierno contemplando cómo Georgina nos da una lección magistral de cómo llevar las botas más altas, esas que llegan a medio muslo y que requieren unas piernas kilométricas para sentar realmente bien. Esta opcción con vaqueros y cazadora acolchada podría resultar un poco choni si no fuera por las impresionantes hechuras de las botas de Balmain, con un tacón infinito, y el bolso, de Chanel.

Las botas más arriesgadas: de estampado de leopardo. / INSTAGRAM

Uno de los diseños de bota alta más arriesgados que ha lucido durante la última temporada ha sido el que va totalmente estampado con un "animal print" de leopardo. De nuevo juega a favor de Georgina Rodríguez su intuición de moda: las combina con un look totalmente negro, en el que solo destaca el gran cinturón que le ciñe la cintura, muy minimalista y sobrio.

Uno de los pocos excesos de Georgina Rodríguez: con medias de rejlla. / INSTAGRAM

Durante un vieja a Tailandia pudimos observar uno de los pocos momentos excesivos que le hemos visto a Georgina Rodríguez: la combinación de unas botas altas rojas con medias de rejilla. Por suerte las combinó con una gran sudadera XXL, que dotaba a todo el estilismo de cierto aire urbano propio del 'streetwear' del lujo en el que este tipo de ironías están más que permitidas.

El estilismo de cabecera de Georgina Rodríguez: jeans, botas y un Chanel. / INSTAGRAM

La hemos visto tantas veces con este estilismo, que ya podríamos decir que es su look más básico: vaqueros, botas altas negras, un top negro y su inseparable 2.55 de Chanel. La única pega que le ponemos a este último 'outfit' es el pelo y las gafas: nos gusta más cuando lo lleva recogido y las gafas de sol las preferimos un poco más clásicas. Por eso de evitar el efecto Ibiza, tan previsible.

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